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El pasado 15 de junio, la casa Soler y Llach puso a subasta una moneda que dejó boquiabiertos a todos aquellos que estamos interesados en la numismática franquista: una prueba en oro de los 50 céntimos de 1949 *51 con Flechas Invertidas. Al verla, hablé de ella en nuestro Miniblog en Telegram y en nuestro Facebook. Pero, para mi sorpresa, algunos cuestionaron su autenticidad, incluso asegurando que debía provenir de la estafa que tuvo lugar en la FNMT a principios de los años 80 del siglo pasado.
Quizá sepas que los 50 Céntimos de 1949 *19-51 «Flechas Invertidas» es una moneda que me tiene obsesionado, así que no puedo evitar explorar esta pieza en profundidad, y ver si realmente pudo salir de esa estafa.
Y ya te digo que la respuesta es que no, es imposible que haya salido de ahí.
Para ver cómo he llegado a esa conclusión, primero tendrás que acompañarme en una pequeña investigación sobre cómo se llevó a cabo esa estafa, y después habría que comparar lo que sabemos de ella con lo que sabemos de esta moneda.
Empecemos.
La estafa en la FNMT en los 80: una línea temporal
La historia de la estafa que tuvo lugar en las instalaciones de la FNMT en los 80 es una de esas que se ha convertido a la vez en leyenda entre los coleccionistas y en chivo expiatorio estándar para todas las monedas cuya existencia es difícil de comprender.
Y todo esto, a pesar de que, ya hace unos años, Adolfo Ruiz Calleja tiró de hemeroteca para intentar establecer una línea temporal de este episodio tan desagradable. Mi reconstrucción de los hechos va a estar basada en gran parte en su investigación, pero corrigiendo, puntualizando y ampliando algunos detallitos.
Aparecen cosas raras en los mercadillos
En algún momento entre 1978 y 1979, los coleccionistas que se pasaban por el mercadillo de monedas del domingo de Madrid y de Barcelona empezaron a ver que algunas mesas tenían monedas de Juan Carlos I con errores raros.
Algunas aparecían acuñadas en metales preciosos, como el oro o la plata:
Otras aparecían acuñadas en cospeles en blanco que estaban destinados a otras monedas:
Y otras aparecían acuñadas sobre monedas de Franco o incluso de Alfonso XII y Alfonso XIII:
En diciembre de 1979, José María Valls Font avisa de que algo raro estaba pasando a través de un artículo en la Gaceta Numismática, la publicación oficial de la Asociación Numismática Española. Durante los dos años siguientes, más y más comerciantes y coleccionistas se dan cuenta de que esto no eran más que burdas falsificaciones que no tenían valor numismático.
Comienza la investigación
La FNMT pronto tuvo constancia de estas piezas, incluso antes del artículo de la Gaceta. Según el diario ABC, a mediados de 1979, un alto funcionario de la FNMT que resultaba ser también coleccionista de monedas adquirió una tras verlas en el mercadillo de Madrid. Y la llevó a la ceca para hacerle análisis técnicos, a ver qué estaba pasando.
Los expertos de la FNMT determinan que, efectivamente, estos «errores» estaban producidos con la maquinaria de la casa. Pero son incapaces de determinar cómo se fabricaron exactamente, y cómo se distribuyeron al mercado. Sea como fuere, los empleados de la FNMT ponen denuncia en comisaría, y la Policía Judicial y el Juzgado de Instrucción Nº2 de la Audiencia Nacional comienzan su investigación.
Casi al mismo tiempo y según él mismo, el Director General de la FNMT, Perfecto Albert Altemir, se entera de la existencia de estas piezas a través de un amigo numismático suyo, y da comienzo a sus propias indagaciones. El País atribuye una carta de José María Valls Font, un numismático especialista en errores en monedas franquistas, al Director General de la FNMT como el inicio de su pesquisa. Uniendo estas dos cosas, mi hipótesis no comprobada es que, efectivamente, Valls y Albert debían tener algún tipo de relación personal.
El caso es que Albert lleva una de las piezas falsas a casa de José Muñoz Álvarez, un coleccionista madrileño bastante normalucho que trabajaba en el restaurante de su madre. El País llega a decir de él que «se le apreciaba más por su arroz a la caldereta que por su ciencia». Se habían conocido a través de ese mismo numismático amigo suyo que le había avisado de la existencia de las piezas. Y si mi hipótesis no comprobada es correcta, sería entonces Valls quien presentó a Albert y a Álvarez.
La prensa de la época no da más referencias de qué paso en esa reunión, pero sospecho que Álvarez intentó despistar a Albert. Y es que, como veremos después, Álvarez estaba metido en el ajo.
Con el tiempo, la FNMT va haciendo sus propias averiguaciones internas, y se dan cuenta de que el ejecutor del fraude tenía que ser un empleado de la casa. En aquel momento, la FNMT o bien no tenía detector de metales en sus instalaciones, o lo tenía pero estaba desconectado, o no era lo suficientemente sensible (las fuentes discrepan en este punto).
Sea como fuere, los guardias de seguridad de la casa, que hacían cacheos aleatorios a los empleados, recibieron la orden de hacer la vista gorda con el objetivo de que el malhechor se confiara.
Y el malhechor se confió, sin saber que la investigación de la policía seguía su curso.
Como diría Raphael, ¡es un escándalo!
Y como toda pesquisa de las fuerzas del órden, la investigación de la Policía Judicial sobre estas piezas se conduce con el mayor sigilo posible.
Pero ese secreto se desvela alrededor del 20 de octubre de 1981, cuando tres personas son arrestadas y llevadas a la prisión de Carabanchel a esperar para declarar ante el juez.
El pájaro de la izquierda es Adrián Vaquero Quijada, que era el hombre de dentro en la FNMT y encargado de acuñar las piezas fraudulentas. Tenía la posición de acuñador de primera categoría en la ceca, donde llevaba trabajando 23 años.
En el medio encontramos a Ramón Delgado Barbell, el intermediario, que le daba los cospeles de materiales preciosos a Adrián, y quien recibía las piezas acuñadas para dárselas a quien las pondría en el mercado.
Y a la derecha, vemos a José Muñoz Álvarez, quien sería el encargado de comprar los cospeles vírgenes para dárselos a Delgado Barbell, para luego recibir las piezas malas de este y venderlas a comerciantes y otros incautos. Este es el de la reunión con el Director de la FNMT que te contaba antes.
El 21 de octubre, la noticia aparece, por fin, en prensa. Y el escándalo es mayúsculo.
Aunque muchos coleccionistas ya estaban sobre aviso por los artículos de Valls, y muchos comerciantes prestigiosos ya habían dejado de vender las piezas fraudulentas sospechando de su procedencia, para aquellos que no seguían tan a fondo los movimientos del comercio numismático la noticia supone una sorpresa enorme.
Mientras tanto, la prensa generalista intenta averiguar cómo ha podido pasar y cómo estaba afectando al mercado numismático, y pesos pesados del mundillo como Xavier Calicó o Juan Cayón dan declaraciones a la prensa.
Y fuera del coleccionismo, se empieza a cuestionar la seguridad de la FNMT, centrándose en el hecho de que estaba diseñada para una producción de 200 millones de monedas anuales, cuando ya estaban fabricándose más de 1.000 millones, y en el estado de los detectores de metales que comentaba antes.
Tal es el revuelo que el Director General de la Casa de la Moneda tiene que dar una rueda de prensa explicando la situación, en la que culpa a los empleados, y acaba declarando en la Audiencia Nacional. Por su parte, los empleados dan la suya propia, en la que culpan a la falta de organización por parte de los altos mandos de la casa y a la falta de personal.
¿Y cómo lo hicieron, exactamente?
El sistema era muy sencillo, tal y como explicó el ABC en su momento.
Aunque, en teoría, estaba prohibido llevar dinero encima una vez que pasabas las medidas de seguridad de la entrada de la FNMT, en la práctica los empleados podían llevar algunas fichas especiales para comprarse un café, o lo que fuera, en las máquinas expendedoras que había en las instalaciones (si alguien tiene una ficha de esas o ha visto alguna alguna vez, que lo diga en los comentarios).
Y a Adrián Vaquero, no se sabe si por idea propia o convencido por Ramón Delgado, se le encendió la bombilla.
Entre las fichas para el café, podía esconder una moneda de, pongamos, 5 pesetas. Si luego conseguía meterla en la máquina de acuñar piezas de 25, tendría una moneda con doble acuñación sobre un cospel que no era el correcto. Y si escondía y luego metía un cospel de plata, tendría una moneda de 25 pesetas en plata.
La máquina llevaba la cuenta de las monedas que acuñaba, y luego se volvían a contar una vez más antes de su empaquetado final. Esas cuentas se cotejaban con el número de cospeles que se habían introducido en la maquinaria.
Así que, para evitar que hubiera una discrepancia, lo que hacía era cambiar la pieza fraudulenta por otra buena que llevara en su bolsillo «para las máquinas expendedoras» antes de que las monedas recién acuñadas pasaran por el último conteo, de manera que todo quedara cuadrado.
Solo quedaba sacar la pieza fraudulenta de la FNMT. Al principio las escondía en algún lugar de su cuerpo, pero cuando cogió confianza al ver que los guardias no se daban cuenta de la jugada, simplemente la metía en el bolsillo y se iba a casa tan pancho.
Finalmente, Adrián se las daba a Ramón, quien a su vez se las pasaba a José, y este la vendía por ahí como si fuera un enorme error de acuñación, ganando un montón de pasta por el camino.
Las acuñaciones ilegales de los 80: una evolución
Lo que tiene este método de acuñar piezas fradulentas es que es muy fácil distinguir cuáles son las que salen de él.
No tengo acceso a todas las piezas en manos privadas y por tanto no puedo hacer un estudio exhaustivo. Pero lo que sí he hecho es echarme unas horas escarbando en bases de datos de subastas, y me he dado cuenta de que hasta existe cierta evolución. Veámosla:
Las primeras acuñaciones fradulentas comienzan en el 78. Las de este año parecen mostrar cierto proceso de experimentación, y es que casi todas son impresiones de cuños de Juan Carlos I sobre otras monedas de Juan Carlos, Franco, Alfonso XII y Alfonso XIII.
Y además, empiezan a aparecer las primeras acuñaciones en cospeles en blanco de otras monedas, y en cospeles de plata:
En 1979 comienzan a aparecer signos de una cierta evolución. A las sobreacuñaciones del año anterior se le añaden acuñaciones híbridas imposibles, como la mezcla del cuño de 1 peseta con el de 5 pesetas.
Hay que tener en cuenta de que la moneda de 1 peseta de aquel momento estaba hecha de aluminio-cobre, un material que, para ser acuñado, necesita una fuerza de impacto menor que el cuproníquel de las 5 pesetas. Personalmente, sospecho que se hicieron tapando una de las caras con algún material con una resistencia suficiente para aguantar un golpe de troquel que ya de por sí lleva menor fuerza de la necesaria, y puliendo completamente la otra cara.
En cuanto a metales preciosos, este año, a las de plata, se le añaden las acuñaciones en oro:
En 1980, el numerario español comienza la transición a las monedas conmemorativas del Mundial 82, y todos los procesos anteriores se repiten, pero con los nuevos cuños:
Además, aparece un nuevo tipo de acuñación fraudulenta en cobre. El proceso casero de producción del cospel es tan burdo que, en muchas piezas de este tipo, aún se pueden ver perfectamente las marcas del torno que lo pulió:
En el momento, mucha gente se preguntó si el las 5 Pesetas 1975 *80, el llamado Error del Mundial, sería parte de esta estafa. Incluso su precio llegó a desplomarse una vez que salió a la luz el escándalo. Sin embargo, ese error es completamente legítimo y no es una de estas acuñaciones de los pájaros estos.
La producción de estas piezas ilegales acaba en 1981 con la detención de los tres estafadores. Sin embargo, ese año les dio tiempo a fabricar unas cuantas monstruosidades más, usando las mismas técnicas que hemos visto hasta ahora (menos la acuñación en oro, que dejan de hacerla):
Finalmente, los medios de la época citan la existencia de monedas de 5 pesetas hechas de un cospel bimetálico en el que una cara era de oro, y la otra, de plata. Yo no he visto ninguna nunca, así que no puedo encuadrarla en un año concreto.
En total, los estafadores acuñaron al menos, 2.000 piezas, con otros cálculos yéndose a las más de 3.000 (las cifras aquí son muy dispares). Según El País, el valor total de la estafa superó los 4.000 millones de pesetas, lo que, contando con la inflación, hoy equivalen a unos 65 millones de euros.
Hoy en día, estas piezas ilegales apenas se coleccionan. Proceden de un crimen, y aunque muchos coleccionistas no tengan muy claros los detalles de cómo sucedió, la mayoría saben que sí que sucedió, así que actúan en consecuencia. Mi recomendación es que no las compres.
¿Y qué les pasó a los estafadores?
Pues los estafadores fueron procesados en enero de 1982, cuando el magistrado del Juzgado Central de Instrucción Número 2 de la Audiencia Nacional les mandó a prisión incondicional y les hizo pagar una fianza conjunta de 10 millones de pesetas en concepto de responsabilidad civil.
El juicio se celebra en julio de ese año en la Sala Segunda de lo Penal de la Audiencia Nacional. Para sorpresa de todos, los acusados son declarados no culpables del delito de falsificación de moneda. El razonamiento aquí es que, dado que las piezas que acuñaron en metales preciosos no están destinadas a la circulación y no tienen poder liberatorio, y que si se encontraran en circulación serían retiradas rápidamente por el Banco de España, no es falsificación.
Sí se les acusa un delito de estafa, ante lo cual la Audiencia Nacional se declara incompetente y manda el caso a la Audiencia Provincial.
Aquí, las hemerotecas pierden la pista al caso, y, desgraciadamente, yo también la pierdo con ellas.
Los 50 céntimos de oro
Hace ya tantos párrafos que no sale que igual ya ni te acuerdas, pero todo esto de la estafa viene por la moneda de 50 céntimos de oro, y por comprobar si podía ser parte de la estafa o no.
A estas alturas del artículo, si has prestado un poquito de atención, ya sabras por qué es imposible que esta moneda sea una de estas acuñaciones ilegales.
Pero aún así, vamos a poner en negro sobre blanco, y bien clarito, el porqué no:
Cuño hecho en la FNMT, pero en otro momento
Lo primero que tenemos que hacer es ver si el cuño de la moneda de 50 céntimos en oro está hecho en la FNMT. Yo no he visto esta moneda en mano, así que lo único que puedo hacer es comparar, a partir de fotos, los grabados con los de una moneda normal de 50 Céntimos 1949 *51 Flechas Invertidas.
Habría que hacer un estudio pormenorizado de cuños, pero yo, personalmente y a simple vista, no soy capaz de ver ninguna diferencia, por lo que doy validez a que se haya usado un cuño de la FNMT.
Las fechas no coinciden
Si asumimos que los 50 Céntimos de oro fueron acuñados en la FNMT, tendremos que tener en cuenta también que los 50 Céntimos de 1949 *51 «Flechas Invertidas» se acuñaron solamente entre el 15 de diciembre de 1950 y el 14 de febrero de 1951. Eso son 30 años antes de que sucediera la estafa.
Además, Adrián Vaquero llevaba trabajando 23 años en la FNMT cuando lo cazaron, lo que situaría su entrada en la institución en 1958, 7 años después de que se descartaran los cuños con Flechas Invertidas.
Además, sabemos que los estafadores, dado el método que usaban, solo podrían utilizar cuños de monedas de Juan Carlos I. Los 50 Céntimos de oro pertenecen a la numismática franquista.
Vale, no es de esta estafa, pero ¿podría ser de otra?
En numismática, yo no pongo la mano en el fuego por casi nada, y menos sin ver la moneda personalmente, como pasa en este caso.
Pero tiendo a creer que la moneda es, tal y como dicen desde Soler y Llach, una prueba de presentación.
Y estas son mis razones:
Existe un precedente
No lo hemos mencionado todavía, pero la verdad es que ya existe un precedente de 50 Céntimos «Flechas Invertidas» acuñados en metal precioso.
Y es que hay una versión en plata que yo pienso que, al igual que la de oro, también es única, y que ha salido dos veces a subasta desde 2014, ambas veces etiquetada como «prueba de presentación».
Aquí las fotos. Fíjate en el rayazo en la derecha del cuartel con las cadenas de Navarra, por él sabemos que es la misma.
Si los cuños son de la FNMT, alguien tendría que haberlos sacado de allí…
Asumiendo que los cuños son originales de la FNMT y sabiendo este precedente, la acuñación ilegal de versiones en oro y plata (ambas hechas públicas ya en el siglo XXI) significaría que alguien ha sacado, legal o ilegalmente, una pareja de cuños de la FNMT en algún momento de los últimos 70 años. Y luego los ha usado para acuñar las piezas con su propia maquinaria.
Porque sí, el sistema de fabricación tiene que ser la acuñación tradicional. Cualquier otro sistema de falsificación, en una moneda tan moderna, se notaría a leguas en el canto y/o en el propio diseño. Y, aunque es verdad que en las fotos «bonitas» de Soler y Llach el canto no se percibe muy bien, no parece haber nada raro en él.
Y si ese es el caso, ¿porqué habría esperado tanto el falsario?
… y todo ello, para acuñar dos monedas sin interés internacional
Meterse en el semejante lío que supone conseguir los cuños y crear todo el tinglado para fabricar monedas es demasiado caro para el margen de beneficio que te podría dar el acuñar simplemente dos piezas de dos metales diferentes.
Por otro lado, puede ser que haya alguien que, sabiendo que el avaricioso siempre pierde, tenga maquinaria que use para falsificar otro tipo de monedas menos llamativas, y haya decidido acuñar solo dos de estas para pasar desapercibido.
Pero, y puede que me equivoque aquí, diría que estas monedas no tienen un gran interés comercial internacional, que es lo que se suele falsificar (ojo, suele). Por tanto, muy probablemente, el hipotético falsario las ha acuñado en España, pensando en el mercado español. Y el mercado numismático español es muy pequeño, demasiado como para no saber quién hace qué.
La navaja de Ockham
Seguro que ya conoces la famosa navaja de Ockham, que dice que, en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable.
Me voy a permitir aplicarla en este caso.
¿Qué crees que es más probable? ¿Que la FNMT haya acuñado un par de monedas en metales preciosos para enseñárselas a los jerifaltes del régimen franquista, algo que es relativamente habitual en España y en el resto del mundo? ¿O que alguien haya robado dos cuños de la FNMT, los haya puesto en una máquina de acuñación y solo haya fabricado dos monedas en dos metales distintos?
Yo lo tengo claro.
Y la gente que pujó en Soler y Llach parece que también: la moneda tenía un precio de salida de 6.000€, y acabó siendo vendida en 19.500€ más comisiones.
POR QUÉ COLECCIONAR LOS ERRORES ACUÑADOS EN LA FNMT EN LOS AÑOS 80
1.- Porque son MUY ESCASOS y ESPECTACULARES y están en un precio razonable
2.- Porque son testimonio de un tiempo histórico
Cordiales saludos.- Juan Bautista Bajo Miguélez
Hola Juan Bautista,
En esto discrepamos. Los errores, sí, tienen lo que tú dices. Pero estas monedas de las que estamos hablando en este artículo, yo no las consideraría errores. Un error no se provoca, es involuntario. Estas están más que provocada.
Un abrazo!
lo primero agradecer y felicitar a todo aquel que haga un trabajo de investigacion y lo comparta con los demas, yo a lo personal no me suelo meter en estos temas por que me guardo para mi, mi opinion, pero aqui me apetece entrar por que es lo primero que coleccione a modo serio, errores, variantes y pruebas,,, llevo años comerciando con numismatica de todo tipo , notafilia y hoy dia con todo articulo coleccionable, es mi trabajo.
respecto a los errores “fraudulentos” , o como yo suelo llamar pruebas o variantes que creo que es mas adecuado. como algun usuario comenta, queramos o no , forman parte de la historia de la moneda de nuestro pais. ya luego que cada uno le de el valor que crea conveniente, eso es otra cosa,,, pues a mi opinion personal,,,, pieza hecha dentro de la casa de la moneda, por un trabajador de la misma (aunque sea fraudulentamente), con su maquinaria, con cuños originales, y muchas veces cospeles originales (anque sean de otra moneda) etc… como coleccionista de errores ,variantes y pruebas los doy como validos, por su curiosidad, rareza y por ser parte de la historia de la moneda y de la casa de la moneda de nuestro pais, eso si, en mi coleccion las catalogaba como pruebas. por que lo realmente triste es que apartir de esto, casi todas las piezas de finales de los 70 y principios de los 80 las meten en el mismo saco,,, y olvidan que antes de empezar la produccion de una moneda, se hacen infinidad de pruebas,,,, en aquella epoca la maquinaria o prensas no heran como ahora.. y habia que ajustar muchas cosas, se hacian pruebas de presion,,, de material, velocidad,, etc, y no se hacian de primeras con un cuño o troquel nuevo que hiba a producir un modelo nuevo de moneda, que le costaba a un grabador o ensayador meses de trabajo, para que por desajuste, o dureza de material a acuñar, (cospel) etc, el cuño se dañara de alguna manera, primero se hacian pruebas de cospel, presion, impacto, velocidad, material , etc con cuños que hiban a entrar en desuso, y de aqui salen muchas de las pruebas que vemos con cospeles que no son los que toca o se adoptan como moneda y demas, que de hecho de este tipo de pruebas sacan la idea de hacer luego a desoras o fraudulentamente muchas mas de ellas esta gente, pues estas anteriores mencionadas hechas como pruebas de manera controlada realmente deberian de ser o haber sido destruidas. podria contar mucho mas sobre este tema, pero en definitiba sobre este tema, siempre con una opinion personal, respetando lo que cada uno le guste coleccionar, pieza fabricada con cuños originales, dentro de la fabrica con sus prensas, por trabajadores de esta, mas que errores para mi son pruebas, son piezas curiosas, de la historia de la moneda de nuestro pais, y perfectamente coleccionables para el que le gusten. otra cosa es el valor que se les de, eso ya es cosa de cada uno. repito esto es una opinion personal, pero por si os da otra prespectiva. saludos
Hola,
Entiendo lo que me dices, pero yo sí veo una distinción entre todas esas pruebas de cuño oficiales que nos relatas, y una moneda, que aunque esté hecha con los sistemas de la FNMT, no tiene autorización oficial y además surge de un hecho delictivo. Es evidente que estas monedas no son falsificaciones, pero yo pienso que tampoco son pruebas como tal, al menos en el sentido numismático tradicional de la palabra. Yo en el artículo las llamo «acuñaciones fraudulentas», más que nada porque es como he escuchado referirse a ellas siempre que sale el tema.
En cuanto a coleccionarlas o no, yo tengo mi opinión, pero cada uno que coleccione lo que quiera.
Celebro la discrepancia…que, pienso, nos puede acercar a la verdad de los hechos.
Que yo sepa, ningún ERROR NUMISMATICO está hecho conforme a ley …la ley solo avala la moneda-tipo… Los ERRORES se producen por múltiples causas… y lo que se coleccionan son ERRORES… no intenciones
Un fuerte abrazo.- Juan Bautista Bajo Miguélez
Como siempre un artículo de lujo y aunque no soy numismático (o como se diga 🙂) entiendo que esas monedas tienen un valor histórico monumental y desde luego no las consideraría falsificiones exactamente ya que se hicieron con la propia maquinaria(y operario) de la FNMT y en sus instalaciones, son una rareza enorme con una historia de película, y un delito de por medio 🍿🍿
Entiendo que se debe explicar claramente su origen en su compra-venta pero veo estas piezas en un futuro con un valor enorme, hasta me entran ganas de empezar a coleccionar monedas por tener una de estas en las manos, pero entiendo que a los más puristas no les guste.
Saludos y sigue así
Buenas Borja!
Pues falsificaciones… yo tampoco las considero como tal, y como ves, la Justicia tampoco lo hace.
Desde luego, la historia es interesante, y yo no soy nadie para prescribir a nadie qué coleccionar o no, solo puedo limitarme a dar recomendaciones. Personalmente, yo no creo que se revaloricen mucho a medio plazo, pero quizá me equivoque, quien sabe…
Sea como sea… Me algro de que hayas disfrutado del artículo! 🙂
Insisto: Sería interesante nos mostrases alguna PRUEBA NUMISMÁTICA acuñada con «autorización oficial». Hasta donde yo conozco, NINGÚN ERROR ni prueba numismática están acuñados conforme a ley… Para que sean AUTÉNTICOS ERRORES O PRUEBAS deben estar acuñados en la Casa de la Moneda,
Felices vacaciones
Un fuere abrazo.- Juan Bautista Bajo Miguélez
Querido Juan Bautista,
Un error y una prueba son cosas diferentes. Sí estoy de acuerdo en que un error no tiene ningún tipo de autorización, y, aún así, al igual que en tenis, yo hago la distinción entre errores forzados o errores no forzados, o en otras palabras, lo que son errores sin querer y los que lo son queriendo.
Pero una prueba es algo diferente. Una prueba oficial, por definición, no va a tener una ley que la respalde, ya que es precisamente la prueba la que informa la ley. Pero dado que hacer una prueba desde cero conlleva un gasto en crear cuños y en trabajo de diseño, me imagino que la acuñación de una prueba sí que tendrá algún tipo de autorización oficial interna, ya sea verbal o escrita. En mi opinión, que una prueba esté acuñada en la Casa de la Moneda es condición necesaria pero no suficiente para darle la condición de oficial.
Un abrazo!
Qué bien lo haces, Francisco
Objetivo: Saber más… conocer la verdad
Pregunta socrática, que diga numismática: ¿Cómo distingues tú un ERROR FORZADO de un ERROR INVOLUNTARIO?… Cuando alguien acuñó la leyenda HISPANIARUN (terminado en N), en vez de HISPANIARUM (terminado en M como corresponde al genitivo plural de la primera declinación), lo hizo ¿VOLUNTARIA O INVOLUNTARIAMENTE? … ¿Cómo se puede saber?
Según consta en la sentencia, el juez ordenó devolver todas las monedas a los implicados en la ACUÑACIÓN DE ERRORES DE LOS 80 EN LA FNMT, debido a que, en un proceso de producción industrial de moneda, no se puede saber qué errores habían sido provocados voluntariamente y qué errores se habían producido por la propia dinámica del proceso de acuñación. Esa fue la razón que alegó.
Un fuerte abrazo.- Juan Bautista Bajo Miguélez
Hola de nuevo, Juan Bautista,
Sobre los errores, sí es cierto que a veces es difícil distinguirlos, y en esas ocasiones lo único que se puede hacer es elucubrar, lo cual no sé si es muy útil. Pero hay otras veces que los causantes del error reconocen abiertamente que lo han hecho a propósito (quizá no ha pasado en España, pero sí en otros lados), y, en esos casos, yo pienso que merece la pena hacer una distinción.
Sobre la sentencia en concreto, yo no conseguí localizar ninguna en concreto más allá de la de la Audiencia Nacional en la que se declaró incompetente, mandando el caso a la Provincial. ¿Sabrías dónde puedo leerla?
Un abrazo,
Fran
Buenas, tengo una peseta del 75 , estrellas 78, de Juan CarlosI, en color plata, de grosor la mitad, sin rodadura en el canto y algo más, la encontré en una saca de pesetas del banco de España, cuando era niño. Cómo puedo saber si es de éstas?. Gracias
Por la descripción podría serlo, pero sin ver al menos una foto es muy difícil decirlo, José Luis.
Buenas tardes Francisco J. López , Muy interesante el art. sobre . La estafa en la FNMT en los años 80 y los 50 céntimos de oro . Puedo informarte que fui el que en el año 1976 denuncie las irregularidad. FNMT.
FISCALIA DE VALLADOLID SUMARIO136/1976. Que las investigaciones se continuaron HASTA años posteriores ….Las monedas sin circular se venden por las subastas de 100 PTS * 69 son …de las manipulaciones ,de los empleados de FNMT DE LAS ESTAFAS.
MI CORREO ES (Eliminado por ColeMone) por si te interesa ,puedo aportar el sumario Judicial.
La estafa en la FNMT
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.1751192218265149&type=3
Hola Ángel! Pues no tenía noticias de que esas monedas eran de la estafa también. Te escribo en un par de días, a ver si me puedes pasar ese sumario. Gracias!