Catalina II (quien vivió entre 1729 y 1796), más conocida como Catalina la Grande, gobernó el Imperio ruso durante 34 años. Sus amplias reformas financieras, que incluyeron la eliminación de las antiguas instituciones financieras y la revisión del sistema monetario del estado, así como la apertura de nuevas casas de moneda, modernizaron y revitalizaron el país.
Durante su reinado, la numismática rusa vivió su período más diverso e interesante: monedas reacuñadas hasta 5 veces, falsificaciones oficiales, reacuñaciones bajo cuerda… Por algo se considera la edad de oro de la monedas rusas.
La querida anciana vivió una vida agradable y un poco pródiga.
Poesía de Pushkin
El primer amigo de Voltaire fue ella.
Escribió las leyes, quemó las flotas y murió mientras abordaba el barco.
Desde entonces, una oscuridad misteriosa cubrió Rusia, un imperio pobre.
Tu gloria desaparece con la muerte de Catalina.
Catalina, la zarina alemana
Sin embargo, no mucha gente sabe que la niña que eventualmente se convertiría en una de las gobernantes más poderosas de la historia de Rusia ni se llamaba Catalina, ni era rusa. Nació como Sophia Frederica Augusta de Anhalt-Zerbst el 2 de mayo de 1729 en la ciudad alemana de Stettin (ahora Szczecin, Polonia).
En enero de 1744, la joven princesa alemana, acompañada de su madre, emprendió un largo viaje desde el norte de Prusia hasta San Petersburgo. Los matrimonios mixtos eran comunes entre las casas reales de Europa, y a la edad de 14 años Sofía fue llevada a Rusia para casarse con el futuro zar ruso Pedro III Feodorovich, nacido como el Príncipe de origen alemán Karl Peter Ulrich Duque de Holstein-Gottorp, nieto del emperador ruso Pedro I el Grande, y el primer representante de la dinastía Holstein-Gottorp en el trono ruso. Era solo un año mayor que su futura esposa.
Poco después de llegar a San Petersburgo, se convirtió a la ortodoxia rusa y recibió un nuevo nombre, Ekaterina. Una joven brillante y ambiciosa, madura para su edad, aprendió rápidamente ruso y se adaptó a las costumbres de su nueva patria. Más importante aún, ganó seguidores. Catalina se casó con el futuro heredero del trono Pedro en 1745, tras lo cual ella recibió el título de Gran Duquesa.
A principios de 1762, murió la emperatriz rusa Isabel Petrovna y Pedro se convirtió en Pedro III.
Sin embargo, su reinado duró solo seis meses. Su comportamiento excéntrico, su inmadurez y sus políticas proalemanas alienaron no solo a Catalina, sino también a muchos miembros de su círculo íntimo, quienes conspiraron con ella para arrestarlo y deponerlo el 8 de julio de 1762.
El 17 de julio, Pedro III murió en misteriosas circunstancias, supuestamente asesinado por uno de los favoritos de la corte de Catalina. Aunque no hay pruebas directas de que Catalina quisiera matar a su marido, ciertamente no lo lloró. Se le abrió el camino para ascender al trono ruso y el 22 de septiembre de 1762 fue coronada en Moscú como emperatriz de toda Rusia.
Catalina gobernó en un momento en que Rusia se estaba expandiendo rápidamente mediante la diplomacia y la conquista militar. Admiradora de Pedro I el Grande, continuó modernizando Rusia según los ideales de Europa occidental. Valoraba mucho la Ilustración francesa, lo que la impulsó a comenzar a escribir su Mandato (Nakaz) en 1764.
El Mandato formuló los principios básicos de la política y el sistema legal. Cuando lo completó en 1766, sirvió como guía para la Comisión Legislativa Panrusa, convocada en 1767 con el propósito de reemplazar el Código de Leyes de Moscú del siglo XVII.
El sistema monetario de Catalina II
Durante su reinado, Catalina amplió las fronteras del Imperio Ruso, anexando Crimea, Bielorrusia, Lituania, Curlandia (la actual Estonia) y partes de Ucrania, principalmente a través de guerras contra el Imperio Otomano y la Mancomunidad de Polonia-Lituania. Las operaciones militares se financiaban principalmente con monedas de oro y plata, por lo que no había suficiente cantidad de estas últimas en el mercado para las transacciones monetarias cotidianas.
El Conde Piotr Ivánovich Shuválov propuso a la emperatriz reducir el contenido de plata a un estándar inferior (72 partes de plata, equivalente a 18 quilates en Europa) para acuñar todas las monedas argénteas. Este cambio proporcionó dos beneficios simultáneos. Por un lado, condujo a un aumento de los ingresos del tesoro estatal y, por otro lado, dejó de ser rentable exportar monedas de plata al extranjero.
Como resultado, se inició una acuñación masiva de monedas de plata con un estándar reducido. Durante los 34 años del reinado de Catalina II, se acuñaron monedas de plata por valor de 66,5 millones de rublos, de los cuales casi la mitad se acuñaron a partir de monedas que estaban previamente en circulación. Tres cuartas partes de esta plata se utilizaron para acuñar monedas de rublos.
Junto con la expansión de los territorios, también se amplió la gama nominal de monedas. Durante el reinado de Catalina, se acuñaron las siguientes denominaciones:
- En oro: imperiales (10 rublos), semiimperiales (5 rublos), el chervonets, dos rublos, rublos y medio rublo;
- En plata: el rublo, el medio rublo, y el medio potinnik
- En cobre: 20, 15, 10, 5, 2 y 1 kopek (equivalente a los céntimos), la denga (1/2 kopek) y la polushka (1/4 kopek).
Para comprender el valor del dinero del siglo XVIII y la inflación de esa época, podemos aportar datos sobre su poder adquisitivo bajo el reinado de Catalina II.
Por ejemplo, por 1 rublo se podían recorrer 300 verstas (320 km) en un coche de caballos o 100 verstas (110 km) en un vagón de correos. Un pud de pan (medida equivalente a 16,38 kg) costaba 86 kopeks en 1760. En 1773, su precio aumentó a 2,19 rublos, y en 1788, a 7 rublos. Un cubo de vodka (12,3 litros) costaba casi lo mismo que un pud de pan (85 kopeks) en 1760, en 1788 pero su precio había aumentado de acuerdo con el precio de los cereales.
Las monedas de oro de Catalina II
En la época de Catalina II había 6 denominaciones de monedas de oro: el imperial (diez rublos), el medio imperial (cinco rublos), el chervonets, los dos rublos, el rublo y el medio rublo.
10 rublos de oro de Catalina II 1766 SPB-TI, Casa de la Moneda de San Petersburgo (Foto: Sincona – Subasta 58, Lote 165).
La acuñación de monedas de oro de medio rublo, rublo y dos rublos, de uso en palacio (también llamadas «Palacio» o «monedas de palacio»), sigue siendo hasta el día de hoy uno de los misterios de la numismática rusa. No se encontró ninguna mención de la circulación de estas monedas, ni tampoco documentos que confirmen su emisión. Al respecto, han surgido varias versiones sobre el propósito real de estas monedas de oro.
Según la versión más extendida, estas monedas fueron acuñadas específicamente para ser utilizadas en la corte imperial en juegos de cartas por parte de la emperatriz y los cortesanos.
Rublo de oro de 1779. El anverso de estas monedas estaba decorado con un retrato de la emperatriz y el reverso representaba un águila bicéfala (Foto: International Coin Exchange – Subasta 7, Lote 480).
En el siglo XVIII, los juegos de cartas eran un pasatiempo popular entre las clases altas, incluidos los cortesanos de Catalina II. Según una versión, estas monedas relativamente pequeñas estaban destinadas a servir como apuestas en juegos de azar; según otra versión, podían actuar como fichas en juegos de mesa.
La acuñación secreta de ducados de oro holandeses
Además de las monedas rusas, la Casa de la Moneda de San Petersburgo acuñó en secreto entre 1735 y 1867 lo que se conoce como «monedas de renombre»: ducados de oro holandeses.
El tesoro ruso utilizó los ducados de oro holandeses para financiar expediciones militares y misiones diplomáticas rusas en el extranjero, así como para diversos tipos de pagos transfronterizos. Las monedas de oro rusas eran poco conocidas por los europeos y su cambio por dinero local estuvo acompañado de importantes pérdidas financieras. Por diversas razones, los ducados de oro holandeses circularon ampliamente en Europa y fueron fácilmente aceptados como contrapartida de las monedas de oro rusas.
Ducado holandés de oro de 1769 acuñado por la Casa de la Moneda de San Petersburgo (Foto: Katz Auction – Subasta 21, Lote 2119).
Es probable que la acuñación de ducados de oro se iniciara en Rusia bajo el reinado de la emperatriz Anna Ioannovna en 1735, pero en aquella época sólo podía haber ediciones limitadas de monedas.
Durante el reinado de Catalina II, cuando comenzó la guerra ruso-turca en 1768, se necesitaban importantes sumas financieras para mantener el ejército y la marina rusa. Por lo tanto, ese año se reanudó en la Casa de la Moneda de San Petersburgo la acuñación secreta de ducados holandeses bajo un nombre que se podría traducir al español como «monedas de renombre», y su circulación aumentó considerablemente.
Durante todo el período de acuñación de ducados de oro se fabricaron más de 25 millones de ejemplares en la Casa de la Moneda de San Petersburgo. Así, según valora S. A. Rozanov en su artículo Lobanchiki de oro (chervonets holandeses de acuñación rusa): “Por orden personal de la emperatriz en abril de 1770, todo el oro de Kolyvan y Ekaterimburgo enviado al Gabinete se utilizó para fabricar chervonets […]. Se acuñaron 90.100 ducados terminados, contando cada uno a 2 rublos 65 kopeks, para un total de 238.765 rublos. En total, bajo Catalina II, desde 1770, se acuñaron 333.737 piezas de chervonets holandeses».
Una acuñación tan importante llevó al hecho de que los ducados de la acuñación rusa comenzaron a desempeñar un papel destacado en la circulación monetaria interna de Rusia bajo el nombre de lobanchikov, arapchikov o puchkovy.
Después del cese temporal de la acuñación de ducados de oro en los Países Bajos en 1849, su acuñación en Rusia continuó con cuños fechados en 1849. La acuñación rusa de ducados holandeses en Rusia no se detuvo definitivamente hasta 1867, tras una protesta oficial del gobierno holandés.
Las monedas de plata de Catalina II
En el reinado de Catalina II, se acuñaron monedas de plata en las siguientes denominaciones: 1 rublo, medio (50 kopeks), medio cincuenta (25 kopeks), 20 kopeks, 15 kopeks y diez kopeks (10 kopeks). La principal moneda en circulación monetaria rusa era el rublo de plata.
Los numismáticos distinguen cuatro tipos claramente distintos de retratos de la emperatriz en rublos de plata, los de 1762, 1766, 1777 y 1783. Cada retrato entró en producción solo después de que Catalina II lo aprobara personalmente. Tras aprobar el de 1783 decidió no cambiar su retrato en las monedas hasta el final de su reinado, manteniéndolo hasta su fallecimiento en 1796, a los 54 años.
Tipo 1 – 1762. Rublo de Catalina II (1762-1796) MMD-DM de la Casa de la Moneda de Moscú «MMD», las iniciales del maestro de la moneda debajo de la cola del águila «DM» – Danila Mochalkin, en el borde de la manga las iniciales del grabador «TI» – Timofey Ivanov. (Foto: Coins.ee – Subasta 48, Lote 1209).
Catalina II, majestuosa y perspicaz patrona de las artes y las ciencias, con un refinado sentido del estilo y el gusto, quiso que la corte rusa fuera igual a cualquier corte europea. Esta atmósfera se extendió al arte de las medallas, donde la actividad creativa estaba en pleno apogeo.
La principal casa de moneda durante la época de Catalina II era la Casa de la Moneda de San Petersburgo, donde se centraban en la acuñación de rublos de plata. La Casa de la Moneda de Moscú, donde a los trabajadores se les pagaba cantidades más bajas, acuñaba principalmente monedas de plata pequeñas.
Los bustos de la mayoría de los rublos de plata de Catalina, desde 1757 hasta 1761, fueron grabados por Timofey Ivanov, quien trabajaba en la Casa de la Moneda de San Petersburgo. Ivanov creó cuatro retratos de Catalina distintos pero consistentes para las monedas de rublo producidas por la Casa de la Moneda de San Petersburgo.
Muchos de los primeros rublos de plata de 1762 y 1763 son más anchos que los rublos típicos de Catalina II, posiblemente debido a una reacuñación sobre los rublos de su marido Pedro III. Dado que inicialmente los rublos de la zarina tenían un estándar de 72 partes de plata, no fue necesario fundir los círculos de monedas para su posterior acuñación.
Entre los cuatro tipos de bustos (1762, 1766, 1777 y 1783), se pueden observar una serie de sutiles refinamientos y ajustes. Las mejoras y cambios continuaron para adaptarse a las especificaciones de la Casa de la Moneda, las nuevas necesidades políticas y, por supuesto, el favor, la vanidad y las crecientes ambiciones de la Emperatriz.
En 1766, se decidió que era necesario crear una nuevo retrato de Catalina. Se puede intuir qué causó esta necesidad. El primer tipo de busto de la emperatriz de 1762-1765 representaba a una joven Catalina con ojos brillantes y una sonrisa en los labios, como una joven debutante enérgica, lo que quizás no era lo suficientemente serio para la emperatriz y autócrata de toda Rusia.
Tipo 2 – 1766. Rublo de Catalina II (1762-1796) Casa de la Moneda de San Petersburgo, debajo de la cola del águila el signo del maestro de moneda «AS» – Alexey Shneze, en el borde de la manga las iniciales del grabador «TI» – Timofey Ivanov (Foto: Stack’s Bowers – Subasta Noviembre 2022, Lote 75575).
El busto de la emperatriz sobre el nuevo rublo de 1766 se parece mucho al cuadro de 1763 Catalina, de Fyodor Rokotov, y es muy posible que esta obra sirviera de base principal para el grabador. La pintura muestra a Catalina mirando hacia la izquierda, por lo que su imagen podría copiarse directamente para crear un busto de moneda mirando hacia la derecha, ya que el cuño es el espejo de la imagen final en la moneda.
En 1777, Catalina cumplió 48 años; ya había gobernado el Imperio Ruso durante 15 años; el nuevo retrato en sus monedas refleja la transformación de la Emperatriz en una mujer de mediana edad.
Tipo 3 en el rublo de 1777 (Foto: Coins.ee – Subasta 47, Lote 717)
Tras el cuarto busto de 1783, Catalina decidió conservar su imagen en las monedas durante el resto de su vida y aparentar así 54 años eternamente. ¡Los reyes pueden hacer cualquier cosa!
Tipo 4 – 1 rublo de 1783 acuñado en la Casa de la Moneda de San Petersburgo, con la marca del maestro de la moneda «IZ» – Ivan Zaitsev (Foto: Heritage Auctions – Subasta 3040, Lote 30459).
Una de las características de la acuñación de los últimos rublos de Catalina II fue que el grabado era deliberadamente muy superficial, por lo que es muy difícil encontrar un retrato claro incluso entre las monedas en Sin Circular.
El misterioso rublo de prueba de 1766
Existe una rarísima moneda de prueba de un rublo de plata en la que el retrato de la emperatriz no se parece a sus otros retratos. Este rublo es uno de los misterios y rarezas más grandes de la numismática rusa.
Rublo de prueba de Catalina II, modelo 1766, Casa de la Moneda de San Petersburgo, marca del maestro de moneda «YI» – Yakov Ivanov. Busto majestuoso, coronado y velado de Catalina II, cabeza grande, águila imperial en el reverso, peso 23,79 gramos (Foto: The New York Sale – Subasta 29, Lote 2092).
¿Quién fue el grabador? No lo sabemos, el retrato no está firmado.
Se puede suponer que este rublo fue elaborado por uno de los grabadores alemanes que trabajaron codo a codo con Timofey Ivanov y su contemporáneo Samoil Yudin en la Casa de la Moneda de San Petersburgo. Esta moneda era claramente una copia encargada oficialmente, como lo demuestran la marca de ceca y las iniciales del maestro de ceca «YI», Yakov Ivanov.
Por alguna razón, este diseño no fue aprobado. Podría ser que Catalina consideró que el diseño era demasiado duro y lo rechazó, o esta muestra pudo haber sido rechazada en la Casa de la Moneda; no lo sabemos.
En una de las mejores colecciones de monedas rusas de la historia, la del gran duque Georgy Mikhailovich Romanov, faltaba este rublo, y el propio gran duque solo conocía dos copias, una en el Hermitage de San Petersburgo y la otra, en una colección privada. Desde entonces sí sabemos que existe un tercer ejemplar, que fue subastado en Nueva York en el año 2012.
Las monedas de cobre de Catalina II
Una característica distintiva de la circulación monetaria durante el reinado de Catalina II fue que la proporción de dinero de cobre aumentó y comenzó a representar aproximadamente la mitad de la oferta monetaria total.
En el anverso y el reverso de muchas monedas de cobre del reinado de Catalina II a menudo se ven imágenes superpuestas sobre el diseño original. Esto es un rastro de la reacuñación de monedas realizada imprimiendo un cuño diferente directamente sobre una moneda antigua. En comparación con el método convencional de producción de monedas, esta reacuñación supuso un ahorro para la casa de moneda, ya que muchas operaciones que requerían mucha mano de obra fueron excluidas del ciclo de producción, como fundir las monedas antiguas, enrollar tiras de metal o cortar los metales en blanco sobrantes, y además no había que acuñar el canto de las monedas.
Sin embargo, en el proceso de reacuñación la apariencia de las monedas se deterioraba, lo que no impidió que los gobernantes rusos recurrieran a ellas una y otra y otra vez según la situación económica del país mejorara o empeorara.
Las reacuñaciones de 1762
A partir de 1760, el jefe del gobierno ruso bajo la emperatriz Isabel Petrovna, el conde Pyotr Ivanovich Shuvalov, comenzó a intentar duplicar la talla de las monedas (el número de monedas de la misma denominación que se pueden acuñar a partir de una determinada unidad de peso de metal), y de hecho, duplicó el valor facial de las monedas existentes.
Shuvalov propuso descartar la talla de 16 rublos por pud (una medida antigua rusa de peso que equivale a 16,38 kilos) y aprobar una nueva talla de 32 rublos por pud de cobre.
El proyecto recibió el visto bueno y comenzó a implementarse bajo el nuevo emperador, Pedro III, a través de un decreto aprobado el 17 de enero de 1762.
4 kopeks de cobre de 1762, bajo Pedro III. Sin letras de ceca. Reacuñado sobre 2 kopeks isabelinos de 1757, con peso de 18,61 gramos (Foto: Sincona – Subasta 48, Lote 203).
A partir de este momento, se inició el proceso de reacuñación masiva de monedas de cobre, que duplicaron así su valor facial en comparación al reinado anterior de Isabel Petrovna. Se introdujeron en la circulación monetaria nuevas denominaciones de monedas de cobre de 10, 4 y 2 kopeks, que se acuñaron sobre monedas de 5, 2 y 1 kopeks del período 1757-1761.
Entre las monedas reacuñadas es habitual encontrar errores raros: por ejemplo, una moneda de 4 kopeks podría haberse acuñado a partir de una moneda de 1 o 5 kopeks. El proceso continuó hasta la primavera de 1763, ya después del final del reinado de Pedro III.
Las reacuñaciones de 1763-1795
Al llegar al poder, Catalina II dejó de acuñar monedas de cobre de Pedro III con talla de 32 rublos, y comenzó el proceso inverso, revirtiendo a la talla de 16 rublos.
5 kopeks de 1763 bajo Catalina I, acuñado en la Casa de la Moneda de Ekaterimburgo (“EM”). Reacuñado sobre 10 kopeks de Pedro III de 1762. Su peso es de 58,65 gramos (Foto: Katz Auction – Subasta 35, Lote 1082)
El objetivo principal de esta decisión, que esta vez solo trajo pérdidas directas al tesoro, fue poner en orden la economía monetaria del imperio después del final de la Guerra de los Siete Años de 1756-1763. Por un decreto de la nueva emperatriz promulgado 27 de enero de 1763, las monedas de cobre adquirieron el mismo aspecto que tenían bajo la emperatriz Isabel Petrovna, solo cambió el monograma de la emperatriz.
Las reacuñaciones de 1766
En los últimos años de su reinado, Catalina II se enfrentó a un problema financiero: la imposibilidad de respaldar los billetes de papel con monedas de cobre.
Para salir de la crisis, se revirtió la reversión, volviéndose al proyecto de Pyotr Shuvalov de acuñar monedas de cobre en una talla de 32 rublos por pud de cobre en lugar de 16, y aligerar su peso a la mitad, dividiendo en consecuencia a la mitad los valores faciales de las monedas existentes.
Este plan fue propuesto en 1796 por el último favorito de la emperatriz, Platon Zubov. Sin embargo, con la muerte de Catalina II el 17 de noviembre de 1796 se suspendió la implementación de este plan de reacuñación.
La última reacuñación, en 1797
La reacuñación de Pablo I se convirtió en la última en la historia de las monedas de cobre en el Imperio Ruso. Posteriormente, después de desvincular la denominación de la moneda del valor del metal, la reacuñación de monedas dejó de tener sentido.
Tras ascender al trono después de la muerte de Catalina, Pablo I inmediatamente revocó la decisión de su madre y volvió a cambiar el patrón monetario, volviendo una vez más a la talla de 16 rublos en un pud de cobre. Para ello, decidieron acuñar monedas de 5 y 2 kopeks de la llamada «serie monograma» sobre monedas de 10 y 4 kopeks, y fundir monedas de cobre de otras denominaciones.
5 kopeks de cobre de Pablo I, Casa de la Moneda de Ekaterimburgo, reacuñado en 1797 sobre 10 kopeks de la «Serie Monograma» de Catalina II, que a su vez fue reacuñado sobre un tipo anterior de 5 kopeks de 1793 (Foto: Stephen Album – Subasta 31, Lote 1590).
El principal problema de esta decisión fue que las nuevas monedas acuñadas ascendieron a 2.378.400 rublos. La decisión de Pablo I fue bastante controvertida y, como afirma el autor del catálogo Monedas de cobre de la Rusia imperial 1700-1917 B.F. Brekke: «… para echar completamente la culpa a la «administración anterior», se acuñarían monedas de cobre por valor de unos 2 millones de rublos con los antiguos cuños de las monedas de Catalina II”.
Por lo general, no es difícil distinguir las monedas del último programa de reacuñación de Pablo I de las monedas acuñadas por Catalina II o de otras monedas con la misma fecha:
- Ai una moneda muestra signos claros de reacuñación y está fechada en 1791, 1793, 1794, 1795 o 1796, es producto del programa de reacuñación de 1797, ya que no se emitieron monedas en esos años.
- La mayoría de las monedas reacuñadas, debido a que fueron reacuñadas al menos dos veces, son más anchas y delgadas que la moneda estándar de 5 kopeks de Catalina II, y tienden a exhibir una falta de detalles en el diseño.
En teoría, es posible suponer que algunas de las monedas podrían haber sido reacuñadas hasta cinco veces. La primera vez, de la moneda de 5 kopeks de Isabel Petrovna a la moneda de 10 kopeks de Pedro III, luego de nuevo a la moneda de 5 kopeks de Catalina II, y luego a la moneda de 10 kopeks en el último año de su reinado y nuevamente a la de 5 kopeks bajo el nuevo emperador Pablo I.
Las falsificaciones suecas
Entre las monedas de cobre de Catalina II, cabe mencionar especialmente la acuñación sueca de monedas rusas falsificadas de 5 kopeks.
Durante la guerra ruso-sueca de 1788-1790, se acuñaron monedas rusas de cobre de 5 kopeks en la Casa de la Moneda de Suecia sita en la ciudad de Avesta. La emisión estaba destinada a las tropas suecas, que en ese momento estaban en guerra con el Imperio ruso y necesitaban dinero ruso para pagar a los trabajadores rusos que contrataban en la frontera, así como para pagar alimentos y forraje. Suecia argumentó que se trataba de monedas capturadas en barcos rusos y no eran «dinero falso».
La acuñación de monedas falsas se limitó a tres fechas distintas: 1764, 1778 y 1787, para evitar cualquier sospecha que pudiera surgir si un gran número de monedas del mismo año acabaran en un mismo lugar. Las gran mayoría de las monedas suecas llevan la marca «EM» de la Casa de la Moneda de Ekaterimburgo, aunque algunas de las falsificaciones no tienen marca de ceca.
Esta acuñación militar es uno de los fenómenos más interesantes de la historia monetaria, y las monedas que han llagado a nuestros días se encuentran entre las rarezas más populares de las numismáticas rusa y sueca. Por ejemplo, en la 84ª subasta de Sincona, fechada el 23 de octubre de 2023, el lote nº 140 de 5 kopeks de 1778, acuñado por la casa de moneda de Avesta (Suecia), que es de la foto que de dos párrafos más arriba, salió con un precio de 35.000 francos suizos.
Es relativamente fácil identificar las falsificaciones suecas:
- Usan la corona real (abierta, nº 2 en la siguiente foto) en lugar de la corona imperial (cerrada, nº 1) de las monedas originales rusas.
- Al indicar el año, la unidad en las monedas falsas es el número romano “I” en lugar del “1” árabe de las originales.
- El águila armera de las monedas acuñadas en Suecia fue copiada de las monedas rusas del modelo 1769-1779, mientras que en las monedas originales de 1764 había un águila del modelo 1758-1769, y en las monedas de 1787 el modelo de 1778-1888.
- No hay 5 kopeks auténticos de 1787 sin marca de ceca.
Los Novodel de Catalina II
Finalmente, entramos en una pequeña curiosidad de la numismática de Catalina II: los Novodel, una palabra que ya ha trascendido su significado en el idioma ruso para incorporarse a la terminología numismática mundial.
La definición precisa de lo que constituye un Novodel aún no está completamente establecida. Por ejemplo, el conservador jefe del Departamento de Monedas y Medallas del Hermitage A.K. Markov ofrece la siguiente definición:
Un Novodel es una moneda acuñada para coleccionistas utilizando un troquel que ya fue usado en siglos pasados para acuñar monedas, cuyos ejemplares se han vuelto raros en el momento de la reacuñación.
En otras palabras, se podría decir que es, más o menos, una reacuñación oficial de una moneda antigua.
El inicio de la producción de Novodel de monedas rusas está vinculado a la Casa de la Moneda de San Petersburgo y probablemente se remonte a la primera mitad del siglo XVIII, durante el apogeo del reinado de Catalina II. En ese momento, la tendencia de poseer una colección de antigüedades, como una colección de monedas antiguas, estaba en auge. Esto llevó a que los pocos coleccionistas de monedas rusas fueran eclipsados por una gran multitud de coleccionistas y funcionarios de la corte adinerados y de alto rango, para quienes se acuñaron «Novodel» de monedas antiguas.
Resulta sorprendente que la principal producción de antigüedades numismáticas falsificadas en Rusia no estuviera a cargo de anticuarios, como suele ser el caso, sino que fuera llevada a cabo por la corte de Catalina II.
Con el tiempo, cuando las monedas rusas ganaron popularidad en el mercado extranjero, los Novodel también comenzaron a ser considerados como monedas rusas raras, entendidas como piezas no del todo genuinas, pero valoradas por su carácter de colección.
Veamos dos ejemplos de Novodel:
El rublo de cobre de Sestroretsk
Esta moneda gigante pesa alrededor de un kilogramo, lo que la convierte en la moneda de cobre más grande jamás emitida. Estaba destinada a respaldar los billetes de Catalina II, que solo podían cambiarse por monedas de cobre. Para tener una idea de cómo era el rublo de Sestroretsk, sus dimensiones son varios milímetros más anchas y gruesas que las de un disco estándar de hockey sobre hielo.
Rublo de cobre de Sestroretsk de 1771, un Novodel. En el anverso: un gran sello de cobre, en una corona de laurel, coronado con un águila bicéfala con la fecha en el escudo de armas. En el reverso: denominación en palabras MONEDA RUBLO en una corona floral, en la parte superior está una corona imperial. Peso 1.018,4 gramos. (Foto: Numismatica Genevensis – Subasta 8, Lote 552).
Su nombre del rublo proviene de la casa de la moneda de Sestroretsk, aunque la producción en masa de estas monedas nunca se llevó a cabo debido a problemas técnicos.
Se conocen tres ejemplares originales del rublo de Sestroretsk fechadas en 1771: dos se exhiben en el Hermitage de San Petersburgo y uno en el Museo Smithsonian de Washington, DC. Se cree que existen alrededor de 50 «Novodel» repetidos de esta moneda, así como muchas copias creadas ya en el siglo XX.
El rublo «Pugachev»
El «rublo Pugachev» es una curiosa pieza numismática que se acuñó sobre una moneda estándar de un rublo de plata, pero con el cuño del rublo de cobre de Sestroretsk.
Rublo «Pugachev» de 1771. Durante las últimas dos décadas, sólo han aparecido en subasta tres ejemplares de estas monedas, uno con un canto estándar y dos con un canto liso (Foto: Stack’s Bowers – Subasta Hong Kong Abril 2021, Lote 50512).
Aunque algunos comerciantes de monedas antiguas intentaron relacionar esta moneda con la historia de la rebelión de Emelyan Pugachev, que ocurrió un poco más tarde en 1773-1775, en realidad no existe ninguna conexión. Sin embargo, el nombre del famoso rebelde pudo haber sido utilizado para aumentar el atractivo y el precio de esta moneda de fantasía.
La historia detrás de la acuñación del «rublo Pugachev» sigue siendo poco clara hasta el día de hoy, posiblemente de manera deliberada. Es probable que haya sido acuñado de manera semilegal en la Casa de la Moneda de San Petersburgo. Pudo ser que algunos coleccionistas o comerciantes de monedas se hayan aproximado informalmente a los artesanos de la Casa de la Moneda para obtener estas piezas con el propósito de agregarlas a sus colecciones o venderlas posteriormente. En este caso, es probable que la parte media del enorme rublo de cobre de Sestroretsk de 1771 se haya acuñado en un cospel de rublo de plata.
Existen varias variantes del «rublo Pugachev», algunas acuñadas en cospeles de monedas de plata comunes con un canto en forma de cordón, otras con el canto liso, y algunas incluso acuñadas en cospeles para monedas de cobre. Todas estas piezas son reconocidas por los expertos como «Novodel», es decir, monedas acuñadas con las marcas de ceca originales, pero después de la fecha indicada en ellas.
Históricamente, las monedas más interesantes y curiosas aparecieron en tiempos de crisis económicas y guerras. El reinado de Catalina II dejó para la posteridad, y para nosotros los numismáticos, muchas monedas raras cuya historia de acuñación sigue siendo un misterio hasta el día de hoy.