Hoy, ColeMone tiene el honor de presentaros una nueva pluma invitada: Sergio Firsov. Sergio nos cuenta que «he coleccionado monedas desde la infancia. Cuando me mudé a España, a Palma de Mallorca, gracias a mis nuevos amigos comencé a escribir historias sobre monedas para la revista numismática de San Petersburgo Golden Chervonets». Y ha tenido la amabilidad de traducir para nosotros esta curiosisima historia sobre el billete de 1 rublo ruso de 1898 con la firma Bruto.
Sin más, os dejo con Sergio:
— ¡Cómo! —exclamó Paganel—. ¡Habéis doblado el cabo de Hornos sin estar yo!
— ¡Ahorcaos! —dijo el Mayor.
— ¡Egoísta! ¡Quisierais que me ahorcase para utilizar mi cuerda! —respondió el geógrafo.
[Hay una leyenda que dice que la cuerda del ahorcado trae buena suerte.]
De Los hijos del Capitán Grant, de Julio Verne.
El legendario rublo del cajero Bruto se llama así porque lleva el autógrafo del cajero Sergei Arkadievich Bruto, que comenzó a firmar billetes en 1886 y cuya rúbrica se encuentra en los billetes de cada denominación de la serie de 1898 a 1910, incluido el billete de mayor valor en rublos.
El billete de 1 rublo fue uno de los billetes emitidos durante más tiempo en el Imperio Ruso: se imprimió desde 1798 hasta 1917 y aún circulaba incluso en los primeros años del gobierno soviético, hasta que su circulación se suspendió en 1922.
La leyenda del ahorcado
Existe una leyenda que dice que las pertenencias de una persona ahorcada traen buena suerte. Incluso el significado de la carta del «Ahorcado» en el Tarot significa amor y dinero.
Así nacen las leyendas, una de las cuales cuenta que en uno de los casinos de San Petersburgo, un jugador de cartas perdió todo lo que tenía. Hasta el último rublo.
Y ese último rublo restante llevaba su propia firma.
El cajero del Banco Estatal, Bruto, se había obsesionado con los juegos de azar y se había convertido en un jugador empedernido que apostaba grandes sumas. Gracias a su posición, tomó un préstamo considerable en el banco donde trabajaba, pero acabó perdiendo todo su dinero. Este incidente lo llevó a la desesperación y se quitó la vida.
Al ver el billete, un desafortunado jugador recordó la leyenda de que las pertenencias de una persona ahorcada traen buena suerte, así que apostó ese rublo y ganó. Y no solo ganó, sino que se recuperó y salió en positivo.
La historia fue publicada en la edición del periódico Petersburgskiy Listok del 24 de enero de 1915 y fue ampliamente discutida por todos los jugadores de juegos de azar, muchos de los cuales afirmaban que el rublo con la firma del cajero Bruto traía buena suerte.
Todos los jugadores se apresuraron a buscar billetes de un rublo con la firma de Bruto. Aprovechando estos rumores, los astutos cambistas vendían billetes de un rublo firmados por Bruto a varias veces su valor nominal. El precio de un rublo «de la suerte» alcanzaba los 20-25 rublos, ¡y hubo casos en que el rublo de Bruto se vendió por sumas aún mayores!
Especialmente afortunado entre los jugadores se consideraba tener un rublo con la segunda firma del Ministro de Finanzas Eduard Dmitrievich Pleske, quien antes de ser nombrado para ese cargo era el administrador del Banco Estatal y también firmaba los billetes. En el cargo de Ministro de Finanzas solo trabajó medio año, antes de retirarse debido a una enfermedad. Pronto murió, como se decía en ese momento, de una enfermedad mental.
La presencia de las firmas de dos difuntos en el billete de rublo le daba un poder místico adicional.
La noticia del frenesí relacionado con el rublo Bruto causó preocupación incluso en el Ministerio de Finanzas, que se vio obligado a negar oficialmente todas las especulaciones relacionadas con él en un artículo titulado Para información de las personas que compran ‘rublos Bruto’, publicado en el Petersburgskiy Listok el 5 de febrero de 1915.
El artículo afirmaba que, a pesar de las declaraciones de los especuladores, el Banco Estatal seguía emitiendo los rublos que tenía en la reserva y no cobraba ninguna tarifa adicional por su cambio. Sin embargo, a pesar de esta declaración, el número de personas interesadas en obtener un rublo de la suerte no disminuyó.
Después de la revolución de 1917 y la abolición del dinero del zar, las especulaciones se calmaron y el rublo de Bruto pasó al ámbito de interés de los coleccionistas.
Entre los jugadores (especialmente de cartas) todavía se considera hasta el día de hoy como un amuleto que trae buena suerte.
En la colección
En la actualidad, los rublos con la firma del cajero Bruto se encuentran con frecuencia en colecciones privadas en muy buen estado, lo que se explica por su propósito como billete amuleto. Por lo general, se guardaban en billeteras y no se utilizaban en la circulación monetaria, y se protegían cuidadosamente contra daños.
Sin embargo, una característica distintiva del rublo de Bruto es su arrugamiento, ya que, como talismán, se guardaba doblado en cuatro o en ocho partes.
Fran de ColeMone: Muchísimas gracias de nuevo a Sergio Firsov por compartir con nosotros esta interensantísima historia de notafilia, superstición y azar.
Cuando la leí, lo primero que pensé es que, aunque haya sucedido tan lejos de España, bien podría haber pasado en Madrid, Tarragona, Burgos o Murcia.
Y también me ha recordado a lo que está pasando estos días con la moneda de 5 francos franceses de 1941: otro ejemplo cuyo valor está determinado por su supuesta historia, ya sea real o inventada.