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Hace un par de días recibí un interesantísimo mensaje de un lector que recientemente se ha llevado una pequeña bofetada numismática, de la cual se pueden aprender unas cuantas lecciones sobre gangas, falsificaciones, e interacción con comerciantes.
Este es el mensaje que me mandó el lector, que reproduzco con su permiso y a quien, como siempre, mantendré anónimo.
El caso es que dicho lo anterior, hace unos meses en un mercadillo dominical de numismática de mi ciudad, revisando una de las clásicas cajas de monedas del mundo (era una donde cada moneda valía 2€), encontré un moneda de 1 peso chileno de 1862. Por motivos sentimentales se me antojó comprarla sin saber nada de la misma. Por ese precio me podía permitir el riesgo que supone la ignorancia.
Cuando llegué a casa busqué información sobre la moneda y vi que no solo era escasa sino que además era de plata. Eso por supuesto me hizo sospechar mucho porque solo en plata valdría 14/15 euros. Hice las comprobaciones de peso y diámetro y coincidía. Probé con un imán y no imantaba. Aunque racionalmente aún sospechaba que era falsa supongo que algo dentro de mí quería pensar que había encontrado una ganga. Ilusión de principiantes supongo.
Como de ilusión no se vive y quería saber lo que en realidad tenía, contacté con una numismática chilena que me pidió fotos de la moneda. Se las mandé y al poco tiempo me respondió de manera escueta y de mala gana que era lo que tenía que ser: una falsificación. No me quiso dar más explicaciones sobre porque detalles a simple vista en un foto se ve de manera clara que es una moneda falsa. Entiendo que no es su obligación enseñarme nada y además quizás sintió que lo estaba haciendo perder el tiempo.
Ahora he visto que la misma moneda las venden en Aliexpress por 1,5 dólares como reproducción.
Mi pregunta principal es:
¿Es lícito vender aunque sea en una caja de monedas mezcladas de un mercadillo una falsificación, aunque sea al precio que vale la falsificación, sin especificar lo que es en realidad? ¿Es algo esperable? ¿Debo pasar de largo las próximas veces de ese puesto del mercadillo? Yo entiendo que sí, pero me interesa tu opinión.
Las falsificaciones en las cajas de monedas
No sé de qué comerciante en concreto nos habla nuestro querido lector, pero sí puedo decir que una mayoría de comerciantes que tienen cajas de monedas del mundo baratas no las suelen revisar, o si lo hacen, es muy, muy por encima.
La razón de ello es una simple fórmula coste-beneficio. Como en cualquier otro negocio, un comerciante numismático tiene que maximizar el beneficio que saca por hora trabajada.
Pongamos que catalogar una moneda normal, y comprobar que no es una falsificación, te lleva 5 minutos. Eso quiere decir que, en una hora, puedes procesar 12 monedas. Y pongamos también que tu margen de beneficio es del 20% (es un ejemplo, cada comerciante tendrá su margen).
Si inviertes ese tiempo en una moneda que vas a vender a 2 euros, un margen de beneficio del 20% significará que ganarás 40 céntimos en esa pieza. Con este cálculo, si miras 12 monedas en una hora, tu beneficio por hora de trabajo será de 4,80 euros.
Y un beneficio de 4,80 euros por hora es totalmente inviable en cualquier negocio. Si echas cálculos, verás que incluso está bastante por debajo del salario mínimo en España.
Por tanto, lo normal es que un comerciante concentre su limitado tiempo en monedas de mayor valor e invierta entre cero y nada de tiempo en estas cajas de monedas. Tendrá que centrarse en piezas que le reporten un rendimiento más grande, que le acerquen al objetivo de beneficio por hora que su plan de negocio haya impuesto como el mínimo para que su tienda sea económicamente viable.
Es más, con estos cálculos en la mano, encontrarás hasta normal que haya falsificaciones en esas cajas de monedas baratas. Por tanto, yo no me preocuparía por ello, y mucho menos cruzaría de mi lista al comerciante si te ha vendido una de esa caja y resulta ser falsa (la cosa cambia si es una moneda de mayor enjundia, claro, pero eso es un tema para otro día).
¿Por qué las ponen?
Al leer esto, quizá te estes preguntando que, si la ganancia con esas cajas de monedas del mundo baratas es tan exigua, por qué se molestan los comerciantes en tan siquera tener una en su puesto o tienda.
Cada comerciante tendrá su particular respuesta a esa pregunta, pero yo (que no soy comerciante, solo soy un tío con un blog) pienso que sí hay dos grandes beneficios intangibles a poner una caja de estas en tu puesto.
El primero es acostumbrar al que está empezando a coleccionar a comprarte a ti.
Es raro que alguien que lleva unos meses coleccionando se gaste cientos de euros en una moneda. Sin embargo, esa persona sí que tiene el potencial de hacerlo en un futuro, cuando su colección vaya evolucionando. Si esa persona te ha comprado monedas de 20 céntimos o de 2 euros y ha quedado contenta con la pieza y con el trato que le has dado, es bastante posible que seas una de las primeras opciones si algún día quiere comprar una moneda de 200 o de 2000 euros.
El segundo es ser un punto de creación de nuevos coleccionistas.
Pasa muchas veces que alguien que no colecciona monedas se encuentra con un mercadillo dominical y se pone a echar un ojo por curiosidad, o por pasar el rato. Y quién sabe, igual no compra nada. O igual, por la razón que sea le hace gracia una pieza de la caja de monedas a 20 céntimos. O igual va con su hijo, y al niño le gusta. Así que decide comprarla, que al final son 20 céntimos de nada.
Quizá la moneda quede guardada en un cajón hasta vete tú a saber cuándo. Pero también puede que esa moneda de 20 céntimos sea el germen de una nueva colección y de un nuevo coleccionista. Y su primer recuerdo numismático va a ser comprarte a ti esa moneda. Eso, desde el punto de vista del márketing, es potentísimo. Yo recuerdo perfectamente donde compré mi primera moneda, y aún hoy en día visito más o menos regularmente su página web.
Pero volvamos al correo del lector.
Las otras tres lecciones del lector
Igual o más de interesante que la pregunta que nos hace el lector, es el contexto que nos da. De ahí podemos extraer otras tres lecciones:
Lección 1: En numismática, las gangas raramente existen
Nuestro lector comenta que se ilusionó al ver que la moneda que había comprado por 2 euros podía valer mucho más.
Lo normal es que, si una moneda está demasiado barata, a esa moneda le pase algo raro. De hecho, es uno de los síntomas clásicos que denotan que podemos estar ante una moneda falsa.
Puede ser que el comerciante se haya equivocado al catalogar una moneda y le haya puesto un precio mucho más barato que el que marca el mercado. No es la primera vez que pasa, pero es algo rarísimo que pase.
Pero lo que no podemos hacer es asumir que nosotros, coleccionistas con un tiempo muy limitado para aprender e investigar, podemos ser más listos que alguien que se dedica profesionalmente a la numismática. ¿Puede pasar de chiripa alguna vez? Claro. ¿Es algo habitual? Para nada.
Es cierto que nuestro querido lector no compró la moneda por ser un chollo, sino por motivos sentimentales, pero aún así, debería sentirse afortunado: esta lección, que casi todos nos llevamos en algún momento cuando somos pipiolos numismáticos, solo le costó 2 euros. En su momento, a mí me costó 10. Y conozco gente a la que le costó bastante, bastante más.
Lección 2: Elige el momento y la pregunta
Una de las cosas que me ha gustado del correo del lector es que muestra un nivel de reflexión y autocrítica que raramente encuentro en quien me escribe.
El lector comenta que le escribió a una numismática chilena para preguntar si la moneda era verdadera. La numismática le contestó que no (de mala gana, según el lector), pero no dio más detalles. Y en vez de cabrearse con la numismática por no responder absolutamente todas sus preguntas por nada a cambio, el lector se da cuenta de que «no es su obligación enseñarme nada y además quizás sintió que lo estaba haciendo perder el tiempo».
Bravo.
A veces nos olvidamos de que las numismáticas también son negocios. A no ser que estén muy ocupados o atendiendo a otro cliente, los comerciantes no suelen tener problemas en responder a dudas o preguntas sobre las monedas que tengan en venta.
Pero ir a preguntar si esto o aquello es falso, cuando no tienes intención de comprar nada allí, es básicamente aprovecharse por la cara de los conocimientos de un profesional cuyo negocio depende, precisamente, de esos conocimientos. Es el equivalente de llamar a un electricista y soltarle… «Mi enchufe no funciona, ¿cómo lo arreglo sin pagarte a ti?» El electricista, lógicamente, te mandará a freir espárragos.
Otra cosa es cuando le has pagado unas monedas. En mi experiencia, si yo le he comprado alguna pieza y al finalizar la transacción se me ocurre una pregunta de una moneda cualquiera, aunque sea una que él o ella misma no tiene en venta, un comerciante generalmente no tendrá problema en responderla.
Lección 3: El desconocimiento se paga
En numismática hay una máxima que viene de tiempos inmemoriales: «Primero el libro, después la moneda».
Esa frase, tan manida como llena de razón, viene a decir que, para evitar meterte en jardines raros con monedas, es mejor adquirir los conocimientos suficientes para saber lo que estamos comprando.
Nuestro lector, a pesar de hacer una compra impulsiva de manual, parece tener esto en cuenta, y nos dice que «por ese precio me podía permitir el riesgo que supone la ignorancia.» Bien por él.
Y es que, a la hora de la verdad, el poder estar seguros de que la moneda que tenemos es verdadera tiene un precio, que tenemos que pagar de una u otra manera. Y hay tres vías de pago:
- Pagar con dinero a expertos que saben más que nosotros y que nos puedan garantizar la autenticidad de una moneda.
- Pagar con dinero una moneda sin saber nada de ella, arriesgándonos a tirarlo a la basura si resulta ser falsa.
- Pagar con tiempo, usándolo para adquirir los conocimientos suficientes para distinguir una falsa de una buena, y, de paso, disfrutar del estudio por el camino.
Al final, la numismática, igual que la vida misma, es un tira y afoja entre tiempo y dinero. Tú decides cómo equilibrarlos. Yo, desde luego, lo tengo clarísimo.
Muchisimas Gracias Sr. Lopez por compartir este y otros de sus fabulosos e interesantes articulos y recomendaciones
Muchísimas gracias a ti por leerme 🙂
¿No es delito vender monedas, billetes o sellos falsos?
Pues no soy abogado, pero te diría que depende de la intención. Si buscas estafar me imagino que sí, pero también tenemos muchos ejemplos de monedas falsas vendidas en subasta e indicadas como tal sin que sea delito.
Vender moneda de curso legal falsa seguramente sea delito. Vender moneda falsa obsoleta de hace 150 años y de la otra parte del mundo… lo dudo.
Pues no sabría que decirte, la verdad. Habría que consultar con un abogado, a ver.
Yo en una ocasión, en el rastro de Madrid, encontré uno de esos chollos en una cesta de tres monedas 1€ encontré una moneda de plata auténtica. Pero claro esto solo pasa una vez en ka vida y es una excepción.
Bastante suerte tuviste! Pero como bien dices, es una excepción 🙂
Suponiendo que la moneda hubiera sido auténtica de plata original buenísima con el cóndor y el escudito y todo súper chileno, ¿sería ético alertar al comerciante de su error o es aceptable en el mundo de la numismática llevar la moneda al precio publicado y ya?
Buena pregunta. Me cuesta responderla en un comentario, daría para un artículo entero (que escribiré algún día), pero supongo que depende de cada uno. Yo, peronalmente, si la diferencia es bastante grande, sí lo diría. Otra gente te dirá que comprar las cosas al precio que marca la etiqueta es lo más lícito del mundo, y tendrán razón también.
Lo que es el subconciente….contestarle peronalmente a un argentino🤣
Por lo demas siempre primero el libro que la moneda y mas que una bofetada por dos euros fue una caricia…
Saludos y exitos para esta nueva etapa
Muchas gracias, Gustavo!
Julio, he abierto un hilo en el foro de ColeMone a ver qué respuestas da la gente a tu pregunta.
Interesante entrada. La compartiré en la lista de correo del Blog Numismático 🙂
Gracias!!
Muchas gracias por compartir, Adolfo!
Interesantes las reflexiones, pero que un profesional no anuncie al menos “reproducción” aunque estén en el montón de monedas al peso no me parece bien.
¿Qué comerciante clasifica una moneda de módulo “duro de plata” en el montón de “chatarra”? ¿Sabía que era falsa y sólo se la quería quitar de encima?
Ahí está el quid de la cuestión, Josera. El comerciante seguramente no ha clasificado nada, muy probablemente ni siquiera se las ha mirado. Lo más normal es que compre una cantidad X de monedas al peso, y tal y como llegan, van directas a la caja.
Por eso es habitual en esas cajas ver cosas que no son ni monedas, como fichas de teléfono o de lavados de coche, y hasta tokens de estos que metes en el carro de la compra para sacarlos de la hilera del supermercado.
Nos puede parecer bien o mal que lo hagan así, cada uno tendrá su opinión, pero yo diría que es una práctica más que habitual por las razones que cuento en el artículo.
¿Le compraríais a ese comerciante una moneda de importe considerable para la colección?
Ya te digo que a mí personalmente, encontrar una moneda falsa en un lote que no se ha revisado, no me preocupa. La cosa cambiaría si en las que sí revisa hay falsas, claro.
Yo du que se La compraria porque en las que el comerciante gasta su tiempo no debería buscar engañarte (aunque de todo hay en la Casa del señor) por eso es tan importante estudiar y saber
Efectivamente, Oscar, si encuentro falsas en las que tienen en bandejas o albumes es cuando ya sí me preocuparía.
La verdad que tenemos una problema grande de monedas falsificadas chinas que podemos comprar en Aliexpress.
Hace años, cuando visite una tienda numismatica en Moscú vi una vitrina de «rublos de los reyes rusos de Aliexpress» con una carta «NO COMPRAMOS ESTA CHATARRA» En caso de Rusia también he leído muchas historias sobre monton casos de estafas con estas monedas falsas.