Por qué no te puedes fiar de los catálogos, o los tres precios de una moneda

Aunque parezca que no, existe un gran parecido entre comprar y vender monedas y comprar y vender acciones en bolsa. La diferencia es que los cambios de precio en la bolsa se dan en segundos, mientras que, en numismática, pueden tardar meses o años, pero el concepto básico es el mismo: oferta y demanda.

Y si hacemos una comparación en profundidad, la conclusión final es que tenemos que tener cuidado con los valores que aparecen en los catálogos.

Vamos a ello.

Precios de Compra y Venta

Si coges un periódico de economía y vas a la sección (por ejemplo) del IBEX 35, verás una lista de empresas y el valor que tienen sus acciones en bolsa en ese instante. Ahora mismo, en el momento en el que escribo estas líneas, la acción de Telefónica tiene un valor de 3,605€.

Pero hay una razón por la que la institución se llama «bolsa de valores» y no «bolsa de precios».

Y es que, aunque la acción valga 3,605€, si compro una, eso no es lo que voy a pagar por ella al broker: me van a cobrar un poco más. Y si la quisiera vender a ese valor, me van a dar algo menos que 3,605€.

Eso ocasiona que una acción tenga tres cifras importantes, que de menor a mayor son: el precio al que la puedes vender, el valor, y el precio al que la puedes comprar. O, como se los conoce en el mundillo bursátil, el bid, el valor, y el ask.

En el coleccionismo de monedas pasa exactamente lo mismo: una moneda en un estado de conservación concreto tiene un valor de mercado que fluctúa a lo largo del tiempo, pero también tiene un precio de venta y un precio de compra que son determinados por la numismática con la que interactúes (que ejercería de broker) en base a ese valor de mercado.

Esta disparidad entre valor y precio es algo que tenemos que tener siempre muy en cuenta en dos momentos claves de nuestra vida coleccionista:

1. En el momento de comprar y vender monedas
2. Cuando estamos consultando valores en catálogos de monedas

El primer punto es obvio, así que examinemos el segundo: el reflejo (o su falta) del bid y del ask en los catálogos.

El reflejo en los catálogos

En Estados Unidos, el mercado numismático más potente del mundo, tienen clarísimo la diferencia entre los precios y el valor. De hecho, cualquier comerciante o coleccionista serio tiene tres catálogos de referencia:

• El Blue Book para saber a cuánto pueden los coleccionistas vender sus monedas, es decir, el bid
• El Greysheet, que se actualiza mensualmente y refleja los valores
• El Red Book, para saber a cuánto pueden los coleccionistas comprar sus monedas, es decir, el ask

En España, un mercado numismático más humilde, no tenemos nada parecido.

Pero en España y para monedas españolas, usamos el Calicó como estándar, y quizá el Hermanos Guerra, catálogos que están dirigidos casi exclusivamente al coleccionista.

Esto tiene que ver con el hecho de que no somos mucha gente en el mundillo, así que si quieres ganar algo de dinero creando un catálogo, tienes que enfocarlo al colectivo que pueda pagar más por él: siempre será mejor vender un catálogo a 5.000 coleccionistas que a 60 comerciantes.

Y lo que un coleccionista quiere saber es cuánto le va a costar comprar una moneda, y por cuánto la va a poder vender.

El problema es que los únicos precios públicos y fácilmente accesibles que tenemos son los precios de martillo de subasta. Así que la gran mayoría de catálogos recogen esos precios y los sitúan como el valor de la moneda.

Pero esos precios pocas veces incluyen ni la comisión que la casa de subastas le cobra a quien vende la pieza, ni a quien la compra. Por tanto, no podemos tomarlos como precios de venta o de compra, como bid o ask.

Por esta razón, guiarse por un catálogo para saber por cuánto puedes comprar a vender una moneda es una tarea inútil. Los catálogos sirven para hacerse una idea, no para tomarlos como evangelio.

La gran excepción

Sin embargo, hay una rama del coleccionismo de monedas que sí hace explicita, incluso en España, la diferencia entre el bid, el ask, y el valor: las monedas bullion. Y es, precisamente porque su precio depende de los futuros del oro y la plata del mercado de valores, haciendo aún más evidente la comparación entre el coleccionismo y la bolsa.

El valor de una moneda bullion viene determinado por el valor de mercado del oro y de la plata, conocido como el precio spot. Es decir, vale tanto como valga el oro o la plata con el que esté hecha.

Para saber el precio de compra (ask), solo hay que ver la página web de la tienda en la que tengas interés en comprar, y sale del valor de mercado del metal hay que sumar el premium, que es el añadido sobre el precio del oro que te cobra la tienda. El precio de venta (bid) viene dado por la propia tienda, pero en casi todas es público, y suele estar especificado en su página web.

¿Y qué tomamos como precios?

Ahora que ya sabemos que, excepto por el bullion, no debemos tomar los valores de catálogos españoles como precios de compra y venta, surge la gran pregunta: ¿qué tomamos como precios?

Desgraciadamente, no hay una respuesta directa a esta pregunta. Depende de la serie de monedas que sea y de su estado de conservación.

Pero, a lo largo del tiempo, he encontrado una guía que suele funcionar bastante bien. Toma estos porcentajes como lo que son, una orientación y no una regla inamovible:

• Si quiero vender algo en numismática, descuento alrededor del 30% del valor de catálogo
• Si quiero comprar algo en numismática, sumo entre un 5 y un 10% al valor de catálogo

Esto, por cierto, se puede esperar también de una casa de subastas, donde tanto el cedente como el pujante pagan un porcentaje, aunque son algo diferentes a estos. Pero eso ya es un tema para otro día.