La fotografía de Golda Meir en una calle de Moscú, rodeada por miles de judíos soviéticos, se convirtió en un poderoso símbolo de la breve etapa de relativa libertad en la sociedad soviética. Esta imagen fue plasmada en el billete de mayor denominación de la Israel de los años 80, el de 10.000 shekels, como uno de los momentos más destacados en la vida de esta influyente política israelí.
Golda Meir nació el 3 de mayo de 1898 en Kiev, que en ese entonces formaba parte del Imperio Ruso. En 1969, se convirtió en la primera mujer en Israel en ocupar el cargo de primera ministra. Conocida por su política firme y su estilo de liderazgo, recibió el apodo de «Dama de Hierro.» Sin embargo, antes de asumir la jefatura del gobierno, se convirtió en 1948 en la primera embajadora de Israel en la Unión Soviética.
Ahora, volviendo a la historia de los billetes de Israel. El 4 de junio de 1969, durante una sesión del parlamento israelí, la Knéset aprobó una ley que establecía que la moneda israelí debía llamarse «shekel». Hasta entonces, la moneda de Israel se llamaba «libra israelí» y «pruta». Sin embargo, no fue hasta noviembre de 1977 que un representante del Banco de Israel propuso ratificar la ley de 1969 y emitir una nueva moneda, el shekel. En mayo de 1978, el primer ministro Menachem Begin y el ministro de Finanzas Simha Ehrlich aprobaron el proyecto. El anuncio oficial del plan para reemplazar los billetes se hizo público el 22 de febrero de 1980, cuando se lanzó la campaña para cambiar los billetes antiguos.
Esta fue la serie de billetes más grande en la historia del Estado de Israel. Inicialmente, se emitieron billetes de 1, 5, 10 y 50 shekels. Sin embargo, debido a la inflación descontrolada entre 1981 y 1985, se añadieron cinco nuevas denominaciones: 100, 500, 1000, 5000 y 10 000 shekels.
El billete de mayor denominación en la historia del país, de 10 000 shekels, llevaba el retrato de Golda Meir en el anverso, pero lo más interesante estaba en el reverso. En él también aparecía Golda Meir, pero esta vez rodeada de miles de judíos soviéticos en una calle de Moscú.
Este evento tuvo lugar en 1948, cuando Golda Meir, que unos meses antes había sido nombrada embajadora del recién creado Estado de Israel en la Unión Soviética, visitó la Sinagoga Coral de Moscú durante las festividades de otoño. El 14 de mayo de 1948 se proclamó el Estado de Israel. Al principio, la URSS apoyó la creación del nuevo estado, con la esperanza de que se convirtiera en un aliado en el Medio Oriente. Sin embargo, el despertar de la comunidad judía soviética generó preocupación en las autoridades. El punto culminante llegó el 11 de septiembre, con la llegada de una delegación israelí liderada por Golda Meir y la entusiasta acogida de la comunidad judía de Moscú.
La euforia de los judíos soviéticos que se encontraron con los representantes del recién formado Estado de Israel fue casi extática. Golda Meir recordaba: «Un océano de amor se derramó sobre mí. Apenas podía respirar; creo que estuve a punto de desmayarme. La gente extendía sus manos y decían ‘nuestra Golda’ y ‘shalom, shalom’, y lloraban… Pero yo no podía encontrar palabras. Solo dije en yidis: ‘¡Gracias por seguir siendo judíos!’ Y escuché cómo esta frase se repetía entre la multitud, como una profecía milagrosa.»
Entre los que recibieron a Golda se encontraba David Havkin, un fotógrafo aficionado de 18 años. Desde el techo de un edificio, logró capturar a Golda en medio de la multitud. Una de sus fotografías fue la que apareció en el billete.
Las relaciones con Israel no prosperaron, y a partir de agosto de 1948, la postura de la URSS hacia Israel se endureció. Fue entonces cuando el breve apoyo soviético al nuevo Estado de Israel llegó a su fin, dando paso a represalias contra los «cosmopolitas sin raíces» y al descenso de la Cortina de Hierro, que prácticamente bloqueó la repatriación de judíos desde la URSS.
Tras su corta estancia en Moscú, Golda Meir fue llamada de regreso a Israel para asumir el cargo de Ministra de Trabajo. No se sabe si en ese momento ella podía imaginar cuán cruelmente el régimen soviético trataría a los judíos que, en el otoño de 1948, se atrevieron a expresar su identidad nacional. Por orden de Stalin, se disolvió el Comité Antifascista Judío, y muchos de sus miembros fueron acusados de cosmopolitismo, de tener vínculos con Occidente, condenados y ejecutados.
El «Caso de los Médicos» en 1952, un juicio fabricado por las autoridades soviéticas contra un grupo destacado de médicos, tenía como objetivo eliminar a figuras prominentes de la medicina soviética, quienes resultaron ser judíos, según una «coincidencia» inquietante. Fueron acusados de conspirar para asesinar a Stalin. Todavía había ideas en la mente del «Padre de las Naciones» para resolver la «cuestión judía», pero el 5 de marzo de 1953, falleció.
La fotografía que capturó a Golda Meir en la multitud de Moscú se convirtió en un amargo recordatorio de aquel breve período de libertad relativa para los judíos soviéticos y fue trasladada al billete, como uno de los momentos más memorables en la biografía de esta política israelí.
Es probable que este sea el único caso en la historia en que Moscú fue representada en un billete de otro país. Sobre la imagen en el billete, se superpuso la famosa frase del Libro del Éxodo, cuando Moisés exigió al faraón liberar a su pueblo: «Deja ir a mi pueblo.» Dado que la emigración de judíos desde la URSS estaba prácticamente prohibida en ese entonces, nadie habría imaginado que esas palabras impresas en el billete resultarían proféticas.
En el verano de 1985, Israel implementó un programa de estabilización económica que logró controlar la inflación. Esto incluyó la denominación del shekel, eliminando tres ceros de los valores monetarios y transformando el billete de 10 000 shekels en 10 «nuevos shekels,» manteniendo el mismo diseño.
A David Ben-Gurión, el primer ministro de Israel, se le atribuye la frase de que en Israel, cualquier político pragmático debe contar con los milagros. ¿Quién sabe? Tal vez la magia de ese sorprendente billete tuvo algo que ver en ello.