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Ya sabes que de vez en cuando me gusta escribir un artículo sobre alguna serie de monedas o billetes que pienso que necesitan tener mucho más reconocimiento del que realmente tienen en el mundillo. Con ese espíritu, hoy le echamos un ojo a la bellísima serie de monedas de Albania de 1926.
Abajo te las enseño. Pero, para entender realmente de donde sale semejante belleza de serie, tenemos que sumergirnos en la historia de entreguerras de Albania.
Así que vamos a ello.
La Primera Guerra Mundial en Albania fue brutal
El inicio de la existencia de la Albania moderna como país es relativamente reciente. Después de más de 500 años de dominación otomana, el Tratado de Londres de 1913, que pone fin a la Primera Guerra de los Balcanes, reconoce su independencia.
En ese Tratado, las Grandes Potencias impusieron una monarquía a Albania, que a partir de ahora sería un principado. El nuevo monarca sería un principe alemán, Guillermo de Wied, que tomó el nombre de Vilhelm I. Y ese nombre sería lo único de albanés que tuvo ese señor. Ni conocía el país, ni el idioma, ni las costumbres, ni la situación política, ni nada.
Y además, las Grandes Potencias establecen una Comisión Internacional de Control con representantes de cada una ellas, que ejercerían una vigilancia estrecha sobre el nuevo país.
Pero ya desde 1912 había habido no ya uno, sino dos gobiernos diferentes compitiendo por el poder en el país. Uno era el Gobierno Provisional de Albania, con capital en Vlore y con Ismail Qemali al mando, que hoy es considerado como el padre del estado albanés. El otro era el de la República de Albania Central, con capital en Durres, encabezado por Essad Pasha y de corte tradicional musulmán.
Pues bien, el Principe Guillermo llega a Albania el 7 de marzo de 1914. Y lo primero que hace Pasha es montarle una rebelión de campesinos musulmanes.
Sería sofocada por soldados holandeses, italianos y austriacos mandados por la Comisión de Control Internacional. Pero este no fue más que el primer ejemplo de una serie de rebeliones casi simultáneas en el norte y el sur del país a lo largo de líneas étnicas y religiosos, mientras los países vecinos inteferían en los asuntos internos albaneses a la mínima que pudiesen, y la propia Comisión toreaba al Príncipe constantemente.
Y el 28 de julio estalla la Primera Guerra Mundial.
Más rápido que Amadeo I, más ocupado que los baños de un festival de música
Guillermo intenta mantener al país en un estado de neutralidad, pero no lo consigue. El 3 de septiembre coge sus cosas y se marcha al exilio. Fue monarca menos de 9 meses.
Y a partir de ahí, la situación se vuelve anárquica, y Albania se convierte en campo de batalla. Casi inmediatamente, los países vecinos meten sus tropas en territorio albanés. Primero Serbia ocupa el centro y el norte, Grecia el Sur, e Italia la ciudad de Vlore (que le había sido prometida si entraban en la guerra del lado de Reino Unido, Francia y Rusia).
En 1915, tropas austrohúngaras y búlgaras desalojan a los tres ocupantes, y establecen lo que ellos llamaron una «ocupación amistosa». Dejan en el poder a la administración local existente y empiezan a promover el uso del lenguaje albanés para atajar la creciente influencia italiana en el área.
En 1916, Francia e Italia ocupan el sur de Albania. Y la situación se mantiene así hasta el final de la guerra, cuando el Frente de Salónica se rompe por fin y los austriacos se retiran del país.
En definitiva, 6 países diferentes ocuparon Albania en 4 años.
Peligro de Desaparición
La gran preocupación albanesa en los últimos momentos de la guerra era la posibilidad de que el país fuera partido y repartido entre sus vecinos. Las injerencias griega, italiana y yugoslava seguían siendo enormes.
Y ese miedo se vio exacerbado aún más cuando en la Conferencia de Paz de París, que iba a poner fin definitivamente a la Gran Guerra, los delegados albaneses fueron rechazados. De repente se vieron desesperados, así que ofrecieron poner a un príncipe italiano en el trono de Albania y entrar firmemente en la esfera de influencia italiana.
Pero no fue suficiente. Oficialmente, el tratado iba a reconocer las esferas de influencia de los tres vecinos.
Y hoy Albania no existiría si no fuera por la insistencia personal de Woodrow Wilson, Presidente de los Estados Unidos, que bloqueó el Tratado de Paz hasta que no se reconociera la independencia albanesa.
Pero bueno, aunque oficialmente Albania seguiría siendo un Principado gobernado por un Consejo de Regencia, en la práctica no había un mando unificado. Entre julio y diciembre de 1921, pasaron por el gobierno hasta 5 primeros ministros.
Y todo esto, tras haber pasado una guerra para echar a las tropas italianas de Vlore, y con parte del norte del país declarandose independiente durante unos meses, con el nombre de República de Mirdita.
En el último de esos cinco gobiernos había una estrella en ascendencia, un tipo que con solo 24 años ya había sido nombrado ministro del interior: Ahmet Muhtar Zogolli. La historia lo acabaría conociendo como Zog de Albania, pero me estoy adelantando a los acontecimientos.
Guerra Civil
Zog muy pronto se reveló como un déspota. De hecho, la caída del gobierno en el que ejerció de ministro fue culpa suya. Cuando ordenó ejercer una violencia desproporcionada contra los campesinos del centro del país para desarmarlos, algunos ministros, con Fan Noli a la cabeza, dimitieron del gobierno.
Su redención a ojos de las élites albanesas llegó cuando defendió Tirana de una rebelión de esos mismos campesinos a los que intentó desarmar y surgida directamente de esa violencia desproporcionada. En 1922, le fue ofrecido el puesto de Primer Ministro.
Pero Noli y Zog ya se había convertido en enemigos irreconciliables, y pronto se enzarzaron en una guerra civil. Noli fue apoyado por Italia, y Zog por Yugoslavia, a la que prometió territorios e influencia si le daban soldados.
Ganó Zog.
Y en 1925, proclamó Albania como una república, y aunque oficialmente era el Presidente, en la realidad era un dictador sanguinario que no dudó en reprimir a cualquier atisbo de oposición que surgiera.
Pero de sus promesas a Yugoslavia, nada de nada. Pronto se dio la vuelta y comenzó a acercarse a Benito Mussolini. Y Mussolini, sabiendo que a Zog no le quedaba otra que hacer lo que él quisiera, y si no, habría una invasión yugoslava de Albania, mete las zarpas en cada vez más y más áreas de la vida política, social y económica albanesa.
Incluyendo en el Banco Central de Albania, que se traslada forzosamente a Roma en 1926, quedando bajo el control total italiano.
La serie de monedas de Albania de 1926
Es precisamente ya bajo el control italiano del Banco Central cuando en 1926, la primera serie de monedas de la Albania moderna es emitida.
La serie está compuesta por 9 monedas, y todas ellas circularon.
La primera son los 5 Qindar Lek, o céntimos de lek, en bronce. Con una tirada de 516.000 monedas, hoy valen entre 100 y 150 euros en conservaciones altas.
Los 10 céntimos de lek, también en bronce, tuvieron una tirada de 511.000 monedas. Actualmente, yo pagaría entre 120 y 170 euros por una pieza sin circular.
Seguimos con el 1/4 de lek. Hechos de níquel, tuvieron una tirada de 506.000 monedas en 1926 y de 756.000 en 1927. Es muy fácil encontrarlas en calidades medias por unos 5 eurillos, y en calidades altas, por entre 40 y 60 euros.
Subimos un pasito en la escala y nos vamos al 1/2 lek de níquel. Con una tirada de 1.002.000 piezas, una en calidades medias vale entre 2 y 4 euros, un par de cafés. En calidades altas, entre 10 y 15 euros.
Llegamos a las unidades: la pieza de 1 lek de níquel. Esta es la más fácil de conseguir de la serie, se emitieron algo más de tres millones entre 1926 y 1932 (aunque las del 32 están fechadas en 1931). Al giaul que la anterior, una moneda en condiciones decentes se consigue por un par de euros. Una en calidad sin circular, por unos 10 euros.
En el siguiente escalón, el cono monetario pega un salto raro hasta los 2 Franga Ari, que son 10 leks. Están hechos de 10 gramos de plata .835 y se emitieron unos 160.000 entre 1926 y 1928. En calidades altas, se puede ir a un rango de entre 500 y 700 euros.
La segunda y última moneda de plata de la serie son los 5 Franga Ari, equivalentes a 25 leks, con sus 25 gramos de plata .900 y unos nada despreciables 37 milímetros de diámetro. Se emitieron 100.000 entre 1926 y 1927, y hoy, en calidades altas vale entre 1.000 y 1.200 euros. En calidades bajas, es raro verla por debajo de los 600 pavos.
Entramos en las joyas de la corona de la serie de Albania de 1926: las monedas de oro. La primera son los 20 Franga Ari, equivalentes a 100 leks. Está hecha de 6,56 gramos de oro .900, y hay unas cuantas variantes. La variante rara, que tiene unas fasces y de la que hay 100 piezas, vale unos 9.000 euros. La moneda tipo, que es la de la foto, tuvo una tirada de unas 10.000 monedas y vale en calidades altas entre 2.400 y 2.600 euros.
Y la última moneda de la serie son los 100 Franga Ari, equivalentes a 500 lek. Es una moneda enorme: 32,25 gramos de oro .900 en 35 milímetros. Tiene tres variantes según el número de estrellas debajo de la cabeza de Zog (ninguna, una o dos). Con una tirada de 6.614 piezas, el valor en calidades altas está entre los 3.000 y los 3.500 euros.
Todas ellas fueron acuñadas en Roma, menos la de 1 lek de 1930 y 1931, que fueron acuñadas en Viena y en Londres respectivamente, por motivos que veremos abajo. Y todas ellas fueron diseñadas por Giuseppe Romagnoli, el mismo que firmaría una de las series de monedas más bonitas del siglo XX, la Serie Imperio de 1936 de la Italia mussoliniana.
Dada la fama que tiene la Serie Imperio entre los coleccionistas de moneda del mundo, quizá por eso el diseño de las piezas albanesas te recordó a algo que ya habías visto antes.
¿Cómo acabo Zog?
Pues Zog se proclamó Rey de Albania en 1928. Consiguió estabilizar el país con sus formas dictatoriales, pero la influencia italiana siguió y siguió creciendo.
Tras la depresión de 1929, la economía albanesa implosionó, y tuvo que pedir un dinero a Italia que no pudo devolver. En respuesta, Italia exigió que Albania entrara en una unión aduanera con ellos, que la policía estuviera bajo control italiano, un monopolio en las exportaciones más importantes del país, y que se enseñara italiano en los colegios.
Zog dijo que nanay y echó a los italianos de la educación y del ejército, y recortó el presupuesto del país un 30% para no tener que pedir más dinero a Mussolini. También intentó arrimarse a Francia, Austria y Gran Bretaña, que básicamente le dieron largas (por eso las monedas de 1 lek de 1930 y 1931 fueron acuñadas en Viena y Londres).
Sin ningún tipo de apoyo extranjero, Zog tuvo que volver a la órbita italiana. Pero Mussolini no confiaba ya en él, y en 1939 invade Albania y se la anexiona.
El resto, es historia.
Por cierto, esta ha sido la tercera entrada de una serie improvisada de artículos sobre piezas bellísimas pero poco conocidas. Las anteriores han sido sobre la serie de billetes de Mongolia de 1924, y las monedas de Letonia de 1922.
Qué cosas se te ocurren: «más ocupado que los baños de un festival de música»
Genial
Un fuerte abrazo.- Juan Bautista Bajo Miguélez
Me alegro de que te haya gustado 🙂
Un abrazo!
La República de Mirdita llegó a emitir moneda y/o sellos propios?
Creo que llegaron a imprimir sellos, pero no les dio tiempo a emitirlos antes de que Mirdita fuera reintegrada en Albania. Moneda y billete, hasta donde yo sé, no.
Estimado Francisco
Una serie totalmente desconocida para mi, y ahora que la conozco no se puede negar que es muy bella y claranente influenciada por los diseños italianos.
Saludos
Gustavo
Sí que lo es. Algún día me gustaría escribir un artículo sobre cómo exactamente esos diseños italianos influencian a las albanesas, ahora que lo mencionas. Un saludo!