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La moneda de 2 krooni de 1930 de Estonia parece, a primera vista, una moneda bastante normalita. Aunque bonito, no es un diseño especialmente llamativo. Pero realmente es una moneda muy interesante por una razón: además de la historia que la rodea, es el ejemplo perfecto de propaganda numismática.
Así que hoy, vamos a echarle un ojo a cómo y de qué hace propaganda exactamente. Y para ello, tenemos que sumergirnos en la simbología política de Estonia y en su guerra de la independencia, en la que llegó a invadir Rusia.
Por cierto, este artículo surge de un comentario que me dejaron en mi Instagram. Si me queréis proponer algún tema, allí es un buen sitio.
La importancia de Toompea en la cultura política de Estonia
En Tallin, Estonia, hay una colina en medio de la ciudad vieja llamada Toompea. En esa colina hay un castillo, y el castillo tiene una torre llamada «Pikk Hermann», «Hermann el Alto». En lo alto de esa torre, hay una bandera. Y dice la sabiduría popular estonia que, quien pone su bandera en la torre, controla Estonia.
Hoy, la importancia de Toompea en la cultura política de Estonia radica en su papel como sede del poder legislativo del país y en su conexión con la historia y la identidad estonia.
En la Edad Media, el castillo de Toompea era la residencia del gobernador danés de Estonia. Durante la era soviética, el castillo fue utilizado por el gobierno de la Unión Soviética como sede del Consejo de Ministros de la República Socialista Sovética de Estonia.
A la vez, Toompea se convirtió en un símbolo de la independencia y la resistencia de Estonia. Durante la ocupación soviética, se celebraron manifestaciones pacíficas en Toompea para protestar contra el régimen comunista, y con la restauración de la independencia de Estonia en 1991, el castillo se convirtió en la sede del Riigikogu, el parlamento de Estonia.
Y para entender el porqué los estonios decidieron poner a Toompea en la moneda de 2 krooni, tenemos que saber cómo consiguieron poner por fin la bandera azul, negra y blanca en lo alto de la Torre. Echémosle un ojo a una de las campañas militares más brillantes e infravaloradas de la historia: la guerra de independencia de Estonia.
La independencia de Estonia fue un lío tremendo
El triunfo de la Revolución Rusa en 1917 puso fin a la participación del imperio zarista en la Primera Guerra Mundial. La firma del Tratado de Brest-Litovsk entre la Rusia soviética y Alemania concedió a esta última amplias zonas de ocupación en el Este de Europa. Entre ellas, Estonia.
Sin embargo, en el brevísimo intervalo de tiempo -alrededor de una semana- que pasó entre la retirada del Ejército Rojo y la llegada de las tropas germanas, Estonia formó un Comité de Salvación Nacional, un Gobierno Provisional, y proclamó su independencia el 24 de febrero de 1918. Al día siguiente de la proclamación, el ejército alemán entró en Tallinn, la capital, y puso fin a la aventura.
Pero las cosas tampoco estaban muy bien en Alemania. El esfuerzo de guerra se estaba demostrando demasiado para el país, y no tardaría mucho más en negociar su armisticio en la Primera Guerra Mundial. El 11 del 11 de 1918 a las 11 de la mañana termina la guerra. Por orden de la Entente, los ganadores del conflicto, los soldados alemanes reciben la orden de no volver a casa y de seguir ocupando todo el territorio ganado a Rusia.
Sin embargo, los estonios, cabezones como ellos sólos, reestablecen el Gobierno Provisional y llaman a voluntarios para formar un Ejército. Además, consiguen que la nueva República de Weimar firme un Acuerdo de Transferencia del poder político en Riga el 19 de noviembre.
La Guerra de Independencia de Estonia
Mientras Alemania colapsaba, el gobierno soviético -que estaba en medio de una guerra civil contra el Ejercito Blanco- no se quedó con los brazos cruzados. Como respuesta al armisticio, el 17 de noviembre 1918 el Alto Mando del Ejército Rojo daba la orden de iniciar una ofensiva a lo largo de un frente que iba desde el Golfo de Finlandia hasta el Mar Negro. El objetivo era reocupar todo el territorio perdido en el Tratado de Brest-Litovsk.
En la pequeña nación báltica, el 22 de noviembre comienza una movilización general que da como resultado el establecimiento de las Fuerzas de Defensa de Estonia. Y, mientras tanto, el legendario político estonio Konstantin Päts, a la postre primer Primer Ministro del país, vuelve a Tallinn después de ser liberado de una cárcel alemana.
Ese mismo día 22, la Sexta División de Rifleros del Ejército Rojo ataca la ciudad fronteriza de Narva, pero aún quedaban un número de divisiones germanas en la ciudad, que lograron repeler la ofensiva. Sin embargo, su presencia en el Báltico no duró mucho. Ante la captura soviética de la ciudad de Pskov -muy cercana a la frontera con Estonia- y la amenaza que esto suponía para las líneas de retirada teutonas, se les dió la orden de que volvieran a casa.
Estonia se quedaba sóla. El 28, el Ejército Rojo volvió a intentar entrar en Narva. Esta vez lo consiguieron. A final de año, 12.000 invasores rusos estaban a 40 kilómetros de Tallin y controlaban, aproximadamente, dos tercios del territorio del país. La derrota parecía inminente.
Estonia da la sorpresa
Visto el panorama, el Gobierno Provisional estonio se da cuenta de que más le vale hacer algo, y rápido.
La primera acción es movilizar a la población para una guerra total. En un mes, 11.000 estonios se presentan voluntariamente a filas.
La segunda es conseguir apoyo internacional, cosa que consiguieron. La Royal Navy británica envío una flotilla que se hizo inmediatamente dueña de la costa báltica, Finlandia envió armas, munición, y 2.000 voluntarios, y Estados Unidos mandó ayuda humanitaria.
Finalmente, la tercera gran medida es construír en Tallinn tres trenes blindados, que serían providenciales para el curso de la guerra.
Sorprendentemente, estas actuaciones tienen efecto. El 5 de enero por fin son capaces de parar la ofensiva soviética, y el 7, las Fuerzas de Defensa inician su contraataque en dos frentes, el Frente Viru en el norte, y el Frente Sur. El 9 liberan la ciudad de Tapa, cerrando así definitivamente el paso del Ejército Rojo hacia la capital estonia.
Pero lo mejor estaba por venir: el día 17, va Estonia y le monta a Rusia un desembarco anfibio en su retaguardia.
En esa fecha, 9 barcos de la pequeñísima y anticuada marina estonia -y estamos hablando de 1 acorazado y 8 dragaminas, patrulleras y remocaldores- se las arreglan para desembarcar en la playa de Utria 1.900 soldados, en su mayoría marines estonios y voluntarios fineses. Utria está a tiro de piedra de Narva.
La Batalla de Utria fue dura, pero al final del día los marines estonios habían conseguido establecer una cabeza de playa. El Lembit, el único acorazado estonio, partió inmediatamente a bombardear Narva. Los soldados bálticos hicieron lo mismo, pero por tierra. El día 19 la ciudad fronteriza había caído, cortando por completo la retirada de las tropas soviéticas en el norte del país.
Habiendo roto a Rusia en el Frente Viru, fue hora de activar el Frente Sur. Allí esperaban las tropas del regimiento de Rifleros Letones, uno de los más ideológicamente activos de las fuerzas soviéticas y, que además, también estaba librando al mismo tiempo la Guerra de Independencia de Letonia.
Sin lugar a dudas, la plaza más importante a nivel estratégico en el sur de Estonia en aquel momento era el pequeño pueblo de Valga. Allí estaba situado un nudo de ferrocarril que servía de única conexión ferroviaria con Riga, y que, por tanto, era la única línea de suministros que el Ejército Rojo tenía con el norte de Letonia. Por tanto, su defensa era indispensable para los planes soviéticos en toda la región báltica.
El avance del ejército estonio fue desafiado por las tropas rusas en una pequeña aldea a unos kilómetros de Valga, llamada Paju, el 31 de enero. La batalla fue brutal para ambos bandos, la más sangrienta en toda la guerra. Finalmente, los estonios salieron victoriosos, y al día siguiente liberaron Valga.
Los rusos estaban fuera del país. Y Estonia había sido el primero de los Bálticos en echarlos.
Cambio de papeles: Estonia, país invasor
Los rusos estaban fuera, pero el peligro no había desaparecido. El Ejército Rojo aún estaba enfrente de Narva, del otro lado de la frontera; y seguía conquistando territorio en Letonia. De hecho, Riga acababa de caer ante las tropas soviéticas.
El Estado Mayor del Ejército Estonio, presionado por las tenues circunstancias estratégicas, por la Entente, y por elementos del Ejército Blanco ruso, decidió aplicar la vieja máxima de que la mejor defensa es un buen ataque.
Así que Estonia invadió Letonia y Rusia. Al mismo tiempo.
Los objetivos declarados eran primero, la liberación de Riga y, después, la conquista de Petrogrado (actual San Petersburgo) en colaboración con el Ejército Blanco. Ambas ciudades tenían -y aún tienen- más población ellas solas que Estonia entera.
La invasión de Rusia
El 13 de mayo, las tropas de Estonia y del Ejército Blanco ruso cruzaban el Río Narva y entraban en Rusia para sorpresa de los soldados soviéticos, que vieron como una de sus divisiones era enteramente destruída en el ataque. Y para regocijo de los propios estonios, tras esa batalla inicial, el camino a Petrogrado, hoy San Petersburgo, estaba libre. Avanzaron, parándose a las afueras de la ciudad a preparar el asalto a la antigua capital imperial.
Al ver el éxito en el norte, Estonia decide lanzar un segundo eje de ataque en el sur, esta vez ellos solos, que se detiene al conquistar la rusa Pskov el 25 de mayo.
El 23 de septiembre, el Ejército Blanco, con el apoyo operacional de 40.000 soldados del ejército estonio, lanzó su ofensiva para la conquista de Petrogrado. Parecía que iba por buen camino, pero el contraataque sovético provocó la retirada hacia las líneas iniciales y operación fracasó en su objetivo final. Estonia, sin embargo, quedó contenta, porque le sirvió para establecer un buffer de territorio entre su frontera y Rusia.
La invasión de Letonia
En Letonia, la situación era aún más complicada. Ya la conté en profundidad cuando hablé de las monedas de Letonia de 1922, pero te hago un pequeño resumen para que te situes.
Cuando Alemania cayó, los letones también establecieron un gobierno provisional, pero el estado de sus fuerzas militares al inicio de la guerra con los soviéticos era aún peor que el de Estonia.
Así que pidieron ayuda a Alemania, que mandó a las Freikorps. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. La República de Weimar tenía un objetivo ulterior: proteger a los Alemanes Bálticos, que eran alemanes étnicos asentados en el Báltico desde la Cruzada de Livonia, ponerlos en el poder, y, eventualmente, dejar al país bajo su esfera de influencia.
Imaginaos la sorpresa del gobierno letón cuando, de repente, ven que el ejército combinado de las Freikorps y el Baltische Landeswehr de los alemanes del Báltico avanzan hacia Riga, que capturan el 23 de mayo- e instalan a su propio ejecutivo, provocando que el gobierno original letón tuviera que escapar de la capital y pedirle ayuda a Estonia.
Y Estonia acabó invadiendo el norte de Letonia, que ya estaba bajo control de los alemanes, en lo que se conoce como la Guerra del Landeswehr. Y avanzaron hasta el centro del país, donde fueron avistados por las divisiones de reconocimiento germanas.
Así que el ejército estonio junto con elementos letones se enfrentó a los alemanes entre el 19 y 23 de junio de 1918, en un pequeño pueblo en el centro de Letonia llamado Cesis. Esta batalla fue dura, pero también decisiva para el final de ambas guerras de independencia. Se saldó con una victoria estonio-letona, que permitió a sus tropas avanzar hacia las afueras de Riga. Con todo perdido, los alemanes firmaron la paz y se instaló un Gobierno democrático en el país letón.
Hoy en día, el 24 de junio es celebrado en Estonia como el Día de la Victoria.
¡Paz!
Viendo Petrogrado peligrar y con la guerra civil rusa en pleno apogeo, los soviéticos se vieron en la necesidad de tener que cerrar algunos frentes. Así que ya desde agosto de 1919 hicieron ciertas aperturas para lograr una paz con Estonia. De hecho, incluso se había acordado una tregua que comenzara el 23 de noviembre, pero la ofensiva contra la antigua capital zarista la tiró por tierra.
A principios de diciembre, Rusia empezó a amasar efectivos -unos 100.000- en la frontera de Estonia, recuperando todo el territorio que había ganado el país báltico durante su invasión y presionándolo a sentarse en la mesa de negociaciones.
Y funcionó. El 4 de diciembre de 1919, Jan Poska por Estonia y Adolf Joffe por Rusia se sentaron en un edificio de Tartu y empezaron a negociar un alto el fuego, que entró en efecto el 3 de enero de 1920.
El hecho de que la tregua tardara un mes en ser negociada da una idea de lo duras que fueron las negociaciones. Ambas partes tenían demandas muy diferentes, y, en principio, incompatibles. Pero, finalmente, lo consiguieron. Y, eventualmente, también consiguieron llegar a un acuerdo para la paz, firmado el 2 de febrero de 1920. Este acuerdo se conoce como el Tratado de Paz de Tartu.
La Paz de Tartu incluía el reconocimiento de la independencia estona y de sus fronteras. Además, establecía que Estonia no era responsable de ninguna deuda económica rusa contraída antes de la independencia, que Rusia tendría que pagar 15 millones de rublos de oro, a devolver las colecciones de la Universidad de Tartu que habían trasladadas a la ciudad de Voronezh (punto que no ha sido cumplido hasta hoy), y a otorgar una concesión a Estonia de 1 millón de hectáreas de bosques para su explotación económica. A cambio, Estonia permitiría a Rusia construír un puerto libre en Tallin y un ferrocarril de Moscú a la frontera estonia.
La importancia del Tratado de Paz de Tartu para Estonia es obvia: fue el reconocimiento ruso, y a la postre, mundial, de su existencia como país independiente. Está considerado como el documento fundacional del Estado moderno de Estonia.
Pero también fue importante para la Rusia soviética. Fue el primer tratado de paz firmado por el gobierno rojo, demostrando así que había un posibilidad de llegar a acuerdos en otros teatros de operaciones.
El acuerdo estuvo en vigor hasta 1940, cuando Estonia fue invadida y ocupada de nuevo como consecuencia de los protocolos secretos del Pacto Ribbentrop-Molotov.
Además, tras la caída de la Unión Soviética en 1991, el gobierno estonio en el exilio invocó este tratado como base legal para declarar de nuevo la independencia. Argumentó que la existencia continuada de un órgano ejecutivo estonio y de este acuerdo demostraba que, realmente, lo que se hizo en 1991 no era declarar la independencia, sino proclamar el fin de la ocupación soviética.
La corona, segunda moneda de Estonia
La primera moneda tras la independencia de Estonia en 1918 fue el marco estonio, con un tipo de cambio fijado de 1 marco estonio por 8 marcos alemanes. Pero tras el final de la Primera Guerra Mundial, Alemania entró en una espiral de hiperinflación.
La subida de precios germana afectó indirecta, pero severamente a Estonia. Se intentó poner remedio a la situación con parches aquí y allá, pero la solución no pudo ser otra que introducir una nueva moneda nueva: la corona.
Así, en 1924, la corona se convertía en la unidad de cuenta, y el 1 de septiembre de 1928, los primeros billetes salían a la calle. Hubo que esperar a 1929 para ver monedas en circulación.
La corona funcionó: la economía estonia se estabilizó y la confianza en el sector financiero y económico del país creció tanto a nivel local como internacional. Y duraría hasta la ocupación rusa de 1940, con la última moneda, la de 1 céntimo de 1939, siendo emitida 4 días después de la fundación de la República Socialista Soviética de Estonia.
La importancia de poner a Toompea en los 2 krooni de 1930
Litralmente, la segunda moneda de corona estonia emitida fueron las 2 coronas de 1930 con la Fortaleza de Toompea. Si has leído hasta aquí, ya te habrás imaginado cuál es el valor propagandístico de esta moneda, pero, por si acaso, vamos a ponerlo en negro sobre blanco.
Los 2 krooni de 1930 están hechos de 12 gramos de plata .500 con un diámetro de 30 milímetros. Era la primera moneda de plata de la Estonia independiente, y la más grande hasta el momento. Y se emitieron 1.277.459 unidades.
En aquel momento, la población estonia era de, aproximadamente, 1.120.000 personas. Eso significa que se emitió más de una moneda por persona, un ratio altísimo para cualquier moneda que circule. Y, con ello, queda cubierto uno de los ámbitos necesarios para que la propaganda funcione: la distribución.
El otro ámbito necesario es el propio diseño del mensaje. Y al poner el castillo de Toompea, sede física y simbólica del poder político en Estonia, combinado con el escudo de armas del estado, se está anunciando que, después de tanta bandera extranjera en el castillo, ahora está, por fin, la bandera de Estonia. O, dicho de otra manera, que Estonia es por fin de los estonios.
Salvando las distancias, imagínate que Francia invade España, y en la segunda moneda que emiten, y la más acuñada, aparece la Moncloa con el escudo de armas de Francia. El mensaje queda bastante claro, ¿no?. Pues eso es lo que hizo Estonia con Toompea.
2 krooni de 1930: Valor
Con semejante tirada, como te podrás imaginar, conseguir una de estas monedas en conservaciones medias no es nada difícil, y cuesta unos 20 euros.
El gran problema de esta moneda está en ir a las conservaciones más altas, y viene por la calidad de acuñación general de estas piezas, que es, sinceramente, bastante mala.
Si una moneda en calidad Sin Circular puede estar alrededor de los 40 ó 50 euros, los ejemplares mejor acuñados, en los que se ven todos los detalles de la torre más alta, como las paredes, pueden irse a los 200 pavos.
Francisco
Que articulo tan interesante y completo, la moneda en cuestion no la conocia, y si puedo, es candidata para mi coleccion.
Es de destacar el valor y la capacidad del pueblo de Estonia para defender su libertad y su tierra.
Por otro lado es increible como en esos momentos clave de la historia las cosas podrian haber derivado en un presente muy distinto, ya lo realmente ocurrido en si es fascinante, lo que podria haber sido ni hablar.
Saludos
Gustavo,
¡Me alegro mucho de que te haya gustado! Pues sí, toda la razón, muchas veces no nos damos cuenta de que los pequeños detalles son los que marcan cómo se van a desarrollar las cosas, pero nuestras vidas están completamente por los que han pasado, pasan, y pasarán.
Un saludo!