Las monedas de cinco duros con agujero ocupan un espacio especial en el corazoncito de los que somos coleccionistas y de los que no lo son tanto. Y ya iba siendo hora de echarles un ojo en ColeMone, así que hoy comenzamos una nueva serie de artículos con la moneda de 25 pesetas de 1990 de Barcelona ’92 y el lanzador de disco, y vemos en profundidad su valor real, su historia, sus presentaciones y sus errores.
La importancia de esta moneda
Hasta 1990, en España solo había habido una serie de monedas conmemorativas. Fueron las monedas del Mundial 82, que se pusieron en la calle en 1980.
En mi visión de la numismática española, considero las piezas del Mundial como un experiemento cuyo éxito llevó a la explosión temática que sucedería 10 años, en 1990, cuando se da una revolución en la numismática española: comienza la emisión de monedas conmemorativas circulantes de manera anual y contínua.
Las primeras en introducir este concepto son las 25 pesetas de 1990 dedicadas a los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92 y las 50 pesetas de 1990 dedicadas a la Expo ’92.
Y se emiten dos tipos de ambos valores: por primera vez en (diría que) siglos, se emiten en España dos monedas en el mismo año con la misma denominación pero con diferentes diseños.
Pero, al contrario de lo que pasó con las 50 pesetas, cuyos primeros dos diseños se quedaron en 1990, los dos tipos de monedas de 25 pesetas se vuelven a emitir en 1991, siendo así las únicas monedas conmemorativas españolas que se emiten en dos años diferentes.
Las monedas de 25 pesetas, junto con las de 100, fueron de las más queridas y usadas por los españoles durante los años noventa. Tanto que aún, a día de hoy, el artículo que estás leyendo ha sido uno de los que más me han pedido que escriba.
Y es que este tipo de monedas quedó en la memoria de los españoles como las «25 pesetas del agujero», y tuvieron muchos usos más allá de pagar cosas o echárselas a la recreativa. Por ejemplo, muchos de los que fuimos niños y adolescentes en los 90 primero la usamos como sujeción del cordón de nuestras peonzas, y luego, las llevamos colgadas al cuello en una especie de colgante improvisado.
Así, que, dado que es a lo que la gente parece tenerle más cariño, veamos por qué se le puso un agujero a esta moneda.
El porqué del agujero
Para ello, tenemos que remontarnos a la Dictadura de Primo de Rivera, y a los 25 céntimos de 1925 con la carabela.
Esta fue la primera moneda de la transición del cono monetario español a un sistema fiduciario sin metales preciosos. Pero el cambio no debió de ser muy bien explicado a la población, porque mucha gente aún pensó que se trataba de una moneda de plata debido al color de su aleación de cuproníquel, causando bastante confusión y quejas de la ciudadanía.
Así que, en 1927, se emitió una segunda moneda de 25 céntimos de cuproníquel. Esta vez, para que no hubiera confusión, se le puso un agujero en el centro, siguiendo las prácticas de la época de otras casas de la moneda europeas.
Esta moneda iniciará la tradición del agujero en el centro en las monedas de 25 «algos» que se mantendrá durante los siguientes 74 años, hasta la llegada del euro.
Y da igual de qué epoca histórica estemos hablando, porque ha habido agujeros en todas. Por ejemplo, la Segunda República tuvo los 25 céntimos de 1934:
Durante la Guerra Civil, hubo agujeros en ambos bandos. Los de Franco los usaron en los 25 céntimos de 1937 acuñados en Viena:
Y la República los usó en los 25 céntimos de 1938 acuñados en la Factoría C, en Castellón:
Durante la dictadura franquista no hubo monedas de 25 céntimos. Sin embargo, no se renunció al uso del agujero, que pasó a estar en la moneda de 50 céntimos emitidos entre 1949 y 1965.
Y, por supuesto, en las monedas de Juan Carlos I tenemos a las 25 pesetas del agujero, que hasta el momento es la última en presentar una perforación, y cuya última versión fueron las 25 pesetas de 2001:
Como puedes ver, el agujero de las 25 pesetas de 1990 no fue un caso aislado surgido de la modernidad y experimentación que reinaba en la España de principios de los 90, sino que responde a 70 años de una tradición que aparece por un motivo muy concreto: que no nos confundamos.
¿Cuánto valen las 25 pesetas de 1990 con el lanzador?
El valor de una moneda de 25 pesetas de 1990 de Barcelona ’92 con el Lanzador en calidad Sin Circular, es decir, en perfecto estado, brillante, sin manchas, desgaste en el diseño o grandes rayones, suele rondar los 1,50 euros. Si la moneda ha sido usada y ya no conserva estas características, su valor es principalmente sentimental y no numismático.
Hay que destacar que ya no es posible cambiar esta moneda en el Banco de España por los 15 céntimos de euro al que equivalía su valor facial, ya que el plazo para hacerlo finalizó en junio de 2021.
Las presentaciones
La moneda de 25 pesetas de 1990 del lanzador se emitió en cuatro presentaciones oficiales.
Al contrario que la mayoría de monedas de la época, que se emitían en rollos, las 65.714.000 monedas de 25 pesetas de 1990 destinadas a circulación se emitieron en una bolsita de plástico que contenía 100 piezas:
Además, en 1990 también se emitió un estuche de presentación de madera que contenía todas las monedas del nuevo sistema monetario que debutaba ese año:
Este estuche, en un estado de conservación alto, se puede adquirir en un rango que va de los 25 a los 30 euros.
Finalmente, existe dos versiones abreviadas del estuche de madera anterior. El primero solo tiene ocho monedas, obviando la otra moneda de 25 pesetas emitida en 1990, y una de las de 50 pesetas (¡gracias a Numisfil, que me avisó en Twitter de su existencia!)
El segundo se titula «Nuevas monedas 1990», y contenía solo los cinco nuevos módulos emitidos en 1990, obviando aquellos que ya existían antes como los de 10, de 100, y de 500 pesetas.
Estos dos últimos parecen ser algo más escasos, y desde luego son más desconocidos. Es precisamente ese desconocimiento lo que hace que su valor fluctúe bastante: los he visto venderse por precios tan bajos como 5 euros y tan altos como 30 euros, depende de quién lo venda y en dónde.
Los errores
En este tipo de monedas de 25 pesetas parece haber un índice de errores algo más alto de lo normal (y aún así, son bastante escasos). Y, por supuesto, una gran mayoría tiene que ver con la perforación del agujero.
Las 25 pesetas de 1990 con el lanzador no son una excepción. Se conocen algunos casos de monedas con una perforación central muy desplazada, o, directamente, sin ella.
Es difícil cuantificar cuánto puede valer un error así, ya que cada error es único y tiene su propio valor, a lo que hay que sumarle las variables típicas como el estado de conservación. Pero se aplica la regla general de los errores: cuanto más espectacular, más valioso.
En la moneda que nos ocupa, esa regla se traduce a que cuanto más desplazada esté la perforación, más valor. Puede llegar hasta unos 190 euros, que es más o menos el precio de martillo de los errores sin perforación en subastas especializadas.
Vender una moneda de 25 pesetas de 1990 con el lanzador
Encontrar dónde vender una moneda de 25 pesetas de 1990 no es fácil (a no ser que tenga un error claro, claro).
Debido a su amplia tirada y el tiempo transcurrido desde su emisión, la mayoría de quienes deseaban agregarla a su colección probablemente ya lo han hecho.
Puedes probar llevándola a una tienda especializada en numismática cercana, pero lo más probable es que no estén interesados en adquirirla. En el casi imposible caso de que acepten comprarla, es probable que te ofrezcan un precio bastante bajo, dado que la mayoría de estas tiendas aún conservan piezas similares en su inventario. La ventaja aquí es que te liberas de más trabajo: simplemente la llevas, la vendes y te olvidas del asunto.
Otra opción es intentar venderla por ti mismo en plataformas como eBay, Wallapop o en grupos de coleccionistas en Facebook. Sin embargo, esto implica un esfuerzo adicional: tomar fotografías de calidad y redactar una descripción detallada sobre su estado. Aunque podrías obtener un par de euros, se requiere paciencia, ya que las ventas a través de estos canales tienden a ser más lentas, y más cuando se trata de monedas tan comunes y de tan bajo valor como esta.
En otras palabras, la recomendación de ColeMone es que la guardes como recuerdo de un pasado que ya no volverá.
En Resumen
El valor de una moneda de 25 pesetas de 1990 con el lanzador es de 1,50 euros siempre que esté en calidad Sin Circular, es decir, nuevecita, brillante, sin manchas, sin desgaste en los elementos del diseño, y sin grandes rayazos. En caso de que la moneda esté usada, no tiene valor numismático, únicamente sentimental.
La acuñación, o tirada, de las 25 pesetas de 1990 con el lanzador fue de 65.714.000 monedas, de acuerdo con los datos oficiales de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
La moneda de 25 pesetas de 1990 tiene un diámetro de 19,5 milímetros.
La moneda de 25 pesetas de 1990 tiene un peso de 4,2 gramos.
La moneda de 25 pesetas de 1990 tiene un grosor de 1,6 milímetros.
Si estás buscando vender una moneda de 25 pesetas del año 1990, tu mejor opción sería utilizar plataformas como eBay, Wallapop u otras similares, o explorar grupos de coleccionistas en Facebook. También podrías considerar visitar una tienda especializada en numismática, aunque es poco común que estén interesados en adquirirla debido a su valor bajo y la gran cantidad en circulación.