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Siendo veranito, permíteme un artículo algo más ligero de lo habitual, y que toque un par de monedas que siempre me han resultado muy, muy curiosas: aquellas que conmemoran dos cosas completamente no relacionadas a la vez, y acaban siendo un churro patatero.
Que me perdonen en México y en Bosnia y Herzegovina.
México – La Ceca y un Mundial de Fútbol
A mediados de los 80, México tenía un par de cosas que celebrar. Por un lado, en 1985 se cumplía el 450 aniversario de la fundación de la Ceca de México, que tuvo lugar en 1535. Y por otro, también iba a acoger el Mundial de Fútbol de 1986.
Así que, en 1985, decidieron que emitir un par de monedas conmemorando ambas cosas a la vez era buena idea. A pesar de que combinar semejantes temas era tarea casi imposible.
La primera fue una pieza de 250 pesos, que no les quedó tan mal. Supongo que porque el material original era muy bueno.
Y es que vemos a una mujer subida a un caballo, que es una figura directamente extraída de una de las piezas más bellas que se han hecho nunca en México: el «Caballito», una pieza de 1 peso emitida entre 1910 y 1914 y que conmemora el centenario del Grito de Dolores. La novedad está en ponerla enfrente de un balón de fútbol del tamaño de la luna de E.T., el extraterrestre.
Pero la verdadera joya de la corona es la de 500 pesos.
La de 500 pesos muestra un balón de fútbol metiendo un gol a la primera moneda que se acuñó en la ceca de México: el real de Carlos y Juana de 1535, emitida en la época del virreinato español. Eso sí, la moneda aparece en muchísimo mejor estado de lo que es habitual verlas hoy en día.
Me pregunto cuál es el simbolismo de esta pieza. ¿Los mexicanos le meten un gol a los españoles? ¿El fútbol le ha ganado la partida a la historia y a la cultura? Aunque, pensándolo mejor, lo más probable es que ni simbolismo ni leches: pastiche rápido de elementos y a acuñar.
La guinda en el pastel es que México emitió en 1986 una serie entera de varias monedas de plata y oro dedicadas al Mundial, por lo que celebrarlo en estas piezas de 1985 acabaría por ser innecesario. Podían haberlas dedicado solo a la ceca, y nadie hubiera dicho ni pío.
Bosnia y Herzegovina – La Naturaleza y un Tiranosaurio
En 1993, la República de Bosnia y Herzegovina estaba metida en medio y medio de la infame Guerra de Bosnia. Y una de las maneras que tienen los estados de recaudar fondos para la guerra es emitir monedas conmemorativas para vendérselas a los coleccionistas.
Así que ese año, y con la Pobjoy Mint metida en el ajo, Bosnia comenzó la emisión de una serie de monedas en tres metales (cuproníquel, plata y oro) con una salida comercial hipotéticamente elevada. Llevaba por título «Preserve Planet Earth», o «Protege al Planeta Tierra».
Hasta aquí, todo bastante normal, muchos países han emitido series parecidas. Y lo normal es que lleven animales en peligro de extinción, o parques naturales, o algo por el estilo.
Pero Bosnia no hizo eso.
Para su primera moneda, Bosnia eligió al Tiranosaurio Rex. No en vano, Parque Jurásico acababa de salir, y el mundo estaba sumido en una vorágine dinosauril.
Pero claro, las circunstancias eran las que eran, y baste decir que el T-Rex no salió muy guapo.
La segunda pieza de la serie estaba dedicada al brontosaurio, que algo mejor les quedó (aunque tampoco mucho mejor).
La serie duró hasta 1996, pero a partir de 1994 se dejaron de dinosaurios, y volvieron a algo más normal. Pusieron animalitos cucos, del tipo erizo o lobo gris.
Y la guinda del pastel, en este caso, es que, en 1997, ya con la guerra terminada y con El Mundo Perdido (la secuela de Parque Jurásico) recién salidita del horno, lo volvieron a intentar con el tiranosaurio. Y esta vez, aunque no era para tirar cohetes, el resultado si fue algo mejor.
Por cierto, en los albores del blog escribí un artículo sobre 5 monedas conmemorativas que vendieron la piel del oso antes de haberlo cazado.