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Hoy, 15 de febrero de 2021, se cumplen 50 años desde que el Reino Unido decidió colectivamente dejar el LSD. Es el aniversario del Decimalization Day, D-Day o Día Decimal, el día en el que el Reino Unido pasó a tener un sistema monetario hipercomplejo basado en peniques, chelines y libras a uno decimal. Veamos cómo y por qué decidieron hacerlo.
Así era la libra esterlina antes del sistema decimal
El sistema monetario de Reino Unido antes de la decimalización era tremendamente complicado. Básicamente, había tres grandes unidades, la libra, el chelín y el penique. 12 peniques hacían un chelín, y 20 chelines (240 peniques) hacían una libra.
Cada unidad tenía su propio símbolo. El símbolo del penique era la d, que venía del término en latín «denarium», o denario, mientras que el del chelín era la s, de «solidus» o sólido. El de la libra era (y sigue siendo) la «£», muchas veces escrito simplemente como una L, procedente del latín «librum». Las cantidades se escribían de mayor a menor, así que el sistema era conocido como el sistema Lsd o £sd.
A la hora de escribir los precios, aunque no había un estándar oficial, era bastante común usar barras y guiones. Por ejemplo, 5/- significaban 5 chelines o 2/6 eran 2 chelines y seis peniques. Pero este método podía complicarse mucho: £1/19/113⁄4d eran una libra, 19 chelines y 11,75 peniques.
Si ya te parece complicado, espérate porque la cosa se vuelve aún peor. Cada unidad tenía sus múltiplos y los peniques, aún encima, subdivisiones. Y todos esos múltiplos y subdivisiones tenían su propia moneda. Una guinea era una libra y un chelín. Cinco chelines eran una corona, y había monedas de media corona. Dos chelines eran un florín. Tres peniques era un threepence. Y un cuarto de penique era un farthing.
Los bienes de lujo tenían el precio en guineas, porque psicológicamente, 39.000 guineas parecían casi lo mismo que 39.000 libras, aunque realmente estabas pagando casi 41.000 libras.
¿Y ese £1/19/113⁄4d? También era un precio psicológico. De la misma manera que un precio de 1,99€ está justo a una moneda de 1 céntimo (la más pequeña) de ser 2 euros, £1/19/113⁄4d está justo a una moneda de 1 farthing (la más pequeña) de tener un precio de 2 libras.
Y de dónde ca**jo salió un sistema tan complicado
Esta configuración monetaria tenía unos 1300 años de historia, que se puede trazar directamente a Carlomagno. En el año 755, Europa aún estaba usando lo que a grandes trazas el sistema monetario del Imperio Romano tardío, que, dicho simple y llanamente, era un lío de pesos y medidas terrible. Y es que los romanos tenían una malísima costumbre: aplicar reformas monetarias sin haber terminado de implementar completamente la anterior. Así que diferentes unidades pertenecientes a diferentes sistemas monetarios convivían juntas.
En ese año 755, el emperador de los Francos Pipino el Breve (en serio) ve la necesidad de aplicar cierta estandarización en el dinero franco. Cuando éste muere en 768, su hijo Carlomagno llega al trono y le da el impulso definitivo a esa reforma, estableciendo el sistema de 240 peniques por libra de plata. Y una libra no era moneda, era una medida de peso equivalente a unos 489,5 gramos. Por tanto, cada penique pesaba algo menos de 2 gramos.
Este sistema fue un éxito inmediato, y fue adoptado por casi toda Europa Occidental, incluida la Marca Hispánica que luego se transformaría en la Corona de Aragón, que terminaría usando disistema de lliuras, sous y diners, o libras, sueldos y dineros, basados en la libra jaquesa.
En Inglaterra, el sistema fue introducido por el Rey Offa de Mercia circa 755. De 755 a 1971 hubo muchos cambios: el peso de una libra se cambió al menos tres veces para al final acabar siendo convertida en una moneda, se pasó del patrón plata al patrón oro de ahí al dinero fiat… Pero la equivalencia 1/20/12 siempre se mantuvo.
A través de las conquistas coloniales británicas, el sistema se expandió por todo el mundo. Incluida Irlanda, que aún después de su independencia mantuvo su moneda bajo un tipo de cambio fijo con la libra esterlina. Así que el día que el Reino Unido se decimalizó, a Irlanda no le quedó otra que hacerlo también, eligiendo incluso el mismo día para ello.
Por qué se decidió adoptar el sistema decimal
Cuando vemos precios como £1/19/113⁄4d, parece bastante obvio: el sistema era terriblemente complicado de entender. Y eso afectaba a todos los ámbitos de la sociedad británica.
Desde el punto de vista económico, semejante complejidad estaba afectando a sectores como el de las exportaciones e importaciones, ya que la gente de otros países no sabía o no quería aprender como manejar la libra. Además, había problemas con la productividad, ya que hacer las cuentas en semejante sistema llevaba muchísimo tiempo, tanto a los bancos y a otras grandes empresas como a la ama de casa que iba a hacer la compra.
La decimalización tenía otros beneficios menos tangibles. En su momento, se calculó que pasar a un sistema decimal ahorraba a los colegios alrededor de seis meses de enseñanza a la hora de enseñar a los chavales como manejar dinero.
Además, había otras consideraciones geopolíticas. Poco después de obtener la independencia, algunas antiguas colonias británicas, que aún eran parte de la Commonwealth y suponían los mayores socios comerciales del Reino Unido, comenzaron sus procesos de decimalización. Sudáfrica lo hizo en 1961 y, al mismo tiempo, Australia y Nueva Zelanda estaban iniciando sus transiciones, que culminarían en 1966 y 1967 respectivamente. Tener diferentes estructuras monetarias sería un golpe al comercio británico.
Y finalmente, había un problema de prestigio. El Reino Unido era el único país grande sin un sistema decimal. Esto estaba afectando a lo que ahora se llama su marca país, que se empezaba a percibir como anticuada.
Así que, tras varios informes preliminares y viendo el éxito indiscutible que el proceso sudafricano estaba suponiendo, en diciembre de 1961 el gobierno británico crea el Comité Halsbury para explorar maneras de acometer su propia decimalización. Este comité entrega su informe final en 1963, recomendando hacerlo.
Y la decisión final fue tomada sorprendentemente rápido: unos 20 segundos. James Callaghan, el entonces Chancellor of the Exchequer equivalente a nuestro Ministro de Economía, entró en el despacho del Primer Ministro Harold Wilson. Callaghan explica brevemente la situación, a lo que Wilson responde «Well, why not?» (¿Pues por qué no?)
El 1 de marzo de 1966 fue el día elegido por James Callaghan para anunciar al mundo que Gran Bretaña se decimalizaba. Aquí el video:
Ya había habido intentos previos en el siglo XIX, más o menos serios, de acometer la decimalización, pero esta vez parecía la definitiva, ya que en base a ese informe, el Gobierno crea un organismo llamado Decimal Currency Board («Junta para la Moneda Decimal»), encargado de organizar la transición.
La preparación del D-Day
La fecha de la decimalización quedaría fijada unos meses después, ya en 1967: sería el 15 de febrero de 1971, que se conocería para la posteridad como Decimal Day o D-Day. Tenían alrededor de 4 años para preparar al país.
La Decimal Currency Act de 1969 lo proclamaría de manera legal, pero a la vez había que trabajar en otros tres grandes ejes de preparación: la economía, las monedas, y la población.
La economía
Desde un principio quedó claro que por tradición y por el papel de la libra esterlina como divisa de reserva en los mercados internacionales, la libra como unidad no podía ser tocada, ni en valor ni en apariencia. Y de hecho, los billetes de 1 libra fueron los mismos pre- y post-decimalización. Así que habría que trabajar en sus subdivisiones.
Hubo dos grandes propuestas para transformar el Lsd a un sistema decimal. Uno estaba en base 10 con el chelín como elemento central: una libra serían 10 chelines. El otro, con el penique como núcleo, estaba en base 100: una libra serían 100 peniques.
Se consultó con bancos y otros grandes intereses financieros y se llevaron a cabo grupos focales en los que gente común dió su opinión. Parecía que la opción del chelín era más práctica y fácil de manejar. Sin embargo, la tradición y el simbolismo del penique hizo a la balanza decantarse por éste.
Así que la nueva libra se dividió en 100 peniques, cada nuevo penique equivalente a 2,4 viejos peniques. También se decidió que la denominación de las monedas serían de medio penique y de 1, 2, 5, 10 y 50 peniques. Y su símbolo sería la p de pence, término inglés para «peniques». En total, se acuñaron 3.400 millones de monedas.
Y claro, hubo que adaptar todo tipo de aparatos y sistemas al nuevo dinero. Máquinas expendedoras, las máquinas de tickets de los trenes, la mentalidad de la gente… todo. Para darte una idea, hubo que cambiar 340.000 máquinas registradoras en todo el país. Y precisamente por eso se eligió febrero, ya que es el mes mas tranquilo para los bancos, que pudieron cerrar desde el día 11 hasta el día 14 de ese mes de 1971 para hacer parte final de la transición.
En total, el coste de la transición de Lsd a decimal fue de 128 millones de libras para la industria y 28 millones para el gobierno. Ajustado teniendo en cuenta la inflación, eso son 1.850.240.000 y 404.740.000 libras de 2021, respectivamente.
Las nuevas monedas
Nuevo sistema monetario, nuevas monedas. Fueron diseñadas por el legendario escultor y diseñador Christopher Ironside. Su hija Kate contó en en un hilo de Twitter como fue el proceso.
Cuando la decisión de la decimalizacion había sido tomada, pero antes de hacerse pública, la Royal Mint (fábrica de monedas británica) convocó en 1962 un concurso secreto al que invitó a los más pretigiosos diseñadores del país. Lo ganó Ironside.
Pero tras hacerse públicos los planes de decimalización en 1966, ese concurso fue anulado, y la Royal Mint convocó uno nuevo, esta vez abierto a todo el que quisiera presentarse. Tras la decepción, Ironside decidió que se presentaría otra vez, con ideas nuevas y mejores. Creó unos bocetos en su libreta, que luego transformaría en los diseños definitivos.
Y efectivamente, volvió a ganar el segundo concurso. Sus diseños para los reversos irían acompañados por el busto de Isabel II obra de Arnold Machin en el anverso, que ya había sido elegido en 1964 y que sería el segundo de los 5 que, hasta el momento, ha tenido la Reina.
Pero el trabajo no estaba finalizado. Tanto el gobierno como la Royal Mint pidieron una miriada de pequeñas modificaciones a los diseños, que consumieron los dos siguientes años de la vida de Ironside. Por ejemplo, le ordenaron modificar su diseño original de la figura de Britannia, personificación nacional del país que figuraba en sus monedas de 50 peniques, porque no parecía que estuviera en una posición natural. Así que Ironside le pidió a su mujer Jean que se sentara en una silla y la usó como modelo en la representación que finalmente sería escogida.
Los diseños se desvelaron al público en febrero de 1968, y recibieron buenas críticas por su limpieza y relativa sencillez. Duraron en circulación hasta 2008, cuando se sustituyeron por el conjunto del escudo de armas.
Tan grande fue el impacto de la decimalización en su familia que cuando su tercer y último hijo nació en 1968, Christopher y su mujer decidieron llamarle Christian Adrian Decimus.
Preparando a 55 millones de británicos
En 1971, el Reino Unido tenía una población de 55,5 millones de personas, todas ellas acostumbradas al Lsd. Para prepararles para el «new penny», el Decimal Currency Board decidió dos cosas.
La primera es que el cambio tenía que ser gradual, con monedas de ambos sistemas conviviendo durante un tiempo. Así que las primeras monedas decimales, las de 5 y 10 peniques, fueron emitidas a partir de 1968. Tenían el mismo tamaño, color y valor que las de un chelín y un florín del dinero viejo. En 1969 entró en circulación la de 50 peniques, sustituyendo al billete de 10 chelines.
De la misma manera, la moneda de seis peniques estuvo en circulación hasta 1980 y el florín, con valor de 10 peniques, hasta 1993, 22 años después del Día D.
La segunda decisión del Decimal Currency Board fue que habría que hacer una campaña publicitaria tan efectiva e insistente como fuera humanamente posible. Comenzó en 1968, con el envío a todos y cada uno de los hogares británicos de un panfleto explicando el sistema decimal.
Además, se produjeron innumerables carteles, como éstos, por ejemplo:
Y esos carteles iban acompañados de anuncios en televisión, como este producido por el mismísimo Decimal Currency Board:
El Gobierno británico incluso decidió que una canción pegadiza era apropiada para la educación de la ciudadanía en la nueva moneda, con frases como «una moneda que el foráneo no entendía» o «lo hicieron fácil para todo ciudadano, lo único que hay que hacer es contar hasta diez». Fue obra del cómico y cantante Max Bygraves:
El Gobierno hasta produjo un minidrama de servicio público titulado Granny Gets the Point («La abuela lo entiende»):
El Día Decimal
En los días previos al 15 de febrero, Gran Bretaña estaba sumida en una vorágine de preparaciones y transformaciones monetarias como nunca antes se había vivido.
Los bancos cerraron desde día 11 al día 14 para finalizar esa transición, que el Royal Bank of Scotland calificó como «la operación bancaria más grande jamás llevada a cabo en la historia de la banca británica». El mismo día 14, British Rail, la RENFE británica, adoptó completamente el sistema decimal.
Cuando llegó el día 15, los ciudadanos tenían sus tablas de conversión e incluso aparatos que las hacían automáticamente. Estaban informados y preparados, y los que no, pues no les quedaba otra que aprender sobre la marcha.
Y todo funcionó sin ningún tipo de problema. En serio, no falló nada.
Lo más grave que se reportó fue la subida de precios provocada por el redondeo. En Newcastle, algunos conductores se negaron a pagar los 5 peniques que valía aparcar en zona azul, ya que antes de la decimalización costaba 3 viejos peniques, el equivalente a 2,5 nuevos peniques. Y ciertos tenderos redondearon hacia arriba y se negaron a aceptar las monedas de medio penique.
Y ya.
La gente siguió con su vida, y los más mayores incorporaron a su vocabulario la pregunta «How much is that in old money?» («¿Cuánto es en dinero viejo?»).
Afortdunadamente para el Gobierno de Harold Wilson, no se materializó ninguno de los miedos que surgieron en los meses previos: los precios no subieron, no fue más dificil calcular costes, la Reina no murió después de haber fabricado las monedas pero antes de ponerlas en circulación, y la fábrica de moneda de la Royal Mint en Llantrisant (Gales) no fue destruída por terroristas galeses (!) en medio del proceso de acuñación.
Quizá, leyendo esta historia, os haya recordado a algo que nosotros tambien vivimos en Europa: el cambio al euro. Y es que el D-Day fue tan tan tan bien, que cuando tuvimos que dejar las monedas nacionales al adoptar la moneda único, el proceso de transición fue diseñado inspirado en gran parte por el proceso de decimalización británico.
Incluido/a no lleva tilde.
Pues tienes toda la razón. Una cosa más que aprendo. Corregido queda.
No me extraña lo ariscos que siempre fueron en adoptar el Euro 😛
Son muy especialitos sin duda jeje
Enhorabuena por el artículo, el mejor en español sobre el tema y también más informativo que muchos en inglés. Solo apuntar que el último país en abandonar el viejo sistema £sd fue Nigeria, en 1973.
Me alegro que lo hayas disfrutado! Efectivamente, Nigeria fue el último. Técnicamente quedan un par de países sin decimalizar, pero en la práctica sí lo están.
Muy buen articulo, completo y didactico, da gusto leerlo.
Saludos
Me alegra mucho que lo hayas disfrutado, Gonzalo!
Siempre me han fascinado las monedas británicas, sin duda que la decimalizacion es una forma más práctica de manejar el dinero, pero a mi parecer su antiguo sistema es muy bonito, romántico diría yo. Saludos desde México
Estoy de acuerdo. Afortunadamente, siempre nos quedan los estudios numismáticos para revivirla de nuevo!