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Hay monedas que pueden parecer normales y corrientes, pero, en cuanto lees un poco sobre su historia, te das cuenta de que tienen un detalle que las hace únicas. Estas cinco que tienes aquí son clarísimos ejemplos de ello.
La moneda con la denominación más alta de la historia
Ésta es la moneda con la denominación más alta de la historia, si mi investigación no me falla. Es una moneda notgeld de 1 billón de marcos alemanes acuñada en la provincia prusiana de Westfalia en 1923, durante la hiperinflación de principios de los años 20 en la República de Weimar (enlace a Amazon).
Un número tan alto impresiona, pero no era tanto dinero. A finales de 1923, una barra de pan costaba en Alemania unos 200.000 millones de marcos. Esta moneda, si hubiera circulado, sólo hubiera valido para comprar cinco barras.
Esta moneda no circuló, sino que estaba pensada para coleccionistas (como ves, el hecho de sacar monedas sin valor legal para recaudar dinero no es algo nuevo). Está hecha de una aleación de níquel-latón recubierta de plata, aunque existen pruebas en cobre. Mide 60 milímetros y pesa unos 56 gramos. Sorprendentemente para una moneda de colección, es relativamente difícil encontrarla en conservación sin circular.
En el anverso aparece el retrato de Heinrich Friedrich Karl vom Stein, que introdujo las reformas necesarias en el sistema legal prusiano que eveuntalmente ayudarían a la reunificación de Alemania, incluyendo la abolición del sistema de servidumbre. En el reverso, aparece el caballo rampante del escudo de armas de la Provincia de Westfalia.
La moneda de la foto fue subastada en Künker hace dos meses, con un precio de salida de 250 euros, pero no fue adjudicada. Su valor está entre los 300 y los 600 euros, dependiendo de su estado de conservación.
La moneda con el error más garrafal de los 90
Esta moneda de 1000 liras italianas de 1997 tiene un error imperdonable. ¿Lo ves?
La moneda de 1000 liras fue lanzada ese mismo año de 1997, sólo cinco años antes de la implantación del euro en Italia. Es una pieza bimetálica, con un núcleo de cuproníquel y un anillo exterior de bronzital, una aleación de aluminio y bronce especial para monedas desarrollada por la IPZS, la ceca italiana. Con un diámetro de 27 milímetros, y un peso de 8,8 gramos, la pieza estaba destinada a sustituír al billete de la misma denominación, aunque al final ambos circularon simultáneamente hasta 2002.
Sin embargo, en la moneda cometieron un error de bulto. Si te fijas en el mapa que forma parte del reverso en este diseño obra de Laura Cretara, verás que las fronteras de Alemania son un poco raras. La frontera este es la de la antigua Alemania Occidental, que se había reunificado con la Alemania comunista en 1991, seis años antes de la emisión de la pieza. En la frontera oeste, Alemania se ha anexionado a los Países Bajos. Y como pequeño detalle extra, no está Liechtenstein.
Cuando se dieron cuenta de que habían cometido tamaño error, ya había 180 millones de piezas en la calle. Tuvieron que parar las máquinas y corregir el cuño, fabricando ese mismo año otras 80 millones de piezas con el mapa correcto. Y sí, también incorporaron a Liechtenstein.
Hoy en día, las monedas de 1000 liras de 1997, tanto con error como sin él, se pueden conseguir por un par de euros en calidad sin circular.
La única moneda con un agujero octogonal
Existen muchísimas monedas con un agujero intencional, pero muy pocas en las que el agujero sea octogonal, como en esta moneda de 5 centavos de 1884 de Estados Unidos que nunca se puso en circulación.
Entre los años 1850 y 1890, el precio de metales como el níquel y el cobre había subido muchísimo, tanto que las monedas de 1 y 5 centavos se estaban acercando a ese momento en el que el material de la moneda vale más que su valor facial (algo que sigue pasando hoy en día, por cierto).
Así que la US Mint, la fábrica de moneda estadounidense, decidió experimentar con monedas agujereadas como forma de ahorrar un poco de material. Al final, lo descartaron porque la maquinaria no estaba preparada para la fabricación masiva de piezas con agujeros.
La moneda de cinco centavos de níquel es uno de esos experimentos. Está basada en un diseño del pintor Eastman Johnson, cofundador del Museo Metropolitano de Nueva York. Existen dos variedades: cospel fino y gordo, y se cree que hubo una tirada total de un par de docenas, aunque algunos sitios citan hasta 7.475 piezas. Además, existen otros ejemplares hechos en aluminio y en metal blanco. En subasta, puede valer entre 2.500 y 5.000 dólares.
Las únicas monedas de platino que han circulado
Esta moneda forma parte de la única serie de monedas de platino que ha circulado. Son 12 rublos rusos de 1830, acuñados bajo el Zar Nicolás I. Pesan 41,41 gramos y miden 35,75 milímetros de diámetro.
Aunque ya había habido experimentos de acuñación con platino en la América Española y en Reino Unido, en ambos lugares se decidió que el platino era un material demasiado díficil de moldear, así que descartaron su uso en monedas.
Rusia descubrió depósitos de platino en Siberia en 1824. En 1826, el químico P. G. Sobolevsky consiguió inventar un método de procesado de platino que lo hacía fácil de fundir y acuñar, y el Gobierno Imperial decidió utilizarlo para acuñar monedas de 3, 6 y 12 rublos. La acuñación de la de 3 rublos comenzó en 1828 en San Petersburgo, y el año siguiente, se iniciaría la de 6 y 12 rublos. Se produjeron hasta 1845, con unos totales de 1.371.691 piezas de 3 rublos, 14.847 de 6 y 3.474 de 12.
Sin embargo, aunque los comerciantes estaban encantados porque, al contrario que el oro, en caso de incendio el platino no se iba a fundir, la población rusa no aceptó la moneda. No conocían el material y era demasiado pesada. Así que, el 22 de junio de 1845, el gobierno decidió parar la acuñación y dio seis meses para que todas fueran devueltas. Por aquel entonces el platino no se consideraba como metal de inversión, así que casi todas fueron entregadas a cambio de su valor facial en oro. Ningún país volvería a acuñar más monedas de platino hasta 1980, cuando la Unión Soviética emitió una serie dedicada a los Juegos Olímpicos de Moscú 80.
Hoy en día quedan muy pocas. En buena conservación y dependiendo del año de acuñación, las de 12 rublos como la de la foto se están subastando en un rango de entre 30.000 y 100.000 euros.
La única moneda de emergencia hecha de oro
Una de las monedas más curiosas del siglo XX son las 15 Rupias de Tabora de la Colonia del África Oriental Alemana. Está hecha de oro .750, mide 22 milímetros de diámetro y pesa 7.16 gramos. Y es curiosa porque es la única moneda de emergencia hecha en oro.
Las monedas de emergencia son producidas por entidades públicas más pequeñas que el estado (ayuntamiento, cámara de comercio…) cuando éste no puede producirlas por una guerra o una crisis económica o política. Como te puedes imaginar, suelen ser acuñaciones muy toscas y hechas de metales baratos y abundantes, como el zinc o el aluminio.
Esta moneda procede de una acuñación de emergencia realizada en la ciudad de Tabora, actual Tanzania, en 1916. Tras la caída de la capital colonial alemana, Dar-es-Salam, en manos aliadas durante la I Guerra Mundial, las tropas alemanas en Tabora se vieron asediadas.
Para pagar a las tropas nativas luchando en el bando del Reich, se ordenó la construción de una fabrica de moneda temporal en la ciudad a cargo de la oficina local del Deutsch-Ostafrikanische Bank, el banco colonial estatal. Se emitieron varias denominaciones, de las que las 16.000 piezas acuñadas de estas 15 rupias serían la mayor. La ciudad acabaría siendo tomada por tropas belgas en septiembre de 1916, tras 10 días de batalla.
La de la foto se vendió en Künker en 2011 por un precio de martillo de 3.000 euros.