Ayer, el periodista Matthieu Fauroux del periódico francés La Lettre informaba de que la Monnaie de Paris, la casa de la moneda de Francia, la pifió bien pifiada: tuvo que destruír 27 millones de monedas de 10, 20 y 50 céntimos de euro porque su director quiso impresionar al Ministro de Economía, causando unas pérdidas de entre 700.000 y 1,2 millones de euros por el camino.
(Por cierto, mi agradecimiento a 102K, que nos avisó de esto ayer en el Foro de ColeMone).
¿Qué pasó exactamente?
El pasado 30 de noviembre, informábamos aquí en ColeMone de que Francia iba a cambiar los diseños de sus monedas de 10, 20 y 50 céntimos, el primer cambio francés de esas denominaciones en los 25 años que se llevan acuñando monedas de euro.
Estaba previsto que las presentaciones para coleccionistas con las nuevas monedas aparecieran en presentaciones para coleccionistas alrededor del 1 de enero de este año, y que entraran en circulación unos meses más tarde.
Pues bien, el 7 de diciembre, el Ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, iba a visitar la sede que la Monnaie de Paris (la casa de la moneda francesa) tiene en el Quai de Conti, en el VI Distrito de la capital gala.
Dada la importancia del cambio, el mandamás de la Monnaie desde diciembre de 2018, el Presidente-Director General Marc Schwartz, quiere que las nuevas monedas estén listas para la visita del ministro. Así que da la orden a finales de noviembre de comenzar la acuñación en la ceca de Pessac, al ladito de Burdeos.
Y se impone un ritmo de acuñación bastante duro: durante cuatro días, las máquinas trabajan 24 horas al día, vigiladas por empleados que trabajan en 3 turnos diarios de 8 horas. Así, en cuatro días se fabrican 27 millones de monedas, lo que representa un 4% de la producción anual de la ceca.
Pero, y aquí viene el gran problema, la acuñación se había empezado cuando la UE todavía no había dado el visto bueno a los diseños. Y el viernes 1 de diciembre llega el jarro de agua fría: el Consejo Europeo los rechaza por no cumplir con el reglamento (veremos cómo un poquito más abajo). Según Politico, Francia había contactado de manera informal a la Comisión en noviembre, y ese mismo rechazo de la Comisión también llegó de manera informal.
Las monedas acuñadas ya no valen para nada, así que hay que destruirlas. La Lettre calcula que las pérdidas para la Monnaie de Paris causadas por esta debacle están entre 700.000 y 1,2 millones de euros.
La publicación francesa contactó con Marc Schwartz, el director de la ceca. Según el diario (la traducción es mía), Marc Schwartz dice que el fallo está «fuera de su control, atribuyendo la responsabilidad de este grave error al “Estado francés”. Una fórmula general para designar el Ministerio de Economía y Hacienda.» Lo que no dicen es por qué culpa al Ministerio exactamente.
También contactaron con el Ministerio de Economía francés, que prometió lanzar una investigación sobre el tema. Cuando Politico contactó con ellos, aseguraron que no habría costo para el ciudadano francés, y que sería la Monnaie de Paris la que tendría que absorver los costos de la pifia.
¿Por qué echaron atrás los diseños?
La información de La Lettre no profundiza en por qué la Comisión echó para atrás el diseño, simplemente dice que la causa fue que las «estrellas en forma de círculo que representan el continente europeo son difíciles de ver» (traducción mía).
Nada más ver la noticia, pedí a través del portal de transparencia de la Comisión Europea que me manden el documento en el que se rechazan los diseños, pero aún van a tardar varios días en hacerlo, y habrá que ver si no viene censurado.
Pero, con lo que dice La Lettre, estoy bastante seguro del por qué. De momento es una hipótesis, y actualizaré este artículo en cuanto me llegue el documento oficial.
Mi hipótesis
Cuando un país de la Eurozona quiere emitir una moneda nueva, tiene que enviar los bocetos al Consejo Europeo al menos 3 meses antes de su fecha prevista de circulación para una doble aprobación: la del resto de países, que pueden poner objecciones al motivo, y la del Consejo Europeo, que mira que las especificaciones técnicas se cumplan.
Y esas especificaciones técnicas están regidas por el Reglamento 729/2014 del Consejo Europeo. En su artículo 6.1, dice que (las negritas son mías):
«En la cara nacional de las monedas destinadas a la circulación figurará un círculo de 12 estrellas que rodeará por completo el diseño nacional, incluidas la indicación del año de emisión y la del nombre del Estado miembro emisor. Ello no impedirá que algunos elementos del diseño se extiendan más allá del círculo de estrellas, a condición de que las estrellas sean totalmente visibles. Las 12 estrellas se representarán del mismo modo en que figuran en la bandera de la Unión.»
En otras palabras, el nombre del país y el año tienen que estar completamente dentro de las estrellas. Otros elementos pueden extenderse mientras las estrellas no se tapen.
Y en los tres diseños que tan inconscientemente acuñó Francia, ambos elementos invaden el espacio de las estrellas. El 2 del año 2024 sobresale completamente, mientras que el indicativo de país «RF» (iniciales de Republique Française, República Francesa) invaden el espacio de las estrellas hasta el punto de que estas se superponen sobre las letras.
No se sabe a ciencia cierta lo que va a pasar con estos diseños, pero pienso que, probablemente, los diseñadores y grabadores de la Monnaie de Paris lo ajustarán para meter ambos elementos dentro de las estrellas, sin cambiar las líneas generales ni a las protagonistas.
El mercado negro
Ya hemos visto alguna vez aquí, en ColeMone, que no es la primera vez que cuando se decide destruir una emisión ya acuñada antes de ponerse en circulación, alguien consigue salvar algunas piezas de manera ilegal. Y, al ser ilegales, esas piezas tienden a acabar en el mercado negro numismático, donde adquieren un valor desorbitante.
Por ejemplo, eso es lo que pasó con el Double Eagle estadounidense de 1933, que hoy es la moneda más cara y valiosa de la historia. O con los 2 euros de Bélgica de 2015 dedicadas a la Batalla de Waterloo, que es con diferencia la moneda de euro más valiosa.
Pues tras acuñar 27 millones de estas monedas de 10, 20 y 50 céntimos de euro, no me extrañaría que alguien salvara alguna y acabaran en el mercado negro. Si es así, tarde o temprano se acabará sabiendo, así que estaremos atentos.
¿Explica esto los retrasos?
Finalmente, déjame que cierre el artículo con una pequeña hipótesis sobre un movimento raro que hizo la ceca francesa hace un par de días.
El pasado día 9 de enero, estaba previsto que la Monnaie de Paris pusiera a la venta su moneda conmemorativa de 2 euros de los Juegos Olímpicos de París 2024 con el Hércules Luchador, que solo se emite en presentaciones para coleccionistas.
Sin embargo, ese mismo día 9 por la mañana, deprisa, corriendo y sin explicación ninguna, anunciaron que las entregas de la versiones en coincard se retrasarían hasta mediados de febrero.
No está confirmado todavía, pero no me extrañaría que la debacle que hemos visto fuera la causante de estos retrasos, al estar las máquinas ocupadas acuñando las monedas de 10, 20 y 50 céntimos modificadas, en vez de la pieza de 2 euros.
Con estas noticias son las que pienso que seguro que alguien se aprovechó y aunque sea muy difícil por no decir imposible, alguna moneda que otra no haya sido destruida. Por lo que sé, tienen unas estrictas fases de seguridad para salir de la fábrica.
Si son como la FNMT, sí que deberían tener esas estrictísimas medidas de seguridad, desde luego. Pero la historia nos demuestra que, de alguna manera, alguna siempre sale, efectivamente. Veremos si esta vez se cumple.