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Hay gente que colecciona monedas y odia los euros con toda su alma. Cada uno colecciona lo que quiera, faltaría más. Pero la principal crítica que se le hace al euro a la hora de coleccionarlo es que es una moneda sin historia. Yo no lo creo, y hoy voy a explicar por qué.
Para empezar esta reflexión, tengo que comenzar por comentar el vídeo que publicó Pablini hace unos días, en el que entrevista a Alfonso Morales Muñoz, el Grabador Jefe de la FNMT. Y este último, en un momento en el que está hablando de las monedas de colección de la Real Casa de la Moneda, soltó así como de pasada una de esas frases lapidarias que se quedan grabadas en el cerebro:
La moneda es el habitáculo donde reposa la historia.
Alfonso Morales Muñoz (minuto 10:45)
Yo no sé si es una frase que tenía practicada de antes o no, pero le quedó de 10.
Y es que en esa frase hay mucho que desempacar. En 9 palabras, Morales define un cambio de paradigma que hasta ahora no se ha explorado mucho: la transición de moneda como elemento histórico («la moneda es historia») a elemento transmisor de la historia («en la moneda reposa la historia»).
Que parece lo mismo, pero no lo es. En el viejo paradigma, la moneda solo tiene una función: ser. En el nuevo, tiene dos: ser y transmitir.
Explorémoslos.
La Moneda como Testigo de la Historia
Igual recuerdas que hace algún tiempo escribí sobre las tres grandes aproximaciones a la Numismática: Pretexto, Texto y Contexto.
- La de Pretexto ve la moneda como elemento de acumulación de valor
- La de Texto ve la moneda como elemento de transmisión de significado
- La de Contexto ve la moneda como artefacto producido por unas circunstancias concretas
Teniendo en cuenta de que hoy estamos hablando de historia y no de valor, dejemos la de pretexto a un lado al explorar una de las monedas más icónicas que hay.
Seguro que estás de acuerdo conmigo al considerar el asesinato de Julio César en el 44 aC como uno de los momentos más famosos de la Historia.
Existe una moneda emitida poco después por Bruto, uno de los conspiradores del asesinato, celebrando el evento. Es el famoso Áureo de los Idus de Marzo, una de las monedas más caras y valiosas de la historia.
Esta moneda es producto de unas circunstancias históricas determinadas, el asesinato de César, y eso es lo que estudiará la Numismática de Contexto: que pasó y por qué Bruto hizo acuñar una moneda en celebración.
El diseño de la moneda celebra lo mismo, el asesinato de César, y eso es lo que estudiará la Numismática de Texto: porqué se escogieron dos espadas y un pileo para representarlo.
O dicho de otro modo, al analizar la moneda, estás viendo el mismo evento desde distintos ángulos.
Y durante toda la historia de la numismática, esto ha sido lo normal: una moneda, un evento histórico. Una moneda, simplemente, es.
Pero esto cambia en el siglo XX.
La Moneda como Transmisora de la Historia
En el siglo XX comienza a aparecer un tipo de moneda nueva que hasta entonces era casi inexistente, la moneda que conmemora eventos del pasado.
Y esto crea una disparidad que antes no aparecía: una moneda ahora refleja dos eventos diferentes.
Usemos como ejemplo la moneda conmemorativa de 2 euros de Italia de 2011, dedicada al 150 aniversario de la unificación del país de la bota.
A mucha gente no le gustan los euros porque dicen que es una moneda sin historia, a pesar de que, en duración, ya haya sobrepasado a la mayoría de etapas en las que se clasifica tradicionalmente el mal llamado Centenario de la Peseta.
Y yo a eso siempre contesto que no es que sea una moneda sin historia, es que todavía no consideramos el periodo en el que se emite como «historia». En 1492, la llegada de Colón a América no se consideraba historia, en 1939 la Segunda Guerra Mundial no era historia, y en 1978 la llegada de la democracia a España no era historia. Y sin embargo, con la perspectiva que da el paso del tiempo, hoy no hay duda de que son eventos históricos.
Lo mismo pasa con el euro. Hoy no es «historia». En 40 años, igual sí. En 80, segurísimo que sí. Y en 200, para bien o para mal, saldrá en los libros de texto.
Pero volvamos al presente.
Te decía que esta moneda refleja dos eventos diferentes.
Uno, que será el que estudie la Numismática de Contexto, será todo lo relacionado con la emisión del euro y la Eurozona, y con el contexto político, económico y social italiano en 2011.
Otro, que será el que estudie la Numismática de Texto, será la Unificación Italiana de 1861 y su representación histórica, social y, por qué no decirlo, propagandística.
Es decir, en la misma pieza nos podemos acercar a dos momentos históricos separados entre sí por 150 años. Podemos elegir entre dos niveles, algo que la inmensa mayoría de piezas anteriores al siglo XX son incapaces de darnos. Estas monedas son, pero también transmiten.
Y es que te pueden gustar más o te pueden gustar menos, no pasa nada. Todo el mundo tiene su época favorita. Pero el que ve el euro como una moneda sin historia, está viendo la numismática desde una única perspectiva, y perdiéndose el resto de lo que esta aficción puede llegar a darnos.
Un artículo muy interesante. Sólo añado dos cosas:
* Los denarios de la República Romana están llenos de conmemoraciones de eventos de su pasado.
* Para mí, lo interesante no es sólo que se conmemoren efemérides del pasado, sino que se representa la realidad social mejor que en cualquier otro momento histórico. Hay emisiones dedicadas a los animales, el cambio climático, el COVID… incluso de inmigraciones o de avances tecnológicos y científicos.
Saludos,
Adolfo
Buenas Adolfo!
Respondo por puntos.
1- Efectivamente, y cuando en el artículo digo que era «casi inexistente», estaba pensando precisamente en Roma. Quitando esa etapa, y tomando una escala mundial, el número de conmemorativas anteriores al siglo XX es muy bajo. Realmente, el número comienza a explotar alrededor de 1920, cuando en USA se dan cuenta de que ahí hay negocio y Europa sigue la estela.
2- Completamente de acuerdo contigo en eso de que se representan realidades sociales. Ver las conmemorativas de 2€ desde el punto de vista de representación histórica solo es una de las muchas aproximaciones que pueden tener estas monedas, el punto de vista social es otra más. Lo que da cuenta de la profundidad de análisis que realmente tiene esta colección y que muchos descartan porque es la del momento en el que viven.
Un saludo!
A mi me encantan los euros. Los colecciono, a cachos, me gustan circuladas, y manoseadas, así cuando llegan a mis manos, saben a trenes, aviones, erasmus, y a nervios de madres e hijos cuando una misión lleva al progenitor A o B a un lugar lleno de desalmados Hackers. Sólo con las historias que cuenta cada uno de los “tipos normales” llenaríamos un blog entero. Además hay piratas, engaños, fraudes, inquinas, avisos a navegantes, sacaduras de pecho, y la mía es la más grande, con lo que yo he sido, o me lo debéis todo, las hay aburridas aburridísimas y chulas rechulísimas, las hay que son un sacaperras a los coleccionistas y amontonadores, y las hay sencillitas para pagar una barra de pan, y “Dios Mío tengo una!!” Ya están los nietos gastándose los dos euros del finado abuelo!. Para mí son una bofetada de vida en mi colección. Lucky Luke, los Dalton y un tren que nunca llega, tipo “El Coronel no tiene quién le escriba” todo en uno.
Me ha encantado tu comentario, Marisiña! Me apunto la frase «bofetada de vida en mi colección».