Cómo saber si un comerciante de monedas es honrado

El colectivo «comerciante numismático» suele tener mala fama entre los que estamos en el mundillo, y aún más entre los que lo ven desde fuera. Las historias de timos, engaños y demás jugadas sucias es el pan del cada día del coleccionista. La realidad es que eso no podía estar más lejos de la realidad, pero, por si acaso, hoy te cuento cómo hago yo para saber cuándo un comerciante de monedas y/o billetes es honrado o no.

La mayoría de comerciantes son honestos

En psicología, existe un concepto llamado «asimetría positividad-negatividad» o «sesgo de negatividad». Básicamente, el concepto viene a explicar que si nos sucede una cosa positiva y otra negativa, y ambas tiene el mismo impacto en nosotros, tendemos a darle más importancia al evento negativo que al positivo.

Y esto explica por qué sigue existiendo la idea de que no hay comerciante de monedas honesto y que la mayoría solo vive para timar a los coleccionistas.

Una idea que es completamente falsa.

Y es que, por culpa de este sesgo negativo, cuando hablamos con otro coleccionista, no es nada habitual escuchar que este o aquel vendedor nos atendió perfectamente, o que nos explicó lo que queríamos saber, o que nos vendió o compró la moneda a un precio justo.

No, no.

Porque somos como somos, y no lo podemos evitar, lo que solemos contar es que este o aquel nos quiso timar con una moneda falsa, o tenía la moneda hiper-mega-cara, o que nos ofreció por la nuestra un 3% de su valor.

Es decir, contamos uno o dos eventos negativos que eclipsan completamente los eventos positivos que hemos tenido a lo largo de nuestras vidas numismáticas. Y los contamos una y otra vez, una y otra vez.

El resultado es que, al final, la gente (especialmente los que empiezan y los que ven desde fuera) acaba creyendo que la numismática es un nido de ladrones en el que hay que tener mucho cuidado.

Pero la realidad es otra.

Y es que aquí, en España, suceden dos cosas:

1- El mercado numismático es pequeño y, más o menos, todo el mundo se conoce. Y el que no conoce, si se interesa, acabará conociendo y siendo conocido.

2- Existe Internet.

La combinación de estas dos cosas más el sesgo de negatividad provoca que el que quiera dedicarse a timar dure bien poco en el negocio. La gente habla, la voz se corre muy rápido, y más pronto que tarde la gente le dejará de comprar.

¿Y quién queda tras la selección natural que causa el cotilleo numismático?

Pues el comerciante honesto.

Eso no quiere decir que no tengamos que tener en cuenta ciertas precauciones, por supuesto.

Cómo me aseguro de que el comerciante al que le quiero comprar es honesto

Los pasos que te voy a contar ahora son el proceso que sigo yo con un comerciante al que nunca le he comprado o le he comprado solo una o dos veces. Cada persona tendrá un proceso distinto, este es simplemente el mío.

Por último decir que si estoy interesado en una moneda de un comerciante del que soy cliente habitual, o con el que tengo cierta confianza, no aplico estos pasos. Tener una buena relación con comerciantes bien vale pagar un pelín más por las monedas de vez en cuando.

Paso 1: Me estudio bien una serie de monedas

Saber los precios razonables de una serie de monedas concreta me va a servir como punto de referencia para evaluar los precios de un comerciante.

Yo uso tres series:

  • Las monedas del mal llamado centenario de la peseta. Me fijo en un duro fácil en calidad MBC, por ejemplo, el 1885 *18-87 MSM de Alfonso XII. Un precio razonable siempre dependerá del precio de la plata, pero por norma general, si está más caro que 25 o 30 euros, asumiré que el comerciante tiene precios altos. Si vale, digamos, 50 euros, me marcho.
España - 5 Pesetas 1885 Estrellas 18-87 MSM
Uno como este (Foto: Ibercoin – Subasta 48, Lote 560).
  • Las monedas del mundo. ¿Sabéis ese cubo de monedas que muchos comerciantes suelen tener para los que empiezan, y del que casi todos pasamos de largo? Pues yo me fijo en ellas. Si valen más de 30 céntimos, asumiré que es un comerciante caro. Si valen 50 céntimos, me marcho.

Como ves, no son monedas especialmente bonitas ni llamativas. Es más, todas mis series consisten de monedas que se pueden considerar fondo de armario, y que normalmente compran novatos en numismática.

Pero, precisamente, ahí está el quid de la cuestión: la verdadera honradez de un comerciante se ve en como trata al que es nuevo y/o no sabe del tema.

Paso 2: ¿Tiene los precios a la vista?

Ahora que ya controlo una serie de monedas, es hora de visitar a un comerciante. Ya sea en su mesa en un mercadillo de domingo o en una convención, en una tienda numismática, o en Internet, lo primero que hago es ver si tiene los precios a la vista.

Adolfo explicó hace unos días por qué él prefiere que los precios aparezcan bien claritos. Yo concuerdo al 100% con él, pero soy mucho más extremista: si no hay precios a la vista, yo me marcho. Directamente.

Para mí, no tener los precios a la vista es una señal de peligro enorme. Me hace sospechar de si el comerciante va a cambiar el precio según lo que le diga o de las pintas que me vea, y para mí, eso es señal clara de deshonestidad.

Paso 3: Comparo los precios

En el paso 3, aplico lo que estudié en el paso 1. Y luego comparo mis series de referencia con los precios que el comerciante tenga.

Si es muy caro, me marcho. Pero, si es muy barato, también me marcho.

En numismática, al igual que en cualquier otro lado, nadie da los duros a 0,024 euros. De hecho, su precio es una de las cosas en las que fijarse para saber si una moneda es falsa: una moneda demasiado barata puede ser señal de que, efectivamente, es una falsificación.

Y lo que es más, en estos casos, hay bastantes posibilidades de que el comerciante te la esté intentando colar a sabiendas.

Paso 4: ¿Me está intentando contar un cuento?

Seguro que conoces ese dicho en latín que versa «excusatio non petita, accusatio manifesta», y que se traduce en español como «excusa no pedida, acusación manifiesta».

Esto también lo comentó Adolfo en el artículo que te comentaba antes, pero te voy a contar como lo veo yo.

Cuando miro una moneda, si lo primero que hace un comerciante es intentar contarme un cuento sobre como la consiguió y por qué la tiene que vender a ese precio exacto, la situación me empieza a oler mal.

En otras palabras, lo que está haciendo es intentar justificar su precio no en base al mercado numismático, sino en base a ver si puede jugar con mi personalidad. Probablemente está intentando darme pena, o jugando con mi ego para hacerme sentir más listo, o queriendo hacerme creer que no comprar su moneda es una oportunidad perdida.

Y qué quieres que te diga, encuentro bastante poco profesional que me intenten manipular.

Paso 5: ¿Intenta que entre al regateo?

Como decía el otro, a mí me gustan las cosas claras y el chocolate espeso.

Yo provengo de una generación que, simplemente, no regatea. No regateo cuando compro comida en el súper, no regateo cuando pago los gastos de este blog, y no regateo cuando compro una moneda.

Si encuentro el precio razonable, bien. Si no, a la siguiente moneda.

Por otro lado, entiendo que hay gente a la que sí le gusta regatear. Aceptar si el regateo es una técnica válida es decisión personal de cada uno.

Pero, personalmente, encuentro que a) si pones un precio en la moneda, y luego resulta que el precio real es otro menor, estás siendo deshonesto con todo aquel que entra por la puerta de tu tienda o pasa por tu puesto, y b) estás perdiendo una oportunidad para atraer clientes nuevos con precios más baratos.

Paso 6: ¿Está dispuesto a darme factura?

En numismática, una de las cosas más importantes y a la vez menos tenidas en cuenta, es tener factura de todas tus monedas. El tema fiscal, especialmente cuando empiezas a mojar los pies en piezas de caza mayor, puede traerte algún disgusto serio.

Por eso, yo siempre pido factura de lo que compro. Y si el comerciante no está dispuesto a dármela, mala señal. Solo se me ocurren dos casos en los que no se da factura: o la pieza es de procedencia chunga y no quiere un rastro de papel que lo lleve a él, o quiere defraudar el IVA.

En cualquiera de ellos, cuanto más lejos esté yo, mejor.

Personalmente, asumo que, cuando una persona te dice implicitamente que está defraudando a Hacienda, hay muchas posibilidades de que te intente defraudar a ti cuando le compras.

Paso 7: ¿Qué pasa si es falsa?

Un comerciante honesto se hará responsable de lo que vende.

A todos se nos puede colar una moneda falsa. Hay falsificaciones muy bien hechas y nadie es perfecto, le puede pasar a cualquiera. No pasa nada.

Pero la política de un comerciante honesto en estos casos es recoger la moneda y devolver el dinero, siempre que haya pasado un tiempo razonable (definiendo tiempo razonable como hasta 1 año) desde que la compré.

De una persona que te vende una falsa, y luego es «si te he visto, no me acuerdo», no quiero saber nada.

Conclusión

Estos pasos me han servido para que nunca haya tenido ningún problema grande a la hora de comprar monedas.

Y me han servido a mí. Si preguntas a otros coleccionistas, te dirán que ellos tienen otro proceso diferente. Es lo más normal del mundo: al final, con el tiempo, cada uno destila el conocimiento que recibe en una rutina adaptada a su personalidad, forma de trabajo, y manera de ver la aficción.

La intención de este artículo no es más que decir lo que hago yo. Si estás empezando en el mundillo y decides utilizar lo que has leído aqui, verás como irás adaptando a ti estos pasos, poco a poco y subconscientemente.

5 COMENTARIOS

  1. Estimado Francisco
    Creo te has metido en un tema que hace mucho ruido y es motivo de debate desde siempre, pero me parece que esta vez has mezclado un poco los conceptos de honradez/honestidad con la falta de etica y hasta un poco de tu gusto personal en como realizar una compra y que esta te satisfaga.
    Por que es verdad que vender articulos robados, falsos y/o defraudar al fisco son practicas ilegales y por lo tanto quien los cometa no es honesto, pero vender segun la cara del cliente, no poner precios a la vista, comprar a 2 y vender a 10 o tener al regateo como practica habitual, pueden ser practicas muy poco eticas y en extremo desagradables pero a mi entender quien las desarrolla no infringe la ley.
    En mi caso particular si me doy cuenta de esto jamas le compraria nada al comerciante que asi actuara y tambien hay que decir que son este tipo de practicas las que tanto malestar genenran en los aficionados a la numismatica, pero no podria llamarlo deshonestos, pues hasta do de se, haciendo estas cosas, como dije antes no violan ninguna ley.
    Saludos
    Gustavo

    • Quierido Gustavo,

      Efectivamente, ya lo digo en el artículo: este es mi proceso. Como seguro que sabes bien, el cumplir con la legalidad y el ser honrado no es lo mismo, y el artículo se titula «Cómo saber si un comerciante de monedas es honrado», no «Cómo saber si un comerciante de monedas cumple con la legalidad».

      Y si vas al diccionario de la RAE, honrado aparece definido como «Que actúa rectamente, cumpliendo su deber y de acuerdo con la moral, especialmente en lo referente al respeto por la propiedad ajena, la transparencia en los negocios, etc.». De acuerdo con la moral, no con la ley. Ser honrado es un estándar de comportamiento mucho más alto que simplemente cumplir con la ley.

      Un saludo.

  2. Estimado Francisco
    Quise ser de alguna manera ironico/sarcastico y se ve que no me salio bien, pues la opinion que tengo de quien ya sabes es en general bastante mala, pero no lo quise decir tan abiertamente.
    Saludos y gracias por tus excelentes articulos
    Gustavo

  3. Comportarse honradamente es una virtud a eso valores y principios adquiridos en nuestra educación. Falta que hace hoy día cuando lo material para algunos es una prioridad, sacamos lo peor del ser ultimamente lo vemos en lo que nos rodea a diario para desgracia nuestra . Un saludo

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