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El Auto Dollar de 1928 acuñado en la provincia china de Kweichow (actual provincia de Guizhou) no sólo es una de las monedas más icónicas de la numismática mundial del siglo XX y la primera y única moneda con un coche durante más de 50 años, sino que, además, tiene una de las historias más inverosímiles que pueda haber detrás de una moneda: incluye carreteras a ninguna parte, premoniciones letales, emboscadas y huevos de pascua.
Antes de contar la historia de esta moneda, hay que decir que, a pesar de su enorme popularidad a nivel mundial, la mayoría de la información disponible está basada en conjeturas y en una adaptación numismática del juego del teléfono estropeado, y no se ha hecho mucha investigación científico-académica sobre ella. Muy probablemente, una de las únicas excepciones sea el artículo Zhou Xicheng’s “Guizhou Auto Dollar”: Commemorating the Building of Roads for Famine Relief, de Paul Bevan. Estas líneas que vas a leer se basan en gran medida en él.
La provincia más pobre de China
En 1912, la Dinastía Qing había sido derrocada en una revolución, y con ella, el Imperio de China. Los revolucionarios establecieron la República de China, y a la cabeza del nuevo sistema estaba el llamado Gobierno de Beiyang, que no es más que un nombre colectivo para designar a los diferentes regímenes que intentaron alzarse con el poder en China entre ese año y 1928, cuando el Kuomintang de Chiang Kai-shek logró controlar Nanjing, en aquel entonces la capital del país, y establecer una dictadura nacionalista.
Los años inmediatamente posteriores a una revolución siempre son turbulentos, y como te puedes imaginar, esos años entre 1912 y 1928 no fueron una excepción. En medio de todo ese caos y ayudados por la falta de un poder central fuerte, a partir de 1926 comenzó la Era de los Señores de la Guerra, en la que surgieron multitud de camarillas militares que controlaban ciertas partes del territorio chino de manera autónoma, y, por si fuera poco, en 1927, el Partido Comunista de Mao Zedong lanzó una insurreción que daba inicio a una guerra civil que duraría hasta 1949.
En la provincia de Kweichou, situada en el centro de China y hoy conocida como Guizhou, un señor de la guerra llamado Zhou Xicheng se hacía con el poder en 1927. Guizhou era uno de esos territorios montañosos que destacaba por la magnitud de su pobreza dentro de una China que ya era pobre de por sí. Y si aún hoy en día es una zona de relativamente difícil acceso, imagínate en los años 20, cuando no había absolutamente ninguna carretera ni línea ferroviaria.
Ésta es la Provincia de Guizhou:
Zhou Xicheng y su gusto por las cosas finas
Cuando Zhou Xicheng llegó oficialmente al poder en Guizhou en 1927 (aunque ya llevaba ejerciéndolo de manera efectiva desde el año anterior), la provincia se encontraba prácticamente en un estado de anarquía y dominada por bandas de ladrones y bandidos. Él lo sabía mejor que nadie, ya que había sido jefe de una de esas bandas antes de convertirse en líder militar.
Además, su personalidad tenía una combinación explosiva: era un señor tremendamente inteligente, pero despiadado y sin ningún tipo de escrúpulos morales. Y esa mezcla le permitió reestablecer la ley y el orden en la provincia en sólo dos años.
Pero también era un tipo al que le gustaban las cosas finas y lujosas, y además, parecía tener una fijación con la cultura estadounidense.
Para muestra, un botón: en 1927, muy poco después de llegar al poder provincial, Zhou decidió comprarse un coche. Sería el primer coche de una provincia sin carreteras. Optó por un auto estadounidense de 7 puertas cuya marca y modelo a día de hoy no han sido identificados. Según Bevan, que cita periódicos chinos de la épica, Zhou importó el vehículo a China, y una vez que llegó a las fronteras de Guizhou, ordenó desmontarlo y trasladar las piezas a su residencia en literas de bambú cargadas por porteadores a pie, en un viaje que duró 50 días.
Recuerda este coche, porque va a ser importantísimo para el resto de esta historia.
Guizhou no tenía carreteras, pero viene Zhou ¿al rescate?
Zhou llegó a la conclusión de que la mejor manera de perpetuarse en el poder era desarrollar económicamente la provincia a través de la construcción y la educación, y, a la vez, hacer los mayores esfuerzos posibles por no despertar la ira del Kuomintang, que ya desde 1926, antes de establecerse en Nanjing, estaba intentando terminar con el poder de los señores de la guerra.
Y precisamente, el Kuomintang estaba embarcándose en un programa de modernización del transporte por tierra en China en colaboración con la Asociación Nacional de Carreteras Buenas de China (de verdad, ese es el nombre), que hoy se podría considerar como una ONG y que estaba fuertemente inspirada por el Movimiento de Buenas Carreteras americano. El razonamiento era que, con carreteras, se podría llevar comida a una población fuertemente asolada por la hambruna rampante que había en el país.
Así que, en 1926, Zhou comenzó varios proyectos de construcción en Guizhou, y especialmente en su capital, Guiyang. Y el proyecto estrella sería la construcción de la primera carretera de la provincia.
La idea era un win-win-win: Guizhou se modernizaba, el Kuomintang quedaba contento porque el proyecto estaba alineado con sus objetivos, y Zhou enriquecía su poder y su prestigio personal, entraba en la historia de la provincia, y tenía un lugar para jugar con su coche nuevo.
La primera carretera de Guizhou
Para encabezar el proyecto, Zhou trajo a un ingeniero americano llamado Oliver Julian «O.J.» Todd (que, como curiosidad, también era coleccionista de espejos de bronce chinos). Todd pertenecía a la Comisión Internacional para el Alivio de la Hambruna en China, y era un colaborador estrecho con el Movimiento de Buenas Carreteras. Además, segun Bevan, tenía unas credenciales insuperables: había supervisado la construcción de casi 5.000 kilómetros de carretera en China, amén de varios proyectos para el control de inundaciones provocadas por los ríos del país.
Bevan reproduce un extracto del libro autobiográfico de Todd, publicado en 1939 y titulado Two Decades In China, donde describe el recibimiento que Zhou le dió al llegar a Guaizhou, y que traduzco a continuación:
«[Todd fue saludado por] el gobernador y por todos sus consejeros a las afueras de la ciudad, en el primer automóbil que había sido traído a la provincia. El gobernador apareció en un uniforme blanco con una espada con ornamentos de oro. Su ejército local al completo, de 10.000 hombres, estaba en posición de firmes. Los oficiales estaban saludando. Ningún potentado de visita podría haber sido honrado más altamente.»
Ademas, en el recibimiento había una banda militar al estilo americano, un concepto completamente novedoso en China, y cuyo director había estudiado en Estados Unidos por orden del propio Zhou.
La construcción de la carretera, que acabaría siendo bautizada con el lacónico nombre de «Autovía Provincial de Guizhou», duró dos años. Según Bevan citando a Todd, la mano de obra no fue un problema: Zhou ordenó que se repartieran los kilómetros de carretera equitativamente entre los 50.000 hombres que vivían en ese momento en la provincia, y que éstos la construyeran por las mañanas antes de comenzar con sus labores diarias.
Sin embargo, la carretera tenía un gran problema: no iba a ninguna parte. Salía de la ciudad de Guiyang en dirección noroeste, pero no conectaba con ninguna otra calzada en el país.
Eso no fue óbice para que Zhou Xicheng decidiera que los festejos por su inauguración fueran tan ostentosos como fuera humanamente posible. Y también ordenó que se acuñara una moneda conmemorativa, que acabaría siendo un augurio de su perdición.
Una moneda con sorpresa
Tradicionalmente, las monedas chinas desde finales siglo XIX incluyen símbolos dinásticos o patrióticos, como dragones mitológicos. Cada provincia acuñaba las suyas, pero las medidas estaban estandarizadas para toda China, y las monedas de cualquier territorio circulaban por todo el país.
Sin embargo, los señores de la guerra chinos comenzaron a poner sus caras en ellas como representación del poder que tenían. Y ésto era algo que el Kuomintang odiaba profundamente y perseguía con ansia, ya que era un desafío simbólico, pero meridianamente claro, a su dominio sobre el territorio del país.
Zhou, que se encargó personalmente del diseño de la moneda conmemorativa, decidió que en una cara de la pieza iba a aparecer su coche en la flamante carretera, y en la otra, su retrato. Sus asesores no mostraron mucho entusiasmo por que pusiera su cara ya que no querían incurrir en la ira del Partido, y tras mucho insistir, el Gobernador acabó por conceder y sustituírlo por las leyendas «Moneda de Plata de Guizhou» en el centro rodeando a un motivo floral, «República de China Año 17» en la parte superior, y el valor facial, «Un Yuan», en la parte inferior.
El coche se mantuvo, y aparece circulando por la carretera sobre un campo de hierba, rodeado por las leyendas «Acuñado por el Gobierno Provincial de Guizhou» arriba, y abajo, el peso en plata en unidades tradicionales asiáticas, «7 Mace y 2 Candareens» (27,6 gramos, 1 mace pesa 3,78 gramos y se divide en 10 candareens).
Y aunque Zhou renunció a poner su cara, no renunció a poner su nombre en ella, en uno de los pocos huevos de pascua numismáticos que hay.
Si te fijas bien en la hierba que aparece en la moneda, hay zonas en la que la disposición es extraña. Y esa disposición tiene que ver con el ego del gobernador. Si giras la moneda 90 grados, con el capó del coche mirando hacia arriba, la hierba forma dos caracteres chinos: xi (西) y cheng (成), el nombre de Zhou.
Se acuñaron unas 648.000 piezas. ¿Dónde? Ese es el gran misterio de ésta moneda. No se sabe si Guizhou tenía una fábrica de moneda. Hay tres teorías. La primera dice que su acuñación se externalizó a la ceca de Sichuan, basada en los adornos florales que separan las leyendas.
La segunda y la tercera, coinciden en donde, y ambas dicen que fue en la propia capital de Guizhou, ya que, como parte del programa de modernización de la provincia, Zhou ordenó la construcción de una casa de la moneda en el arsenal de la ciudad.
Sin embargo, difieren en cómo se consiguió la maquinaria para esa casa de la moneda. Una teoría dice que, directamente, Zhou ordenó a sus soldados robarla de Sichuan y traerla a Guizhou. La otra, que es la que defiende Bevan, cree que Sichuan mandó voluntariamente a expertos a Guizhou para asesorar en su construcción.
El tamaño de la moneda iba a ser el mayor posible que circulara en China, el de 7 Mace y 2 Candareens, de 27,6 gramos de peso y 39 milímetros de diámetro. Estaba basado en la moneda de 8 reales española, o dólar español, que aún siglos después de su sustitución como moneda global seguía teniendo una influencia enorme en las acuñaciones chinas.
La muerte de Zhou
Hoy en día, China todavía es un país supersticioso. Y si hoy lo es, puedes imaginarte cuán supersticioso era entonces. Los pitonisos y adivinos formaban parte hasta del sistema de gobierno.
Cuenta Bevan que cuando algunos adivinos vieron el nombre de Zhou debajo del coche, inmediatamente predijeron que la moneda iba a causar la muerte de gobernador. En concreto, en un escenario relacionado con su automóbil. Zhou hizo caso omiso de las advertencias, pero no porque no creyera en supersticiones, sino porque esas supersticiones no venían de la rama en la que él creía.
En 1929, Zhou finalmente se cambió de bando, y pasó a desafiar al Kuomintang en vez de intentar aplacarlo. El Partido inmediatamente mandó tropas a desalojarlo del poder, y se enfrentaron en batalla el 22 de mayo de ese año. Zhou se presentó en su coche a comandar a sus soldados. Sería la última vez que se montaría en él.
Una vez más, mi querido Bevan relata que, en medio de la contienda, Zhou aceleró y, no se sabe si a propósito o sin querer, dejó a sus tropas detrás, quedándose sólo en la vanguardia del ataque. En el campo de batalla había un pantano repleto de juncos, y el coche se quedó atrapado allí, hundiéndose lentamente, mientras sus enemigos lo rodeaban impidiendo su escape. Acabaría muriendo ahogado.
Hay otra versión de los hechos, mucho más embellecida, que dice que no fue una batalla, sino que cuando Zhou conducía con sus tropas por la famosa carretera, una vez más, se separó de sus soldados, y fue emboscado por las tropas de un señor de la guerra rival, que lo asesinaron, dejando su cadáver en la hierba, justo al lado del coche. Hubiera sido poético, pero desgraciadamente, es una leyenda.
Sea como fuere, la premonición se había cumplido.
El valor de un Auto Dollar de 1928
El Auto Dollar de 1928 fue un auténtico éxito con los coleccionistas de monedas casi desde el momento en que emitió. Era la primera moneda con un coche, así que apelaba tanto a los aficionados al motor como a los numismáticos. Y aunque circularon bastante, ya en 1933 eran bastante escasas.
Es más, si me investigación no me falla, no hubo otra moneda con un coche hasta que la Isla de Man emitió una de 50 peniques en 1983.
Sea como fuere, entre la historia que tiene, su motivo, y el hecho de que es casi imposible encontrar una sin circular, los Auto Dollar son monedas bastante caras y codiciadas.
Un Auto Dollar de 1928 en un estado de conservación bastante regulero puede valer unos 5.000 euros, en uno medio unos 10.000, y las mejores piezas pueden pasar de los 100.000, como ésta que se subastó en 2019 por 132.000 dólares, unos 108.000 euros. Con esos precios, como te puedes imaginar, hay muchísimas falsificaciones.
Muy buena historia…no conocia esta moneda…y aun mas sorprendente el precio que alcanza.
Saludos
Me alegro de que la disfrutaras! La verdad es que, por alguna razón, es una moneda bastante desconocida en países hispanohablantes.
Wow me sorprende, y eso que limpiando mi casa encontré esta moneda, como le podré hacer para venderla? jaja
Bueno, cuidado con ella porque hay muchas falsificaciones. Yo la llevaría a una tienda numismática en tu ciudad.