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Una moneda holandesa de 10 céntimos diseñada en 1950 tuvo gran culpa de la forma de una de las invenciones clave del siglo XX: el Compact Disc. Así dicho suena un poco peregrino, pero es una pequeña historia que, a mí, me parece supercuriosa, y que demuestra que las monedas sirven para más que para pagar cosas y que, a veces, en el diseño, las ideas pueden venir de cualquier lado.
Vamos a ello:
El agujero del CD
No vamos a entrar aquí en profundidad cómo se inventó el CD, ya que no es el ámbito de este blog. Pero baste decir que:
- Su desarrollo comenzó en los laboratorios de la casa holandesa de aparatos electrónicos Philips a mediados de la década de los años 70, basándose en ideas del ingeniero estadounidense James T. Russell y del neerlandés Kees Schouhamer Immink.
- Se presentó al mundo en marzo de 1979 en una conferencia dada por Joop Sonjou, Jefe de Desarrollo de Productos de Audio de Philips, en la ciudad holandesa de Eindhoven.
- Poco después de la conferencia de 1979, Philips se alió con Sony, que se encargó de diseñar y fabricar los primeros aparatos reproductores.
- En 1982 se puso a la venta el primer CD de audio.
- En 1987 ya estaba considerado como un estándar mundial de audio.
Una de las primeras cosas que hubo que diseñar en el proceso de desarrollo del Compact Disc fue el tamaño del agujero.
El agujero del CD es un componente esencial de su funcionamiento. Diseñado con precisión milimétrica, este agujero es conocido como el «centro» del disco. Su tamaño exacto, de 15 milímetros de diámetro, es crucial para el equilibrio y la estabilidad del CD mientras gira a altísimas velocidades.
Pero… ¿por qué 15 milímetros exactamente?
Dejemos que el mismísimo Joop Sinjou nos lo explique:
La decisión más rápida en la fase de desarrollo fue la del diámetro del agujero en el CD. Puse una moneda de diez centavos sobre la mesa y esa se convirtió en la medida.
Joop Sinjou
Y esto es algo muy fácil de comprobar. Si pones una moneda de estas en el agujero de un Compact Disc (o de DVD o un Blu-Ray, sus sucesores), verás que la moneda encaja perfectamente:
Y así es como una moneda holandesa diseñada en 1950 tuvo cierta culpa de la forma de los componentes de unas cuantas cosas que tienes en casa, desde la minicadena de cuando eras un adolescente hasta la PlayStation 5.
10 Céntimos 1950-1980 de los Países Bajos
La moneda de 10 céntimos es un clásico de todos los sistemas monetarios de los Países Bajos desde su decimalización. En neerlandés, tiene el sobrenombre popular de «dubbletje«, que vendría a significar en español «doblecito» («doble» + «-cito»). Viene de que era el doble de valor de un «stuiver«, una moneda de 5 céntimos, la más pequeña del sistema monetario decimal neerlandés.
En 1950 se introdujo un nuevo modelo de dubbletje, que estaría en circulación hasta el año 1980, el año en que abdicó la Reina Juliana. Está hecho de níquel, con un peso de 1,5 gramos y un diámetro de 15 milímetros.
Y se acuñaban decenas de millones de estas monedas anualmente. Para que te hagas una idea, el año que menos se acuñaron fue 1954, con 8,2 millones. Y el que más, 198, con 195,3 millones. Pero lo más normal es que un año cualquiera se fabricaran entre 40 y 60 millones.
Aunque se dejó de acuñar en 1980, esta moneda circuló hasta 2001, cuando fue desmonetizada como parte del proceso de introducción del euro. De hecho, hoy en día ya no es tan normal, pero, hasta ese año, si alguien iba a Holanda y te traía monedas como souvenir, era bastante probable hubiera una de estas en el mix.
Por estas razones, la moneda de 10 céntimos neerlandesa es una pieza facilísima de encontrar. Suelen aparecer muy habitualmente, incluso en calidades sin circular, en estos cubos de monedas a 20 céntimos que los comerciantes numismáticos tienen en sus tiendas.
Así que si quieres hacer el experimento en casa por curiosidad, o coleccionas CDs y quieres tener una demostración práctica de una de sus fases de desarrollo, conseguir una de estas monedas está chupado.