La Emperatriz Jingū es una figura legendaria en la historia japonesa, conocida por haber gobernado como regente después de la muerte de su esposo hasta que su hijo, Ōjin Tennō, asumió el trono de Japón. Se considera que su reinado convencionalmente tuvo lugar entre los años 201 y 269 d. C.
Muchos historiadores la consideran una figura mítica, y la información sobre su gobierno se basa en leyendas. Según estas historias, Jingū fue la esposa del decimocuarto emperador de Japón, Chūai Tennō, hasta la muerte de él en el año 200 d. C., cuando fue asesinado en una batalla contra rebeldes. Tras su muerte, la emperatriz Jingū lideró a sus tropas y vengó a su esposo al derrotar a los rebeldes en combate.
Posteriormente, dirigió un ejército en una expedición a la «tierra prometida» (a menudo interpretada como tierras en la península coreana), y regresó victoriosa a Japón después de tres años. A su regreso, asumió el Trono Crisantemo como la Emperatriz consorte Jingū.
Y además, aparece en una de las series de billetes más legendarias de Japón: los billetes Jingū. Así que, aprovechamos una mirada a esa serie para ver cómo y cuándo se introdujeron los billetes en Japón, y lo accidentado que fue el proceso.
La introducción de los billetes en Japón
La idea de crear billetes en Japón fue propuesta por el príncipe Itō Hirobumi, quien, tras estudiar el sistema financiero y la circulación de dinero en los Estados Unidos en 1870, presentó su iniciativa al gobierno japonés. En 1872, el gobierno aceptó su propuesta y promulgó la «Ley de Bancos Nacionales», que estableció un sistema descentralizado de bancos nacionales inspirado en el modelo estadounidense. En agosto de 1873, cada uno de estos bancos fue autorizado por el estado para emitir billetes respaldados por oro de sus reservas, hoy conocidos como «billetes nacionales«.
Los billetes nacionales pudieron ser intercambiados por monedas de oro durante aproximadamente tres años, hasta que el aumento en el precio del oro se volvió insostenible.
En agosto de 1876, se introdujo una enmienda a la Ley de Bancos Nacionales que convirtió los billetes en no convertibles. Ya no había restricciones en la cantidad de papel moneda emitido, y se permitió a los bancos privados intercambiar los billetes nacionales por billetes no convertibles emitidos por el gobierno en lugar de por oro. Las emisiones no convertibles acabarían reemplazando completamente a las convertibles entre 1877 y 1878.
En julio de 1877, el entonces primer ministro, Ōkuma Shigenobu, comprendió que mantener el patrón oro en Japón era impráctico, dado el bajo valor de la plata. Así, el 27 de mayo de 1878, se introdujo la moneda de plata de un yen en el comercio interno, encaminando a Japón hacia lo que de manera práctica era un patrón de plata. Sin embargo, esto no resolvió el problema principal, ya que la inflación causaban que los billetes de papel continuaran perdiendo valor frente a las monedas de plata.
Finalmente, en 1880, el primer ministro Matsukata Masayoshi suspendió la emisión de billetes nacionales. En marzo de 1896, se realizaron enmiendas a la Ley de Bancos Nacionales que preveían la disolución de estos bancos al vencimiento de sus estatutos, prohibiendo además la circulación de sus billetes después del 31 de diciembre de 1899. A pesar de la fecha límite, el proceso de redención fue gradual, y los billetes de los bancos nacionales no se retiraron completamente de la circulación hasta 1904.
Los billetes Jingū
Los primeros billetes nacionales fueron impresos con tecnología occidental, que presentaba ciertas deficiencias en calidad: con el tiempo, estos billetes perdían fácilmente su color debido al clima húmedo de Japón. La falsificación se convirtió en otro problema cuando los falsarios lograron replicar el elaborado diseño de los billetes.
Para resolver esto, el gobierno japonés lanzó una nueva serie conocida como «billetes modificados» y buscó tecnología mejorada de papel moneda en Occidente. Se llegó a un acuerdo con el grabador y artista italiano Edoardo Chiossone, quien diseñó nuevos billetes para el gobierno japonés. Los nuevos billetes de diez yenes, conocidos como «Emperatriz Jingū», tenían un tamaño de 93 x 165 mm y mostraban una representación artística de la Emperatriz Jingū realizada por Chiossone.
Este diseño fue notable, ya que incluía el primer retrato en un billete japonés y convirtió a la Emperatriz Jingū en la primera mujer representada en el dinero japonés. Dado que no existían imágenes reales de esta legendaria emperatriz, la representación de Jingū fue completamente ficticia; Chiossone utilizó a una empleada de la oficina de impresión estatal como modelo. Estos «billetes modificados» también incluían marcas de agua, que en ese momento eran un importante mecanismo de protección contra la falsificación.
Los billetes modificados de diez yenes fueron emitidos el 9 de septiembre de 1883 y estaban destinados a reemplazar los billetes antiguos.
También se emitieron billetes modificados de 1 y 5 yenes. Los de 1 yen fueron impresos en febrero de 1881 y estaban destinados a reemplazar los billetes antiguos. Los billetes modificados de 5 yenes, por su parte, se pusieron en circulación en julio de 1882.
Durante este periodo, la inflación alcanzó niveles récord debido a la gran cantidad de papel moneda no convertible en circulación. Para abordar esta situación, se tomaron medidas como la creación del Banco de Japón en 1882, con el fin de centralizar y regular la emisión de papel moneda. Todo el papel moneda en circulación debía ser sustituido por monedas de plata o por los nuevos billetes modificados emitidos por el Banco de Japón.
Y en enero de 1886 comenzó la retirada definitiva de los billetes modificados de 1 y 5 yenes por plata. Posteriormente, el 26 de marzo de 1897, el gobierno japonés adoptó definitivamente el patrón oro, lo que cambió el respaldo de los antiguos billetes nacionales (que aún convivían de manera alegal con los modificados) de plata a oro. Se fijó como fecha límite junio de 1898 para prohibir la circulación de los billetes emitidos por el gobierno hacia el final del siglo. Los billetes modificados de 1 y 5 yenes «Emperatriz Jingū» fueron terminados de retirar de la circulación según la fecha límite establecida del 31 de diciembre de 1899.
Hoy en día, los billetes de la Emperatriz Jingū siguen siendo muy demandados por los coleccionistas y alcanzan altos precios cada vez que aparecen en el mercado.