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Aunque, generalmente, quien pregunta por el valor de una moneda se refiere a cuánto le pagarán por ella, en realidad cualquier moneda tiene tres valores diferentes e independientes entre sí: el económico, el histórico, y el sentimental.
Este concepto es algo a lo que ya he apuntado varias veces en ColeMone al desarrollar otras ideas e hipótesis y que el coleccionista medio siempre tiene presente de manera instintiva, pero nunca le había dedicado un artículo propio poniéndolo en negro sobre blanco y verde. Así que, hoy, remediemos eso.
Valor económico
El valor económico es la cantidad de dinero que una moneda cuesta en el mercado. En realidad, el valor económico son dos valores, el valor de compra y el valor de venta, que raramente suelen coincidir, siendo generalmente menor el de venta.
Este es el único valor que no lleva apellido. Como decía al principio, cuando leas la palabra «valor» en un texto relacionado con el coleccionismo numismático, hay altas probabilidades de que sea sinónimo de «coste» o «ganancia». Es, de calle, en el que más gente está interesado, y sobre el que surgen más bulos.
Ya que daré ejemplos del resto de tipos de valores más abajo, permíteme que de también uno de algo que todos tenemos claro: el Double Eagle estadounidense de 1933. Con sus casi 19 millones de dólares de precio de martillo, es la moneda mas cara del mundo vendida en subasta.
Valor histórico
El valor histórico de una moneda es aquel relacionado con las circunstancias concretas en las que se acuñó esa pieza y con la importancia de esas circunstancias concretas para la Historia de un territorio, de un país, o del mundo.
En otras palabras, una moneda tiene un valor histórico considerable cuando ha sido testigo y producto de un momento histórico importante.
Por ejemplo, una moneda a la que se le suele asignar un valor histórico enorme es el Áureo de los Idus de Marzo, acuñado en el año 42 aC poco después del asesinato de Julio César, y que también es una de las monedas más valiosas del mundo.
Pero una moneda no tiene porque tener un valor económico en los cientos, miles, o millones de euros para tener un grandísimo valor histórico. Por ejemplo, cualquier moneda de la Alemania Nazi es testigo directo de los momentos más importantes de la historia del siglo XX, y las hay que se pueden comprar por 2 o 3 euros.
O la moneda de 50 céntimos de 1949 *51 con Flechas Invertidas, que es producto directo de las maniobras diplomáticas de la dictadura franquista para reincorporarse a la comunidad internacional, y que se puede comprar por 20 euros o menos en calidades altas.
Valor sentimental
El valor sentimental es aquel que tiene cualquier moneda que te trae un recuerdo a la memoria. Es un valor personal e intrasferible, que depende únicamente que de la persona que la tenga en la mano.
Por ejemplo, la dos monedas más importantes de mi colección son dos piezas de 100 pesetas de 1966 en una conservación bastante normalilla, una con estrella *66 y otra con estrella *67.
Son monedas que no tienen unos valores económico o histórico especialmente altos. Pero son las más importantes porque fueron un regalo de mi madre cuando empecé a coleccionar monedas allá cuando yo era un preadolescente. Ella misma las había guardado cuando salieron, y luego me las regaló a mi.
A día de hoy, han pasado por mis manos ejemplares en mucha mejor condición. Pero en el álbum están esas dos, y aunque algún día deje de coleccionar monedas y venda la colección, nunca dejarán mis manos.
Pero el valor sentimental no tiene porque estar atado a una persona. Puede ser cualquier tipo de recuerdo, como, por ejemplo, una moneda que te supuso un esfuerzo enorme encontrar, o la primera moneda que has comprado en tu vida de coleccionista. Hay tantos motivos como personas.
Por otro lado, hay casos en los que la moneda que alcanza los dos primeros parámetros se vuelve famosa, por ejemplo, los 2 euros de Mónaco 2007 dedicados a la Grace Kelly, o los cincuentines españoles del siglo XVII.
Y en esos casos, quien adquiere la moneda suele terminar por adjudicarle también un valor sentimental originado, sobre todo, en el esfuerzo que supone ahorrar para ella y la satisfacción de haber conseguido un objetivo autoimpuesto para su colección.
La moneda perfecta
Si seguimos por esta avenida de razonamiento, terminaremos por llegar al monumento a la moneda perfecta: aquella que tiene un alto valor económico, un alto valor histórico, y un alto valor sentimental.
Cuál es esa exactamente, te dejo decidirlo a ti (¡pero dímelo en un comentario!)
Hola, siempre me ha sorprendido lo que pagan algunos ricos por algunas monedas, como el Morgan que mencionas, y sin embargo hay para mí, monedas muy superiores a ésas, como los áureos o nuestros escudos del Imperio español, pero son los caprichos de los ricos.
Bueno, muchos de esos ricos son estadounidenses, y mucha gente tiende a coleccionar lo de su tierra.
Para mi no es la mejor moneda, sino el grupo de las mejores monedas, empecé a coleccionar la peseta (Casi en broma) sobre los años 60 para conseguirlas todas desde el año en que nací (1950), con mas o menos calidad, las he conseguido todas las de 1 pta. que se han emitido, sin comprar ninguna, hasta la última edición. incluso anteriores al año 50, ahora, si consigo por intercambio alguna que este mejor que la que tengo, pues la intercambio.
Gracias por tus artículos.
Salud.
Jordi Boada.
Muy interesante, Jordi, mucho ánimo con la colección. Un saludo, y gracias a ti por leerme!