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La moneda de 5 francos franceses de 1941 tiene una de esas historias casi míticas: se supone que fueron recuperadas de un barco nazi hundido por un bombardeo aliado. Hasta ahora, y hasta donde yo sé, nadie ha examinado esa historia en profundidad. Hoy, hacemos lo que podemos para ver si es verdad o no.
La Francia de Vichy
La historia de la Francia de Vichy en la Segunda Guerra Mundial es harto conocida, pero vamos a repasarla rápidamente para ponernos en contexto.
La Caída de Francia
El 10 de mayo de 1940, la Alemania Nazi comienza su campaña de conquista de Francia. Utilizando su táctica de guerra relámpago, en tan solo un mes las tropas germanas reducen a un ejército galo que no estaba preparado para lo que se le venía encima.
El día 16 de junio, el gobierno francés, ya habiendo abandonado París, rechaza por los pelos la fusión de Francia y Gran Bretaña en un solo país, y vota a favor de un armisticio. El Primer Ministro Francés Paul Reynaud, que quería continuar la guerra desde África, dimite de su puesto por no querer capitular. Es sustituido por el Mariscal Philippe Pétain, héroe de la Batalla de Verdún en la Primera Guerra Mundial.
Dos días después, Charles de Gaulle hace un llamamiento desde los estudios de la BBC en Londres a todos los franceses para que continúen la lucha, y establece en la capital británica un gobierno en el exilio, la Francia Libre.
El 17, el embajador español en París hace llegar a Hitler la oferta de capitulación francesa. La rendición se firma el día 22 en un vagón de tren en el bosque de Compiègne. El mismo vagón, en el mismo bosque, en el que Alemania firmó en 1918 su derrota en la Primera Guerra Mundial.
Los términos del armisticio, que entraría el vigor el día 25, son de sobra conocidos: los nazis ocuparían el norte y toda la costa atlántica de Francia, mientras que el sur sería la Zona Libre, con un gobierno propio con capital en Vichy.
Francia había aguantado seis semanas.
El Estado Francés
Completamente derrotada, el 10 de julio la Tercera República Francesa firma su propia sentencia de muerte cuando su Asamblea Nacional (el Parlamento), concede al Mariscal Pétain plenos poderes dictatoriales.
Ahí nace el Estado Francés. En teoría, un gobierno independiente de corte autoritario y nacional-católico. En la práctica, un estado títere de la Alemania nazi.
La Francia de Vichy fue un gobierno completamente supeditado a las políticas nazis: colaboró con el Holocausto, represalió a personas con ideologías contrarias al régimen hitleriano, y mandó ingentes cantidades de comida, oro y otros suministros a las tropas alemanas.
Y además de bienes, con el establecimiento del Estado Francés Hitler lograba tres cosas: sacar a la Marina Francesa de la guerra (algo de lo que se aseguraron los británicos cuando la bombardearon poco después), denegar el uso del imperio colonial francés a Gran Bretaña al mantenerlo nominalmente bajo dominio galo, y evitar estirar demasiado a la burocracia germana al tener que administrar personalmente todo el territorio francés.
Los Símbolos de Vichy
Como buena dictadura de la época, la Vichy de Pétain buscó establecer la legimitimidad de su régimen a través de la conexión con personajes y momentos quasi-míticos de la historia francesa. Esto ya pasó con Franco y su intento de entroncar con los íberos y los Reyes Católicos, o con Mussolini y el Imperio Romano.
Y al igual que Franco secuestró el yugo y las flechas y los convirtió en símbolo distintivo de su dictadura, y Mussolini recuperó las fasces de los líctores romanos para su propio beneficio, Pétain se fijó en el Imperio Franco y adoptó la francisca, un hacha característica del ejército de la Dinastía Merovingia entre los siglos V y VIII (aunque fue representada como un labrys, un hacha de doble filo de la Grecia Clásica).
La francisca iba acompañada del lema que sustituyó al de «Libertad, Igualdad, Fraternidad» vigente desde los tiempos de la Revolución Francesa: «Trabajo, Familia, Patria».
Los 5 Francos Franceses de 1941
Y son, precisamente, ese lema y esa francisca las que aparecen como tema principal del diseño de los 5 francos franceses de 1941:
Rodeando a la francisca aparecen las marcas de la ceca y del grabador del diseño en los cuños de la moneda:
La otra cara de la moneda lleva el busto de Pétain, rodeado de la leyenda «Philippe Pétain Mariscal de Francia – Jefe de Estado»:
La moneda mide 22 milímetros de diámetro y pesa 4 gramos. Está hecha de cuproníquel, con una aleación compuesta de un 75% de cobre y de un 25% de níquel.
Y ese 25% de níquel explica por qué, de la tirada planificada original de 200 millones de piezas, solo se acuñaron 13.782.000, y por qué hoy solo quedan unas 50.000.
Date cuenta de que, pesando 4 gramos, un 25% de níquel es 1 gramo por moneda. Por 13.782.000 monedas, eso son 13.782 kilos de níquel usados. Casi 14 toneladas.
Eso es muchísimo níquel.
La importancia del níquel para la guerra
Cada vez que hay una guerra un poco gorda, el níquel escasea y su precio se dispara.
Está pasando con la invasión rusa de Ucrania de ahora mismo, ha pasado en la Primera Guerra Mundial, y ha pasado, por supuesto, en la Segunda Guerra Mundial.
Hay dos grandes razones para que pase:
1- El níquel es uno de los materiales claves para la construcción de motores, de baterías, del blindaje de tanques, y de muchos otros sistemas de armas. Y de cualquier otra cosa hecha con acero inoxidable.
2- La minería de níquel está muy concentrada en regiones concretas del planeta. A día de hoy, los mayores productores son, en este orden, Indonesia, Filipinas, Rusia, Nueva Caledonia, Australia, Canadá, China, Brasil, Cuba, y Estados Unidos.
En 1941, la lista era muy parecida, aunque hay que añadir a Finlandia, antes de que la URSS le quitara todos los territorios con níquel en el armisticio de la Guerra de Continuación, de la que la minería de este metal fue uno de los grandes detonantes.
Si te fijas en esa lista, verás que está mayoritariamente compuesta de, o enemigos de la Alemania Nazi, o de territorios que estaban ocupados por Japón y que estaban demasiado lejos para transportar mercancías por barco sin que las marinas aliadas los hundieran.
Y Alemania no tiene depósitos de níquel propios. Por lo que la escasez era acuciante, especialmente a la hora de blindar sus pánzeres y de fabricar los motores de avión DB-65 y BMW 801. Tanques y aviones, los dos pilares de su Blitzkrieg, su guerra relámpago.
Ahora nos centramos en Alemania, pero la escasez de níquel fue un fenómeno mundial. Por ejemplo, a pesar de estar entre los mayores productores de ese metal, tanto Canadá como Estados Unidos tuvieron problemas a la hora de agenciárselo para su material de guerra.
Y cuando hay una escasez tan grande de níquel, ¿qué es de las primeras cosas que se ven afectadas?
Pues la producción de monedas.
Por ejemplo, tanto Canadá como Estados Unidos cambiaron el material de sus monedas de níquel durante la guerra.
Y es aquí donde comienza la leyenda de los 5 francos de 1941.
La leyenda de los 5 francos franceses de 1941
Sabemos que las 13.782.000 monedas de 5 francos franceses de 1941 acuñadas nunca llegaron a ser emitidas.
Y dice la leyenda que estuvieron metidas en bolsas en un almacén que la Monnaie de Paris tenía en el pueblo de Castelsarrasin. Allí se echaron 3 años.
En 1944, con los nazis ya cerca de perder la guerra y arramplando con todo el níquel que podían, comienzan a transportar a las fundiciones germanas los casi 14 millones de monedas en bolsas. La ruta de transporte completa no es conocida, pero una parte de ella era meterlas en un barco y subirlas por el río Sambre.
Y el barco que las transportaba fue bombardeado por los aviones aliados mientras navegaba por el tramo belga del río, hundiéndose sin posibilidad de recuperación. Alguien, y quién exactamente depende de quién cuente la historia, fue capaz de recuperar algunas bolsas, con un contenido estimado de 50.000 monedas, que son las que han llegado a nuestros días.
¿Y por qué digo que es una leyenda?
Pues porque cada vez que leo esta historia, suele ir introducida de «los rumores dicen…» o «se cree que…».
¿Me creo esta leyenda?
Pues no he sido capaz de encontrar ninguna investigación académica que la corrobore o la desmienta (si alguien la encuentra y puede ponerla en la caja de comentarios más abajo, ¡se lo agradecería mucho!). Tampoco me extraña, la numismática como ciencia se suele centrar en otras épocas históricas, y pocas veces en el siglo XX.
Así que vamos a examinar esa leyenda punto por punto, centrándonos en cuatro claves: el almacenaje, el bombardeo, el transporte, y el hundimiento.
El almacenaje
Sabemos que las monedas se acuñaron entre febrero y marzo de 1941, y que el hundimiento tuvo lugar en 1944. También sabemos que Alemania e Italia volvieron a ocupar militarmente la Francia de Vichy el 10 de noviembre de 1942, quedando el gobierno de Pétain solo para asuntos de administración civil.
En casi todos los países, es bastante común que pase un tiempo entre que las monedas se acuñan y se ponen en circulación. Especialmente este contexto de escasez de níquel.
Eso sí, el níquel estaba dentro de una aleación, así que creo posible que las monedas se hubieran guardado mientras hubiera otras fuentes de níquel más económicas, y llevado a Alemania en cuanto esas se extinguieron.
Por otro lado, la leyenda dice que las monedas fueron guardadas en un almacén de monedas en Castelsarrasin. Esto es bastante factible. Ya en la Primera Guerra Mundial la Monnaie de Paris estableció allí una casa de la moneda de emergencia, y en 1943 volvería a acuñar monedas allí.
El bombardeo
Quizá ya sepas que el Día D, el desembarco de las fuerzas aliadas en las playas de Normandía, fue el 6 de junio de 1944.
Lo que ya es menos conocido es que desde abril de ese año, las fuerzas aéreas británica y estadounidense llevaron a cabo una campaña de bombardeo estratégico sobre el norte de Francia, Bélgica, y el este de Alemania. Tenía tres grandes objetivos:
a) ganar superioridad aérea en el teatro de operaciones de Normandía,
b) denegar el uso de las líneas logísticas alemanas hacia el norte de Francia a través de su destrucción,
c) evitar en la medida de lo posible el transporte de personal y material militar alemán a Normandía.
Tuvo dos fases, la de reconocimiento y la de bombardeo. Esta última se centró sobre todo en fábricas de aviones y aeródromos, en refinerías de petróleo sintético, en nudos y vías de ferrocarril, y en vías navegables… como el río Sambre, donde en teoría se hundió el barco con las monedas.
También sabemos que poblaciones como Montignies-sur-Sambre o Monceau-sur-Sambre, que como su nombre indica están atravesadas por el río Sambre, fueron alcanzadas por esta campaña.
Así que uno de esos objetivos bombardeados bien podría ser un barco de transporte. Que, lo supiera o no el piloto, contenía más de 13 toneladas de níquel en forma de casi 14 millones de monedas.
El transporte
Sabemos el punto de partida de las monedas: Castelsarrasin. Lo que no sabemos es el punto de destino. Probablemente haya sido la cuenca del Ruhr, zona metalúrgica germana por excelencia. Si fuera así, tendría todo el sentido que el cargamento pasara por Bélgica antes de girar a la derecha y meterse en Alemania.
Por otro lado, puede llamar la atención que el transporte haya sido parcialmente en barco, y no en tren o en camión.
Que no haya sido en tren se explica, precisamente, por la campaña de bombardeo aliada sobre el sistema ferroviario alemán y de los países ocupados. Lo poco que se podía mover en tren tendría mayor prioridad que unas monedas.
En cuanto al camión, simplemente diré que aquello de que el ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial estaba completamente mecanizado es un mito. Bastante extendido, pero mito. La realidad es que una inmensa mayoría del transporte logístico de la Wehrmacht aún estaba tirado por caballos. Y los pocos camiones para transporte civil que había en Alemania al comienzo de la contienda fueron confiscados por el ejército.
Ante este panorama, el barco tiene sentido.
El hundimiento
La leyenda dice que el barco con las monedas estaba en el río Sambre.
Algún día hablaré en profundidad de esto en ColeMone, pero diré ahora que una moneda recuperada de un barco hundido en el mar suele mostrar un proceso de oxidación especial causado por la sal que no se da en monedas oxidadas al aire libre. Es relativamente común, por ejemplo, ver a la venta monedas sacadas de un pecio español hundido en el siglo XVII o XVIII con esa oxidación.
Lo que es menos común es ver monedas sacadas de un barco hundido en un río. La oxidación de este tipo de monedas es diferente, porque un río no tiene sal. Y aparece siempre que las monedas hayan pasado el tiempo suficiente en el fondo del río, claro.
El problema es que no sabemos cuánto tiempo pasó desde el hundimiento hasta el supuesto rescate de las monedas. Pudieron haber pasado 20 días, pudieron haber pasado 20 años. No lo sabemos.
Para comprobar esto, habría que:
1) Averiguar el nombre del barco hundido y mirar en registros militares si hay alguna acción aérea que confirme su hundimiento en bombardeo. Desafortunadamente, no tengo acceso a semejante tipo de archivos.
2) Hacer un estudio exhaustivo de las monedas de 5 francos franceses de 1941 supervivientes y ver si hay restos de oxidación por contacto con agua de río. Tampoco tengo acceso a un gran número de piezas, pero un vistazo rápido en archivos de monedas subastadas sí parece mostrar algunas con ese tipo de oxidación. Esto es evidencia anecdótica, pero nos puede dar una pista.
¿Me creo la historia, entonces?
Pues no a pies juntillas.
Pero sí que creo que la leyenda del hundimiento y el rescate se acerca bastante a la verdad. Quizá haya algún detalle menor que pueda variar, pero, en general, parece haber bastante evidencia circunstancial que coincide y soporta los hechos que se relatan en ese conocimiento tradicional sobre los 5 francos de 1941 que ha llegado a nuestros días.
Moneda de 5 Francos Franceses de 1941: Valor Actual
Pues aunque es una moneda escasa, los 5 francos franceses de 1941 son menos escasos de lo que podría parecer. La cifra de 50.000 piezas parece buena: todos los años salen a subasta unos cuantos. De hecho, en lo que llevamos de 2023, yo sé de al menos 4 ejemplares subastados.
En calidadades medias, esta moneda te puede salir por un rango entre 225 y 275 euros. En calidades altísimas, puede subir a una horquilla de entre 350 y 450 euros.
Y es que la moneda de 5 francos franceses de 1941 es una de esas raras piezas que supone la excepción a la regla de que el valor de una moneda está determinado por la oferta y la demanda. En este caso, su valor está determinado por la historia que tiene detrás. Sea cierta o no.
Por cierto, cuando hablé de como diseñar una colección de monedas, y de cómo estaba diseñando yo la mía de la Segunda guerra Mundial, los 5 francos franceses de 1941 eran la de la foto de portada.
Tengo la duda de si las monedas del Estado Francés circulaban solo en el territorio controlado por el Gobierno de Vichy o también en la Francia ocupada por los nazis, incluyendo París. Alguien lo sabe?
Pues no te lo puedo decir al 100% todavía, es algo que estoy intentando confirmar. Pero tiendo a pensar que circulaban por todo el territorio, teniendo en cuenta que había un tipo de cambio obligatorio impuesto por los nazis de 20 francos=1 marco y que el control nominal del Estado Francés se extendía a todo el territorio de Francia, aunque en realidad solo controlaran el sur (y de aquella manera).
Es una historia apasionante. No hay pruebas de que sea verdadera al 100 por 100, pero la explicación dada se ajusta a los datos que se conocen. Un cazatesoros aficionado podría dedicarse a explorar ese río, buscando las monedas perdidas, y aclarar ese extremo de la historia. Otro proyecto que dejo para mi jubilación… XD
Pues sería un proyecto bonito, si hubiera dinero y ganas… Mándanos fotos desde el río cuando te jubiles, y acuérdate de mí al vender las monedas jajaja
Desde luego te quedaste una de las mejores piezas que han salido.
La de la foto no es mía, ya me gustaría!
Esa moneda la tengo en mi colección.
A ver si algún día nos la enseñas en el foro 🙂
Estupendo artículo
Gracias por su divulgación
Muchas gracias a ti por leerme y por apoyarme!
Emocionante historia, muy bien tratada
Muchas gracias, me alegro de que te haya gustado 🙂