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El Columnario es la moneda colonial por excelencia, y una de las monedas más iconicas de la numismática mundial. Una de las razones es la importancia que ganó como primera moneda aceptada mundialmente. Sin embargo, Dinamarca se resistió a depender del Columnario y tomo otra vía: haría el suyo propio. Ésta es la historia del Dólar de Groenlandia.
El comercio con China
Occidente empezó a comerciar con China allá por el siglo XVI. Pero uno de los problemas con el que los comerciantes europeos se encontraron al llegar allí fue que los gobernantes chinos sólo estaban interesados en la plata. No querían ningun otro bien, sólo plata.
La suerte que tuvo el Imperio Español es que, en sus posesiones coloniales, había plata a espuertas. Las minas de América, con Potosí a la cabeza, estaba produciendo la mayor parte de la plata del mundo.
Y con esa plata, España hizo monedas. Muchas. Y las utilizó para pagar cosas por todo el mundo. El llamado «Galeón de Manila», que fue una línea regular de comercio que llevaba plata a las Filipinas y traía bienes a América, fue uno de los pilares de la economía imperial. Esa plata que llegaba a Filipinas luego iba a China.
La potencia económica del Imperio en el siglo XVI fue tanta que la moneda de 8 reales española se convirtió en la primera moneda reconocida y aceptada a nivel mundial.
El Columnario
La moneda de 8 reales se lleva acuñando desde los tiempos de los Reyes Católicos, así que tiene muchísimos diseños diferentes. Sin embargo, el más conocido -y con mucha diferencia- son los 8 reales columnarios, llamados así por el escudo colonial que aparece en el reverso.
Se acuñó en diferentes cecas de America Latina desde 1732 hasta 1773, y pronto se convirtió en método de pago preferente por toda China. A dos monedas de igual contenido de plata, un comerciante chino siempre iba a aceptar un 8 reales columnario sobre cualquier otra pieza, sólo por el prestigio que conllevaba esta pieza.
Al resto de potencias no le quedó otra que adoptar el 8 reales y resellarlo, poniendo así una traba a la independencia de su comercio asiático, que en cierta medida pasaba a depender del Imperio Español. Por cierto, éste es el germen de los trade dollars, que veremos en otra entrada muy pronto.
Visto el percal, en vez de resellar las monedas de 8 reales para identificar su procedencia sin perder el prestigio, Dinamarca optó por otro camino: iban a hacer su propio columnario.
El Dólar de Groenlandia
El nombre de «Dólar de Groenlandia» es un poco engañoso. Realmente, esta moneda no se acuñó para circular allí, si no en el Lejano Oriente. Sin embargo, es de las pocas monedas danesas que incluyen los nombres de los que eran los territorios insulares daneses en aquel momento: Groenlandia, las Islas Feroe e Islandia.
Oficialmente, la denominación del Dólar de Groenlandia es de 1 piastra. Aparece con dos fechas de acuñación, 1771 y 1777, bajo el Reinado de Cristián VII. Sin embargo, la de 1771 realmente fue acuñada en 1774, el año en el que la Compañía Asiática Danesa cedió los derechos de explotación comercial del lejano oriente al Reino de Dinamarca.
Según el catálogo de Salvesen, que es el que cita Heritage cada vez que subasta una de éstas, se acuñaron en total 44900 piezas, pero sólo quedan entre 20 y 22 ejemplares en total, de las que 12 están en museos. El precio de martillo de los tres últimos Dólares de Groenlandia subastados (los tres en 2018) fue de 96000, 90000 y 76000 dólares americanos. Un pellizquito.
Esta moneda tiene dos variantes. En la variante KM#639.1, el nombre de Islandia está escrito como «ISLAND». En la de 1777 (KM#639.2), sin embargo, aparece citado como «ISLAN».
Diferencias entre el Dólar de Groenlandia y el Columnario
Si las pones una al lado de la otra, tienes que fijarte bien para ver las diferencias. Y las ves porque entiendes el alfabeto latino. Imagínate si eres una persona china del siglo XVIII y en toda tu vida sólo has visto letras chinas. Te la cuelan como si nada, seguro. Es que aparece hasta el «PLVS ULTRA».
Básicamente, en el reverso de ambas monedas sólo hay cuatro diferencias:
1- Se introduce el nombre de Islandia, Groenlandia y las Islas Feroe en el mar.
2- En los globos, se sustituye las bolas del mundo por el escudo de Dinamarca.
3- Hay una pequeña diferencia de tamaño. El Dólar de Groenlandia pesa 26.98 gramos y mide 39.6 mm, mientras que el Columnario tipo pesa 27.07 gramos y mide 40 mm.
4- El famoso «UTRAQUE UNUM» del Columnario es sustituído por el lema danés en latín «GLORIA EX AMORE PATRIÆ», que significa «el amor de la patria es mi recompensa».
En el anverso, el escudo de Dinamarca es diferente, pero también está diseñado para que se parezca lo máximo posible al de los monarcas españoles, añadiendo así una capa más de «engaño».
El Columnario es la moneda colonial por excelencia, y una de las monedas más iconicas de la numismática mundial. Y eso tiene una razón: si le añades al espectacular diseño del reverso la importancia que adquirió como primera moneda global, el resultado es que hay muy pocos aficionados a la numismática que no tengan o quieran uno.
Y ya te digo yo, que tras escribir este artículo, yo ahora quiero dos.